Encanto y desencanto – Por E. Raúl Zaffaroni

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Encanto y desencanto – Por E. Raúl Zaffaroni

E. Raúl Zaffaroni sostiene en esta nota que uno de los factores que incidieron en la derrota electoral del Frente de Todos en las primarias es el desencanto como consecuencia de no afrontar los múltiples conflictos que el poder económico, judicial y mediático le planteó desde el comienzo de su gestión. Zaffaroni afirma que el movimiento nacional y popular – que es el gran dinamizador del cambio en la sociedad argentina – siempre se vigorizó en la lucha en defensa de los sectores  populares. Y esa defensa es resolución de problemas enfrentando los conflictos que producen.

Por E. Raúl Zaffaroni*

(para La Tecl@ Eñe)

Siempre es fácil criticar desde la tribuna a los que corren tras la pelota en el campo de juego. Si bien hay periodistas deportivos responsables que ilustran porque saben técnicamente lo que dicen, no cualquier “hincha” desde la tribuna reviste esas condiciones. 

Pero una “goleada” como la del domingo impacta emocionalmente y la invitación a recomponerse y seguir adelante, no excluye que, sin caer en el juicio fácil ni pretender ningún monopolio de la verdad, haya algún “hincha” capaz de aportar algo, porque también desde la tribuna se tiene una visión más completa de la cancha y, en una de esas, en el entretiempo, es posible soplarle algo al técnico, que contribuya a revertir la situación, máxime cuando el riesgo futuro es el de un desastre de mayores dimensiones todavía que el que se recibió en 2019.

Vistas las cosas con la mayor frialdad posible dentro de lo humanamente exigible, ante todo no cabe duda que las dos pandemias -la del neoliberalismo y la del virus-  dejaron una catástrofe, que es el contexto en que se debió gobernar en estos dos últimos años. A eso se sumó una situación institucional que no facilita las cosas, es decir, sin mayoría propia asegurada en las Cámaras del Congreso, con una justicia montada en parte “a dedo” con los “jueces propios” del “lawfare”, un ministerio público descabezado en manos de un funcionario a la medida de la oposición y una Corte Suprema en la vereda opuesta, no es precisamente el ideal. En lo económico, una deuda astronómica que se debe negociar esquivando “ajustes”. En lo social una marcada concentración de riqueza, con jubilaciones y pensiones por debajo de la línea de pobreza, inflación y descontrol de precios de alimentos, no son para nada buenos indicadores de mínima justicia social, teniendo en cuenta que en los cuatro años previos se había acentuado mucho la estratificación y consiguiente desigualdad social. En lo político, las cosas tampoco son sencillas, porque se cuenta con una fuerza política “frentista” que, si bien goza de una sana heterogeneidad y tiene una militancia envidiable, algunas veces parece agrupar más por el pánico que por el amor.

Todo ese paquete de elementos negativos lo cierra el moño del partido político de medios –llamado “medios hegemónicos”- y una oposición desalmada y jugada por los intereses financieros, que no respeta el menor y más elemental límite ético y a veces ni siquiera humano.

Pero sin perjuicio de todo lo anterior –que sólo alguien privado de los cinco sentidos podría negar- también debe reconocerse que, para el electorado, se hicieron algunas cosas mal o no se hicieron, y la reacción fue un garrotazo electoral que obliga a escuchar la “vox populi” y a pensar seriamente qué dice.  

Esto último es ahora una verdad poco discutible, porque es obvio que algo determinó que una parte del 48% del 2019 decidiese dispersarse en forma que, desde un frio cálculo lógico no resulta racional, porque no se explica que quienes más sufren voten a quienes proponen derogar la indemnización por despido y emiten juicios elitistas desde Palermo, o bien no voten y les dejen el campo libre.  

Pero esto no significa que esa parte del electorado sea “irracional” ni que se “corra a la derecha fascista”. Estas afirmaciones superficiales son falsas, implican una subestimación ofensiva a nuestro pueblo, que fue el mismo que votó hace dos años, y además son formuladas sin tener en cuenta que “derecha” e “izquierda” son conceptos que deben matizarse en una región victimizada por el tardocolonialismo financiero con disfraz “liberal”.  

