El rechazo a la cadena nacional, a los gestos de Cristina, le sirvió a Mauricio Macri para ganar ajustadamente una elección. En el gobierno construyó el discurso de la pesada herencia y la corrupción generalizada que sólo le servirá para mantenerse en el poder si los votantes están mejor o creen poder estarlo. No parece ser la realidad de hoy.