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LA PANDEMIA QUE PARECE NUNCA EXISTIÓ – POR HUGO PRESMAN

Foto: TV Pública

Hugo Presman sostiene que, a tres años de la pandemia, hay un consenso implícito de no recordar un hecho tan universal y traumático que en su opinión implicó la verdadera finalización del siglo XX y el inicio del siglo XXI. Un análisis de cómo se enfrentó el COVID en la Argentina, quiénes se opusieron a la cuarentena y en menor medida a las vacunas. Cómo aquellos opositores hoy tienen grandes posibilidades de ganar las elecciones. Qué pasó en la sociedad argentina para que exista la posibilidad de que ganen prometiendo sufrimientos, amputación de derechos y represión. Hasta en el campo nacional y popular hay un desplazamiento hacia posturas conservadoras y propuestas defensivas. Reflexiones sobre un presente tumultuoso y difícil y un horizonte sin utopías.

Por Hugo Presman*

(para La Tecl@ Eñe)

Sólo pasaron tres años. Casi se prefiere no nombrarla, salvo para referenciar un hecho como sucedido antes o después de ella, naturalizado como cuando un acontecimiento antiguo se lo ubica antes o después de Cristo. Fue tan dolorosa, tan difícil de sobrellevar, con tantas víctimas directas e indirectas, que a la memoria la ataca la amnesia, frente a un deseo generalizado de olvidar y de disfrutar, por supuesto aquellos que pueden hacerlo. La pandemia demostró la fragilidad humana y al mismo tiempo la capacidad de reacción. En nueve meses los estados, la ciencia y los laboratorios consumaron una verdadera proeza: la creación de vacunas. No fue la generosidad sino el interés lo que permitió empezar a dejar atrás la pesadilla. Sin vacunas el sistema capitalista colapsaba. Imposible mantener un sistema abriendo y cerrando las actividades, mientras el virus se reproducía y mutaba. Cuando una enfermedad ataca a seres humanos considerados no esenciales como el ébola en África o a pobres en la Argentina como el mal de Chagas, el direccionamiento de las investigaciones científicas muestra su carácter de clase. Tal vez convenga volver a recordar, atravesando la neblina de la amnesia, aquellas imágenes que parecían extraídas de películas del cine catástrofe:  la casi totalidad de los aviones del planeta en tierra, las grandes capitales del mundo con sus calles desiertas, los animales recuperando territorios que el hombre les quitó, gente muriendo en las calles en países emblemas del primer mundo porque no había camas en sus sistemas sanitarios. Camiones frigoríficos en Nueva York conservando los cadáveres porque no se daba abasto para enterrar los cuerpos en los cementerios. Y el miedo transitando las calles, golpeando las puertas, entrando en las casas. La Organización Mundial de la Salud dando recomendaciones contradictorias sobre las prevenciones a tomar, fruto del desconocimiento en que estaba sumida.  No es un relato del siglo XVI, del XIX o del XX. No es la peste negra que en cinco años (1347 a 1352) devastó la Europa Medieval, ni la mal llamada gripe española declarada al final de la primera guerra mundial, cuando se transitaba la segunda década del siglo XX.

Pasó ayer, hace apenas tres años y prácticamente todos hemos sido testigos, víctimas o sobrevivientes. Pero parece que la pandemia nunca pasó. Y aún es más impactante porque las consecuencias están presentes en nuestra vida cotidiana: cambió el trabajo, cambiaron hábitos, se modificó la geografía urbana, se incrementó la precarización laboral, se generalizó el trabajo a distancia, se consolidaron nuevas ocupaciones, se acentuaron las desigualdades.

No pasó hace siete décadas para que los abuelos se lo cuenten a los nietos. Pasó ayer, hace tres años. La cara tapada con barbijo, el saludo primero con los codos y luego con los puños, el encierro como única vacuna existente, los aplausos a las 20 horas al personal de salud, a los que arriesgaban su vida bajo el rótulo de esenciales y con la crueldad habitual hoy están pauperizados y abandonados.

En aquellos días acosados por la incertidumbre, intelectuales de todo el mundo se sumergieron en discusiones sobre el mundo que sobrevendría. Si afectaría al capitalismo o lo fortalecería. Si el día, probablemente lejano en que se superaría la pandemia, se diseñaría un mundo mejor o peor.