Estas simplezas olvidan que la “bronca” contra la injusticia no sale de la razón sino de la esfera emocional o afectiva, que hace que cuando alguien sienta una profunda “bronca”, le tire al otro con lo que tiene más a mano.

Es cierto que lo más determinante fue la economía, que privilegió lo macroeconómico en desmedro de lo “micro”, tal como lo señalan algunos protagonistas en sus primeras reacciones, pues por lo que sea, lo cierto es que no se logró revertir la pobreza que dejó la pandemia neoliberal. En consecuencia, no sólo será necesario escuchar mejor, sino resolver el problema. Pero para eso, entre otras cosas, también será necesario plantarse frente a los “formadores” de precios y, con toda seguridad, eso generará un conflicto.

También generaría un conflicto de máxima resonancia plantarse frente a una Corte Suprema que pondrá todos los obstáculos imaginables e inimaginables a cualquier medida económica fuerte, como lo demostró al asumir el papel de máxima autoridad científica en epidemiología y al no importarle que se haya condenado a alguien en base al dicho de un testigo sobornado. No menos estruendo conflictivo causaría confrontar con los jueces del “lawfare”, que continúan alegremente su campaña persecutoria con presos políticos y procesos inventados.  

Más grave aún sería el conflicto que generaría restablecer la vigencia de la “ley de medios”, pues se volvería loco el partido político único del monopolio mediático (versión folklórica de trozos del “Pravda” y del “Völkischer Beobachter” con “chimichurri”) que todos los días lanza las peores infamias y hace circular las “fake news” más escandalosas e insólitas, hasta tomar impunemente cualquier veneno por televisión.  

Es verdad que no conviene abrir todos los frentes de lucha y menos generar conflictos gratuitos, pero la cuestión es que los problemas existen y no es posible resolverlos sin pisarle algún pie a alguien y generar un conflicto. Es inevitable optar entre “conflicto y solución” y “no conflicto y no solución”.

Es más que obvio que no siempre se sale bien parado del conflicto, pero el 48% que en 2019 votó contra los que estaban destruyendo el país, lo hizo siguiendo la bandera de una fuerza política nacional y popular, enmarcada históricamente en el movimiento emancipador que postula como objetivos estratégicos la soberanía política, la independencia económica y la justicia social.

El movimiento nacional y popular argentino tuvo luces y sombras, alguna “agachada” en que vendió las “joyas de la abuela”, pero incluso en esos malos momentos nunca descuidó la microeconomía y, cuando hubo que remontar el desastre, retomó la épica del conflicto. Perón, Eva Perón, Néstor y Cristina no le tuvieron miedo al conflicto, que es inevitable para resolver problemas. Y a lo largo de casi ochenta años hubo confrontaciones que dieron lugar a triunfos y derrotas. ¡Vaya si hubo batallas perdidas en la lucha! Pero también otras ganadas, por cierto, y por suerte muchas.

Los sociólogos suelen dividirse entre “sistémicos” y “conflictivistas”. Hay quienes conciben a la sociedad como un “sistema” asentado sobre el “consenso”, y otros como un conjunto de grupos en conflicto con cierto equilibrio inestable. Ninguna de ambas visiones es verificable, pero se trata de algo así como dos armarios en que cada sociólogo ubica los hechos sociales y desde allí los explica. En esto, ambos tienen dificultades, porque los organicistas o “sistémicos” no pueden explicar bien la dinámica de las sociedades, y los “conflictivistas” tampoco los elementos de permanencia. Pero lo único cierto es que el “conflicto” es el motor de los cambios sociales y, como ninguna sociedad humana es estática, el conflicto es inherente a toda sociedad.  

El movimiento nacional y popular fue siempre de lucha y, como en sus momentos de mayor brillo, para resolver problemas no escatimó plantear conflictos, fue el gran dinamizador del cambio en la sociedad argentina. Incluso cuando no tuvo éxito, igualmente planteó bien el conflicto, con posiciones claras, de modo que todos entendieran que si no se pudo no fue por falta de vocación de cambio, sino que “si ahora no fue, será en la próxima” y la lucha sigue.

