La decisión de Cristina Fernández es de tal importancia que ella se relativiza por un lado y se fortalece por otro, dejando entreabierta una política de interpósita persona, que, si fuera solamente así, dejaría muchas dudas, y si no hubiera algún lazo de veracidad de por medio, tampoco sería verosímil. Pero no está escrito como ha de ser. Posibilitado ahora un triunfo electoral, es el candidato a Presidente el que tendrá que ver cómo reflexionar en torno a las fuerzas sociales y culturales que actúan en la historia argentina, donde reina la contingencia, el conflicto y las acciones de masas.