La Tecl@ Eñe

8 agosto, 2020

El odio, la locura y la deuda – Por Roque Farrán

Roque Farrán sostiene que tenemos que volver a pensar el peronismo en su singularidad histórica, en su racionalidad geométrica afectiva, lejos de los prejuicios y supersticiones partidistas mientras debemos lidiar con la locura y el odio cotidianos, para lo cual conviene el ejercicio de cierta sabiduría práctica que nos permita, por ejemplo, contrarrestar la lógica troll a través de un uso ético-político de las redes sociales. Farrán afirma que el falso debate en torno a si está bien o no festejar la renegociación de la deuda, no puede estar sujeto a una suerte de tuiterización del pensamiento que prevalece en los intercambios.
6 agosto, 2020

De aplaudir o cacerolear – Por Oscar Steimberg

¿Qué diferencia el acto de aplaudir al de cacerolear? Oscar Steimberg lo aclara en esta nota. Con el aplauso se comunica la vigencia de algún tipo de producción de sentido que podría crecer o cambiar; con el cacerolazo se reitera un rechazo o, más genéricamente, una manifestación de indignación.
5 agosto, 2020

Acuerdo con bonistas, la propuesta argentina sobre la deuda externa y el futuro inmediato – Por Horacio Rovelli

Horacio Rovelli analiza en esta nota el acuerdo logrado por el Gobierno Nacional con los principales bonistas para el pago de la deuda externa, el cronograma de pagos y el futuro inmediato de nuestro país atravesado por una situación mundial de excepción: la pandemia del Covid-19. Rovelli sostiene que la Argentina solo puede crecer si crece el poder adquisitivo y el número de los trabajadores ocupados, y que el único modelo de desarrollo es el de crecimiento con distribución del ingreso y fortalecimiento del mercado interno.
3 agosto, 2020

Un acierto de Macri – Por Martín Kohan

Martín Kohan sostiene en este artículo que el viaje de Mauricio Macri a París afianza su liderazgo como cabeza visible de Juntos por el Cambio, y confirma un modo de hacer política; el más suyo, el de quien gobernó con el aire ausente de un bon vivant distendido que no parecía enterarse de nada, a la espera de que las cosas se fueran arreglando sin saber muy bien cómo, con su propia vida arreglada y las de los otros estropeadas.