Las experiencias extremadamente sórdidas a las que a veces son arrastrados los pueblos no dejan explicarse solo como un engaño colectivo; será necesario indagar también lo que movilizan en la intimidad de las personas y lo que -por un momento- satisfacen. La persistencia de una atávica dimensión sacrificial en las sociedades contemporáneas quizá sea una de las claves para comprender el momento presente.