La tanática performance del 27F en Plaza de Mayo tuvo la virtud de darle forma a una idea que necesita ser discutida y para ello sustraída al silencio que la sostiene a modo de premisa. La idea formulada por la performance, que se articuló con significaciones latentes en el colectivo social, impuso la noción de causalidad unívoca y directa entre sobrevida y vacunación; una ilusión, un error conceptual, una relación causa efecto que no existe de ninguna manera relevante. Se trata entonces, de aseverar que las vacunaciones en aluvión que tuvieron lugar no se pensaron a sí mismas como clandestinas ni inmorales, no obstante lo cual dieron oportunidad a la deriva expiatoria del sufrimiento colectivo. Las derechas no dejaron pasar la oportunidad.