Norberto Alayón escribe este artículo a partir de otro publicado por Eduardo Amadeo en el diario La Nación el pasado 27 de marzo, y afirma que cuando está en juego la salud y la vida misma de la población no deben aceptarse acríticamente sugerencias de quienes ignoraron la absoluta incompatibilidad entre la economía de mercado y la salud pública garantizada por un Estado fuerte.