Fernando Fabris reflexiona acerca de si la elección de Javier Milei como presidente se debe a un cambio profundo de las identidades políticas o constituye una reacción desesperada e insólita a la “construcción de la fragilidad” y las defecciones políticas de los últimos años. Las consecuencias futuras serán distintas, según sea una y otra la respuesta a esta cuestión.