El próximo 24 estará poblado de todo tipo de manifestaciones visibles, pero también deberá afrontar el desafío de procesar la incertidumbre de lo que ocurre cuando lo público sucede mayoritariamente a través de las redes virtuales. Diego Sztulwark sostiene que el ejercicio político de la memoria ha sido la constitución de una política de la verdad, tanto más verdadera y más política cuanto fue capaz de detectar las continuidades profundas entre aquel acto de guerra que fue el golpe cívico-militar de 1976 y los violentos golpes “de mercado” del presente.