En la 75° Asamblea General de Naciones Unidas llevada a cabo hace cuatro semanas, quedaron reflejados los dos rumbos por los que transita la humanidad por estos tiempos. El de los puros mercaderes, el de la imposición, el “choque de civilizaciones” y la competencia entre laboratorios. Y, por otro lado, el de la necesidad de renovar instituciones perimidas, la cooperación, la organización de la convivencia entre la sociedad y el Estado y la vacuna como bien social universal. La intervención de nuestro presidente se inscribe en esta última dirección. También la del Papa Francisco, que no actúa sólo como líder espiritual de su comunidad religiosa, y que ha pasado a ocupar un rol central en la política internacional.