CON LOS PANTALONES BAJADOS – POR JOSÉ LUIS LANAO

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CON LOS PANTALONES BAJADOS – POR JOSÉ LUIS LANAO

Escultura “Pantalones Bajados”

A partir de la escultura Pantalones bajados, el periodista José Luis Lanao reflexiona sobre la vida bajo el  hipercapitalismo salvaje, todavía más penetrante, más excluyente y más desigual.

Por José Luis Lanao*

(para La Tecl@ Eñe)

Me pregunto si la escultura de la foto, expuesta en ARCO de Madrid en 2019, se llegó a vender y se colocó en algún sitio. No es fácil acertar con ella. No la veo para el recibidor de una mansión privada, ni para el hall de un ático de la Quinta Avenida. La veo más bien para el vestíbulo de la sede central del Fondo Monetario Internacional. Si no es posible, en la entrada de cualquier banco o aseguradora  quedaría muy bien. No se puede negar que la escultura “Pantalones Bajados” tiene una fuerza de carácter simbólico de un gótico deslumbrante. A uno se le ocurren otros sitios para ubicar la obra (Vicentin, La Rural), pero he decidido dejar abierta algunas  sugerencias de los lectores a pie de página.

Sabemos que se puede vivir con las manos en alto sin necesidad de levantarlas y con los pantalones caídos sin necesidad de bajárselos. Es parte del modelo. Los modos de humillación son variados. Según el proyecto neoliberal, la mano de obra debe ser vulnerable, con salarios bajos, contratos basura, y trabajos temporales. Para que el trabajador se sienta vulnerable se le debe hacer creer que tiene lo que se merece. Ese es el secreto: recordar a los humillados que la culpa es suya, porque si la culpa fuera del sistema habría que cambiarlo. Una bajada más de pantalones.

El mundo se ha hecho viejo. Al sistema que se le ven los frunces, las arrugas. La crueldad humana adopta la forma de espectáculo con la misma inocencia salvaje de la sabana africana. La parte del león de la globalización es el bocado más apetitoso del pensamiento hegemónico, estructurado bajo un  hipercapitalismo salvaje y desbocado, todavía más penetrante, más excluyente, más desigual. La desigualdad del capitalismo nada tiene que ver con una imperfección del mercado; muy por el contrario, cuanto más “perfecto” es el mercado más posibilidades tiene de cumplirse la desigualdad. Así nacen las riquezas amasadas bajo una legalidad de fachada, tras la que se esconden las manipuladas bolsas de valores y sus amañadas cotizaciones, amparadas por una ingeniería fiscal de contabilidades trucadas, salvajes evasiones de capital y la protección de los gobiernos cómplices a sus paraísos fiscales: flor y nata del escabroso e indomable imperio del gansterismo económico. Todo legitimado por dueños y vendedores de capital que hacen del darwinismo social su doctrina, y siempre bien acompañados por políticos tránsfugas, con escasa y mucha ideología, que hablan en abstracto, imbuidos de razones falsas, loteando los cimientos de la vida de los más desfavorecidos.

Lo miramos todo con la indiferencia de lo naturalizado. En esta trampa de vivir para producir, consumir, para estar al día, para ser visible, para no desaparecer. En una felicidad impostada que potencia el envase y no el contenido. Se hace necesario volar para escapar, para perderse, para abrir otras puertas, otras fronteras, otras lejanías.

Nuestro verdadero equipaje de vida son las emociones, las ideas, lo que sabemos, lo que hemos leído, soñado, deseado, nuestras pasiones, nuestros sentimientos y los placeres que nos hemos otorgado. Un tesoro cincelado en las neuronas de tu cuerpo, que te acompaña a todos lados, vayas donde vayas. Un lujo de la razón que no será detectado por ningún escáner, por ninguna frontera, por ninguna aduana. Pasará libre sobre los alambres de púas, sin necesidad de visados, ni documentos. Eso es todo lo que eres, y lo que puedes “ser”. Cuando te duelan cosas que antes no te dolían, repasa ese “libro de oro” que llevas dentro. Páginas íntimas de lo vivido, de lo aprendido, de lo olvidado.

Somos seres esculpidos de tiempo, de lenguaje y de memoria. Queremos descubrir, saber, entender, sentir, palpitar. Hay que volver a lo pequeño, a lo minúsculo: una caricia, una charla, una sonrisa, un árbol desnudo, un fuego lento brotando sobre la hojarasca. Necesitamos esos abrazos de piel hacia afuera y hacia dentro, que la vida nos ofrece, dulcemente, a cada rato. Nos han sembrado la tierra de sueños poblados de lobos, en esta nueva modernidad sin alma, sin venas. En esta honda claridad escasa de la tarde que ya no consuela, ni cobija, solo raspa y duele. Mira, pregunta, lee, escucha, sueña, vive, ama, y como decía el poeta, “descansa en la hierba/ suelta el freno de tu garganta/ ni palabras, ni gritos, ni tristeza quiero/ solo el susurro de tu voz templada” 

Logroño, España, 3 de Julio de 2023. 

* Periodista. Colabora en Página/12, Revista Haroldo y El Litoral de Santa Fe. Ex periodista de “El Correo”, Grupo Vocento y Cadena Cope en España. Jugador de Vélez Sarsfield, clubes de España, y Campeón Mundial Juvenil Tokio 1979.

4 Comments

  1. Monica dice:

    En la entrada de los locales de juntos x el cambio y en las escuelas para la próxima votacion (a modo de recordatorio con la inscripción 2019 OJO)

  2. Jorge dice:

    Que hermoso pensamiento que nos vuelve a una realidad que no queremos ver, y que podemos modificar con solo proponerlo y disponernos a cumplir el sagrado legado heredado de nuestros proceres que dieron su vida por nuestra libertad y felicidad

  3. Renata dice:

    ¿Quién es el creador de la escultura? Me parece a mí o no fue nombrado en la nota?