Un individualismo neoliberal y posmoderno confluyen en una misma visión de “libertad”, ajena a todo imperativo social, centrada en la autosatisfacción de los deseos y en la mercadotecnia del yo.
La vieja receta del neoliberalismo para los sectores populares es aguantar las necesidades, resignar derechos y tener confianza en el futuro prometido como esperanza.