José Aricó

22 agosto, 2021

La revolución y la vida – Por Diego Tatián

Hace 150 años, en una pequeña ciudad del sur de Polonia llamada Zamość, nacía Rosa Luxemburgo. En un ensayo que le dedica como si se tratara de una amiga (comienza: “¡Rosa! Te conozco desde que era un niño…”), John Berger cita este fragmento de una carta que, poco antes de ser asesinada en Berlín, desde la prisión, Rosa le escribió a alguien que se quejaba demasiado: Ser un ser humano es lo más importante, por encima de todo lo demás, y eso significa ser firme y claro y alegre; sí, alegre, a pesar de todo y de nada, porque quejarse es asunto de los débiles. Ser un ser humano significa lanzar con alegría toda tu vida a la gigantesca balanza de la suerte, si ha de ser así, y al mismo tiempo regocijarse con la luz de cada día y la belleza de cada nube. Diego Tatian evoca en este texto una de las primeras traducciones al castellano de la revolucionaria polaca, impulsada desde Córdoba por José María Aricó.