Estos tiempos de Coronavirus y aislamiento nos empujan, sostiene Carlos Zeta en este artículo, a recurrir a una epidemia -la soledad- para vencer a una pandemia: el virus como amenaza insoportable hacia una soledad globalizada. Tal vez por eso, afirma Zeta, buscamos la épica de este combate en las redes silenciosas e invisibles que salvan la vida comunitaria en los barrios, en las villas, en las ignominiosas y aberrantes soledades del mundo, que empujó a una parte de lo humano a que no puedan entrar en ninguna de las contabilidades del sistema.