Una de las mayores "virtudes" de Lilita es su capacidad de perder la memoria. Ella, cuando quiere, no se acuerda y listo. Eso es lo que queda en claro en este capítulo 26 de la biografía menos deseada: "LA CARRIÓ - Retrato de una Oportunista". Olvida, se enoja, patalea, rompe en llanto... cualquier salida es buena a la hora de no explicar. Porque la "Generala del Sistema Republicano" -como se intitula este opúsculo-, ha decidido no tener pasado. Acaso porque buena parte del mismo estaría ligado no sólo a la cúpula militar sino, también, a la pata civil del Proceso.