Como un desafío a realizar tanto durante la pandemia como en la postpandemia, Nora Merlin afirma que la lucha se dirime entre una tanatopolítica neoliberal y su incesante marcha a favor del capital consumando la desintegración de lo humano, o de una política de Eros, de lo común, que haga base en lo público y radicalice una democracia fundamentada en la igualdad y en la singularidad del sujeto.