La bala que no salió y el fallo que sí activaron el núcleo del poder mafio-fascista que, más allá de otras características contingentes, es el supremacismo, la creencia de que un grupo de personas es superior a otras.
El fallo que condena y proscribe a CFK es el final -provisorio- de una secuencia viciosa comenzada en 2016 bajo el gobierno de Mauricio Macri, primer mandatario del mundo con fuertes sospechas de pertenecer de manera orgánica a una organización mafiosa internacional.