La “Ley” ha mutado su llamado a la interpretación por un uso específico tomado de las comedias de la industria cultural de masas, donde el tiempo televisivo al promover la pérdida de todo peso existencial, permite desdecirse, juzga con un menú a la carta y forjar declaraciones fraguadas, que pasan a ser ciertas a pesar de que quien las fraguó confiese haberlo hecho. En este marco conceptual es que Horacio González sostiene que el último discurso de Cristina Kirchner, sin dejar de mencionar el anterior del presidente Alberto Fernández, pertenece a un género que todavía nos hace pensar que es posible desligar el juego institucional, que hay que renovar, de las cárceles conceptuales mediáticas, de simulacro y aturdimiento. Lo que se llamó controles cruzados es apenas un comienzo, aunque quizá tardío.