Diego Sztulwark asistió al último recital de Silvio Rodríguez en Buenos Aires y escribió estos apuntes sobre el gran trovador cubano, siempre lejos de la perfección y cerca de lo necesario, como las revoluciones. Si el trovador puede seguir maravillando con sus canciones de siempre, escribe Sztulwark, es por su saber sobre la esperanza (el mundo aún no está maduro para ella) y sobre la necedad (un rechazo a las promesas de felicidad que se nos ofrecen). La esperanza y la necedad así entendidas, colocan a Silvio en un lugar distinto, a salvo del oportunismo, de la desilusión y de la decadencia.