El estadio actual del capitalismo financiero involucra un fenómeno de crucial importancia que podría comprenderse como un proceso de sustitución de la política por la “ética”. La sustitución de la lucha contra la injusticia por la lucha contra la corrupción equivale a un desplazamiento de la política por la “ética” – o por el “discurso ético” o “ideología ética”- que congela las resistencias, desvanece el deseo de emancipación, bloquea la imaginación e impone la perpetuación del capitalismo.