Finaliza con este capítulo treinta el folletín sobre la Diva de Quitilipi, «La Carrió – Retrato de una Oportunista», que reaparece con una nueva entrada en escena como si fuera una de esas prima donna italianas - conflictiva, caprichosa, desesperada por llamar la atención – luego de varios mutis por el foro y de refugiarse en un raro mutismo en su chacra de Exaltación de la Cruz, para matricularse en el Colegio de Abogados en CABA y, de paso, anunciar una nueva pre candidatura a la presidencia de la Nación por adentro del espacio de Juntos por el Cambio; candidatura que, aunque no vaya más allá de un artificio testimonial, agrega su sibilina cuota de conflicto a la confusión general de la derecha vernácula.