Por José Luis Lanao*

(para La Tecl@ Eñe)

Ir a buscarla. Está sola. En esa soledad de pena negra, de desierto calmo, deshabitado, de la que emana una tristeza desamparada. Con los ojos muertos, apaciguando las mañanas. Con las heridas abiertas, y el tiempo a la deriva. No solo sus manos tiemblan, también sus lágrimas negras que se disuelven en la lluvia. Debajo sólo quedan las sombras, y algunos miedos, que como sepulcros viejos alimentan el paisaje estéril, atormentado. Ese lugar exacto donde además del miedo se desliza el odio. Ese odio larvado, iracundo, de sangre parda, atravesada; donde se intuye el dolor vertiginoso de un tiempo no cicatrizado. 

Ir a buscarla. Está sola. En esa extraña soledad fugitiva que no calma, y de la que no se habla. No siempre comprendemos cuanta fortaleza se necesita para vivir en la fragilidad. Esa existencia precaria y fugacísima que es lo único que tenemos. Esa deflagración súbita de la textura de lo vivido. Hay que escuchar ese silencio viscoso, rotundo, que abre fronteras, reúne lejanías y construye instantes desaparecidos. Ese dolor eterno que reclama sus ceremonias paganas, para que te abracen, para que te rodeen, para que te sostengan. Necesitamos liturgias para llorar juntos, para celebrar lo vivido. Está sola. Ir a buscarla. Con lo que ya sabíamos: que hay otras vidas, que hay otros mundos, mucho más bellos, más auténticos, que este tiempo descarnado, sumergido en los basurales del odio. 

Cuantas lágrimas suele ocultar la belleza. Ir a buscarla. Viene del miedo. De ese miedo hondo, iracundo, de patria vieja.  Acariciarle el alma, la memoria, el pasado. Bailar con ella, en las esquinas, en los abismos, tomados de la mano, abriendo senderos donde sólo había zarzas.

         Ir a buscarla, con una caricia calma, con un deseo amable, con una lágrima. 

                                             Está Sola. Ella y nosotros.

*Periodista. Colabora en Página/12, Revista Haroldo y El Litoral de Santa Fe. Ex periodista de “El Correo”, Grupo Vocento y Cadena Cope en España. Jugador de Vélez Sarsfield, clubes de España, y Campeón Mundial Juvenil Tokio 1979.