Guillermo Caviasca sostiene en esta nota que lo que existe como Frente Opositor es una “resistencia” que no se propone un programa acabado que no sea resistir, ni se propone “tomar el poder”, sino frenar el avance enemigo. Y afirma que hay que construir un proyecto de “revolución nacional” que permita hacer de todos los argentinos productores y receptores de la riqueza nacional.
El migrante expuesto como un competidor para los trabajadores argentinos, o como un criminal, no sólo es patrimonio del macrismo. Radicales y PRO no están solos en ese sucio trabajo de agrietar el huevo de la serpiente.
El totalitarismo es consciente de que no es posible resistir con una sociedad deprimida, por ello es importante insistir en que toda transformación comienza desde el conjunto de las microcríticas sociales que van resquebrajando la base de la verticalización corporativa inherente a toda estructura de poder totalitaria.
Cambiemos interpela los temores más íntimos de la vecinocracia creando consensos que no son racionales sino emocionales, y que articulan la mano dura y el linchamiento vecinal a través de clises microfacistas disfrazados de libertad de expresión. La política convertida en un litigio morbo judicial.