A raíz de las reacciones que produjo la entrevista que Horacio González dio a la Agencia Paco Urondo, Diego Tatián escribe este artículo donde sostiene que en el contexto de un correctismo cultural insoportable que se arroga la pretensión de marcar el límite de lo que puede ser dicho y por quién, Horacio González habla, escribe y piensa sin pedir permiso.