En este ensayo Ricardo Forster sostiene que pocas épocas estuvieron tan secas de los ideales utópicos como la que estamos viviendo. La desintegración de la gramática de la utopía, afirma Forster, se corresponde con el borramiento del futuro, o, tal vez, son las derechas extremas, aquellas que siguen bebiendo de las fuentes de los fascismos clásicos, las que se han reservado el flujo utópico al plantearles a los hombres y mujeres de este tiempo de reinado absoluto del capital.