El modelo de Milei parece un castillo de naipes que castiga a la mayoría de los argentinos mientras el FMI duda atrapado en una lógica que no se sostiene.
Ricardo Aronskind sostiene que el manejo de la escena por parte de los libertarios permitió ocultar su rendición frente a las presiones del FMI para devaluar y perder así el control del plan económico.