En el libro "Ese Infierno" editado en 2001, una sobreviviente de la ESMA, Adriana Marcus deslizó que Alfredo Astiz –al que nombra por uno de sus apodos, “Rubio”-, le alcanzó un ejemplar de "El Eternauta". A partir de este dato, Boccanera se comunicó con Marcus en 2006 y nuevamente en estos días cuando la serie de la historieta cobra repercusión internacional, para referirse a esa escena insólita dentro del que fuera el mayor campo de concentración del país.