Osvaldo Fernández Santos afirma en esta nota que la producción masiva de sujetos odiadores, desarraigados hasta de la existencia de los hechos, enajenados de la clase, degradados amorosa e intersubjetivamente, alienados en la ilusoria identificación con la riqueza ajena, constituyen una degradación creciente de la humanidad con un potencial de daño de dimensiones imprevisibles.