Esa lucha política siempre es por derechos, porque éstos nunca se obtienen por “consenso” ni por cesión graciosa, sino por conflicto. No se trata de hacer lo imposible, sino de hacer lo posible y esforzarse para que lo imposible sea posible y, si no lo fuere, que quede claro que se planteó el conflicto y que se seguirá luchando sin temor, porque el conflicto es lo que atrae y encolumna, no sólo a los jóvenes sino a todos, pues marca el camino de lucha por los derechos y de paso, también hace que a la hora de obtenerlos se valoren y se cuiden más.  

Nadie tiene la flauta mágica para encantar, pero tampoco se lo hace con la invocación del “consenso”, en especial cuando no puede haberlo, porque es imposible consensuar con un contrincante que no cesa de dar trompadas y rodillazos por debajo del cinturón ante la mirada distraída de un árbitro que juega para el otro. Es imposible “acordar” nada en estas condiciones.

Quizá el único acuerdo básico que, pese a algún balazo de 22 y algún bombazo, todavía se respeta bastante –en comparación con otros países de la región- es la no violencia física, porque la verbal y escrita se perdió hace mucho y el respeto al “otro” no se diga. Ojalá sigamos conservando ese límite mínimo y nos esforcemos por hacerlo, porque los del otro lado, desde 1930 en adelante no fueron precisamente Gandhi, sino que hasta el día antes de irse del gobierno contrabandearon armas para que la dictadura boliviana masacrase a sus ciudadanos pobres.    

El pueblo observa y percibe que, mientras sufre con las jubilaciones y salarios de miseria, se evita el conflicto, cuidando no ofrecer muchos flancos de ataque a la tribuna de doctrina “gorila” y al pulpo mediático del partido único.

Esto no significa negar lo positivo hecho en estos dos años, porque es innegable que se hicieron cosas. La primera es que si en 2019 ese 48% no hubiese votado como lo hizo, hoy se habrían muerto “los que tenían que morirse” y tendríamos tres veces más muertos, conforme al criterio de que los “débiles” deben desaparecer, al estilo del viejo Spencer, resucitado y maquillado por nuestro neoliberalismo “prêt à porter”.

Es innegable que se hicieron cosas muy positivas en estos dos años, pero con el “no hagan ola” se quisieron captar a quienes no habían sido parte del 48% en el 2019 y, como siempre sucede en estos casos, no se encanta a los “otros” y se desencanta a los propios, porque el encanto se produce con el conflicto, que convoca y genera el sentimiento de pertenencia, de comunidad de lucha por los derechos. En la carrera “se ven los pingos” y, aunque se salga averiado, las banderas quedan en alto y la lucha sigue, porque es la esencia misma de la política. 

Cuidado que con esto no se debe entender que la esencia de la política sea elegir al “otro” al que aniquilar, como decía el nazi Carl Schmitt. No, en modo alguno, no se trata de “aniquilar” a nadie, pero sí de luchar, de competir, de estar en la cancha o en el “ring”, tratando de ganar, no de “aniquilar” ni destruir. Quien pretenda hacer lo de Schmitt es un criminal degenerado al que hay que sacar del juego de la política y meterlo en la cárcel, porque el conflicto no es una lucha entre asesinos, sino entre competidores. La política es eso, competencia conflictiva, y deja de ser tal cuando se la entiende como mera “administración”, aunque sea prolija.

Por esa razón, sin duda habrá que resolver los problemas de los más humildes, pero para eso será inevitable entrar en conflicto con fuertes poderes fácticos, con el partido político único de medios y también con el árbitro que juega en contra. Nadie sabe si se saldrá bien o mal del conflicto, pero hay que plantearlo y así se recuperará la épica de lo nacional y popular.

El pueblo no es injusto y, por eso, no es verdad que el voto de quienes no repitieron el de 2019 fue un “voto castigo”, no lo fue, pero fue un “voto desencanto”. Perón convocando a los sindicatos o lanzando la campaña contra la especulación, Evita desafiando a la oligarquía, Néstor denunciando a la “mayoría automática”, bajando el cuadro o confrontando con el supuesto “campo”, no esquivaron los conflictos y justamente por eso señalaron caminos, sumaron, generaron lazos empáticos de solidaridad, pertenencia y comunidad, en una palabra, encantaron.  

