El intento mileísta de destruir la universidad pública es tanto un tema presupuestario como un capítulo crucial de la batalla cultural en la cual la universidad pública además de ser de las instituciones que mejor funcionan ofrece la posibilidad de movilidad social ascendente, núcleo potente de identidad colectiva de nuestro país.
La tendencia a la simplificación y a la comparación entre Milei, Trump, Bolsonaro, Marine Le Pen o Georgia Meloni, integrantes todos de una supuesta internacional política, no parece muy adecuada para la profundidad analítica.