Las penumbras no serán eternas. En un luminoso día de justicia un presidente desequilibrado y su corte de vasallos brutales serán juzgados junto con sus instigadores empresariales. La historia no tiene plazos y es imprevisible, pero la destrucción que están realizando y los dolores inconmensurables que producen y disfrutan con sádica satisfacción, llegarán a su fin.