Un movimiento popular y nacional que durante ochenta años luchó, ganó y perdió, pero siempre confrontó, sufrió las peores derrotas y se rehízo, padeció las “agachadas” de sus propios y supo recuperar su identidad, si de pronto muestra temor al conflicto, no puede menos que desencantar. Ese es el problema y, además, si los conflictos que esquiva son los que hacen a la microeconomía y de paso deja a sus compañeros presos o procesados, el desencanto es aún más inevitable.

Por otra parte, la comunicación en el reducido espacio de poder mediático que se pudo retener, no fue la mejor. No era imaginable que en 1945 el peronismo centrase su publicidad en mostrar las internas entre los radicales “unionistas” e “intransigentes” de aquel momento.

Ahora, si por un lado se quiso organizar un grupo de meditación y al frente le montaron un “ring”, no fue lo más sensato centrar la atención en el “ring” opositor, porque siempre ese espectáculo atrae más público y, al final, lo que se hace es dar publicidad a los boxeadores.

Desde la tribuna –sin pretensión de verdad, sólo como opinión de “hincha” observador- estamos seguros que se remontará el cachetazo, porque lo nacional y popular se renueva pero nunca desaparece, pero para eso será necesario “reencantar”, lo que presupone ponerse a confrontar en serio.

Sólo así los jóvenes y los no jóvenes saldrán de una “apatía” que no es tal, sino puro desencanto, porque mientras padecen injustamente no se les muestra ningún camino ni se los convoca a ninguna lucha por sus derechos y se muestra temor al conflicto ineludible. Por eso se “embroncan” y tiran con lo que tienen a mano, que no son más que los “boxeadores” del “ring” opositor, previamente publicitados por los propios.

Buenos Aires, 16 de septiembre de 2021.

*Profesor Emérito de la UBA. 

20 Comments

  1. Gastón Lamberti dice:

    Muy claro y contundente, como siempre, Dr. Zaffaroni.

  2. Ale dice:

    Claro , preciso en los análisis y contundente . Alberto le falta los ovarios de Cristina…. Se esperaba reparación JUSTICIA , del GENOCIDIO SOCIAL que dejó el PRO y sus cómplices , sin embargo nos tocó seguir conviviendo con ellos todavía …..

  3. LILIANA dice:

    BRILLANTE !!!!

  4. Héctor dice:

    Genial..recuperemos la politica para que el pueblo tenga lo que merece.

  5. Elisa A. Pradanos dice:

    Profundo análisis del hoy, en nuestro contexto histórico!!!
    Gracias Zaffaroni ,ideas inteligentes calman las ansiedades frente a la espera de resoluciones en este mediodía de viernes

  6. Laura dice:

    Es verdad, el conflicto viene a poner orden, a romper el caos y a recomponer. El conflicto no es el problema, sino la apatía, la indiferencia, la quietud que perpetúa las políticas equivocadas, las que desoyen las necesidades populares.

  7. Griselda dice:

    Brillante Zaffaroni!!!!

  8. José Luis Bertone Castelli dice:

    Sin firmeza, nunca saldremos adelante.

  9. Mirta Datri dice:

    Esclarecedor como siempre. Esperemos que el Frente de Todos no sea sólo un dispositivo electoral, que sean escuchadas todas las voces, que los principales conflictos planteados no se eludan con el objetivo de que este FRENTE nos vuelva a ENCANTAR !!!

  10. Aldo Buffa dice:

    Apelando al lencuaje futbolistico, agrego que por suerte hay 2do. Tiempo y ese es el 14 de noviembre, para ganar el partido

  11. Miguel Angel dice:

    Como explicar a los desencantados que Zafaroni ni siquiera sea consultado ni lo tengan como asesor en una ong del gobierno nacional?. Sera que su sabiduría y experiencia les parece no sirve, o que su papel de juez supranacional es suficiente?.
    La política es competencia conflictiva, y aunque de un lado se respetan las reglas, del otro no solo no saben del juego, sino que incendiaron la cancha con todos adentro y «aquí no ha quedado nada en pie» (VH). El arbitro es de ellos, la pelota y el relator. El césped todavía tiene fuego y llamaradas vivas en la estructura de la cancha, con derrumbes de hace cuatro años. La fifa nos la tiene jurada y por mas reclamo que hagamos, van a resolver en contra.

