Los movimientos populares no matan, hace casi medio siglo que no practican la lucha armada, pero los sectores organizados políticamente desde el poder, en cambio, no han dejado de asesinar. Bajo esa perspectiva histórica es que se produjo la exhibición de bolsas negras simulando cadáveres, con respectivos carteles en la que se identificaban personas vivas, depositadas en la Plaza de Mayo, una "performance" simbólica que materializa una amenaza concreta. El episodio plantea al menos dos tipos de problemas, igualmente importantes y estrechamente relacionados entre sí que Diego Sztulwark desarrolla en este artículo.