  12. Pedro Zubizarreta dice:

    Conflictividad, confrontación con los poderes fácticos que alimentan las injusticias: claves para mantenernos vivos…

  13. Héctor dice:

    Hoy creo que el tiempo de la pandemia y su consecuencia la cuarentena, durante los dos primeros años de gobierno del FdT, hubieran sido los más apropiados para meter mano en la podredumbre que dejó el macrismo.

  14. Negrita dice:

    Muy profundo este análisis!!!!. Propio del Dr. Zaffaroni!!!!!!! Podría igualarlo alguien de la oposición, SIN VIOLENCIA VERBAL?

  15. Andrés dice:

    Lo irónico es que los impulsores de la «concordia» son los más fuleros. No te van a agradecer el «dialoguismo», van a oler debilidad y te van a matar.

  16. Nelson dice:

    Muy preciso. La confrontación es el camino.

  17. Santiago Luis Lojo dice:

    Tener la DEUDA con el FMI. Es gobernar condicionado . La deuda se deberá pagar a Macri , Vidal , Bulrrich , deben ir presos por traidores a la PATRIA . A algunas de las Multinacionales a qué frenarlas ya que son las formadoras de precios y el Gobierno si no realiza estas acciones se va a encontrar que su esfuerzo caen en un balde lleno de agujeros por dónde se va licuan do el TIEMPO o sea ((( las generaciones , sin futuro))) , y el esfuerzo que se le pide al pueblo , y no se logra consolidar .Si no realizamos un correctivo a los formadores de precio , todo caerá en saco roto ya que el consumo va a ser menor y el esfuerzo que se le da a las PyMES , Si no hay consumo ese esfuerzo se pierde y el PBI NO crecerá , y las empresas exportadoras seguirán su derrotero acopiador .Solo contribuyó con la experiencia vivida de mis 71. Años . Que se debe repartir algo más — Si tenés en dos partes el poco dinero a distribuir . Una parte para ayudar a las PyMES y a quienes menos tienen , y la otra parte para el pago al FMI de está última parte dividir algo MAS. Para habilitar el bolsillo de los ARGENTINOS y aumentar con esto el PBI . Sin descuidar el pago negociado con el FMI .r Informando al FMI , que se le seguirá pagando el fraude de esta deuda en la manera que nos dejen CRECER , el PBI este sería el comienzo del renacer de las cenizas .

  18. Elsa Cornacchione dice:

    El Dr .E.R.Zaffaroni es el referente contemporáneo como jurista más importante de América Latina

  19. Rosa Crespo dice:

    De acuerdo Dr. Zaffaronni, el frente se armó para sacar a Macri . Pero ibamos a volver Mejores. No estamos ni volviendo ni mejores

  20. Rosa Antonia Mingrino dice:

    Militamos y sacamos a Macri, entiendo que aparte de la crisis la pandemia fue un obstáculo. Pero mientras la ciencia al principio confusa determinaba como hacerla frente. Desde la economia se debió gacer números, no sólo cobt bonos sino atacando a la inflacion. Porque los bonos fueron bien recibidos los primeros meses. Pero después terminaron siendo como limosnas. Y aún ahora a los jubilados con único haber mínimo y al trabajador con sueldo vital y móvil no se los contemplan sabiendo cual es una canasta básica. Y sí sacan el impuesto a las ganancias a los que más ganan abultando sus bolsillos como si ellos con esos sueldos superiores a $160000 hubieran padecido en pandemia. Yo como Peronista/Crishnerista y jubilada con un sólo haber minimo me siento decepcionada porque había puesto la esoeranza en una reconposicion salarial de la base del ingreso y de ahí la movilidad. Yo tengo casi muchos amigos y familiares antiperonistas con quienes he tenido desencuentros por defender mis ideales y ahora tienen que verme oor debajo de la linea de pobreza con los $25000 me tienen que ayudar para el alquiler. Ellos votan