Simultáneamente estaban las internaciones en soledad. Las comunicaciones con los familiares sólo por celular. Si el virus avanzaba y una pulmonía tomaba los dos pulmones, la soledad se multiplicaba en terapia intensiva atendidos por terapistas que parecían astronautas. En los casos trágicos, la muerte como única y desagradable compañía que luego se extendía a los entierros en los cementerios con dos o tres familiares.

Es difícil encontrar quien quiera recordar en nuestro país, aquel lejano 19 de marzo del 2020 en que se estableció que a partir del 20 y hasta el 31 de marzo regía la cuarentena que luego el 29 de marzo se prorrogó hasta el domingo de Semana Santa del 12 de abril.

Pasó hace tres años. El dolor produce amnesia.

LA PANDEMIA QUE NUNCA EXISTIÓ ES LA TERMINACIÓN DEL SIGLO XX

El historiador británico nacido en 1917 en Egipto, Eric Hobsbawm, muerto en el 2012, consideró que el siglo XX fue un siglo corto porque comenzó con el inicio de la primera guerra mundial y concluyó con la caída del Muro de Berlín en 1989, es decir que sólo comprendía 75 años. Sin embargo, por la magnitud de la pandemia, por su universalización que ni siquiera tuvieron las dos guerras mundiales, por sus consecuencias, por el mundo que emergió una vez superado lo más álgido del problema, el siglo XX concluyó, según mi modesta opinión, en el 2020 y ese es el punto de partida del siglo XXI.

Por lo que el siglo corto de Hobsbawm, pasa a ser un siglo un poquito excedido en años ya que alcanza los 106.   

LA PANDEMIA QUE PARECE NUNCA EXISTIÓ EN LA ARGENTINA

En septiembre del 2018 el gobierno de Mauricio Macri dispuso la eliminación de nueve ministerios, pasando a ser Secretarías, los de Salud, Trabajo, Energía, Ciencia y Tecnología, Cultura, Agroindustria, Turismo y Ambiente y Desarrollo sustentable. Una definición clara de lo que entiende por modernización el empresario que llegó a Presidente. Dos de esos ex ministerios, nuevamente jerarquizados, debieron cumplir una tarea ciclópea durante la pandemia: el de Salud y el de Ciencia y Tecnología. El Coronavirus encontró al gobierno de Alberto Fernández con un sistema de salud disminuido y desmantelado y un país carente de crédito porque lo que había lo utilizó y evaporó el gobierno de los CEOS, que abrió la financiación aceptando pagar sin discutir quince mil millones de dólares a los fondos buitres.

Para ampliar la capacidad hospitalaria hubo que extender la cuarentena. El gobierno emitió como nunca para pagar la mitad de los sueldos del sector privado y para hacer frente al virus que llegaba. Ante un enemigo desconocido, se cometieron errores, muchos justificados y otros inexplicables.

Pero a nadie se lo privó de asistencia y en todos los casos, incluido los irremediables, de morir en una cama. A nadie hubo que sacarle un respirador para dárselo a otro con más probabilidades de vida. El tiempo, el mismo que ahora juega en contra, en algún momento pondrá las cosas en su lugar, superando las miserabilidades de la fractura. La historia es lenta y tarda en encontrar el equilibrio que obnubila a los contemporáneos.

Cuando a fines del 2020 aparecieron las vacunas, hubo una carrera vertiginosa para comprarlas junto con las jeringas cuyas fábricas habían cerrado en nuestro país desde el 2017, sacrificadas en aras de las importadas. Durante el actual gobierno, según La Nación del 29-11-2022: En Córdoba, con una inversión de US$2,5 millones, se inauguró la que será la única planta que producirá unas 70 millones unidades el próximo año.”

Los países poderosos muchas veces se apropiaban de los cargamentos que iban a los más pobres. Aerolíneas Argentinas en manos del Estado, jugó un papel de primera magnitud. Y Argentina fue de los países que más temprano inició la gigantesca campaña de vacunación. En EE. UU comenzó el 14 de diciembre del 2020, en España el 27 de diciembre y en Argentina el 29.

Brandoni y Lombardi en la marcha 17A, durante la pandemia.

POSICIONAMIENTOS ANTE LA PANDEMIA QUE NUNCA EXISTIÓ

El gobierno cometió errores lógicos por enfrentar una pandemia desconocida y otros de una torpeza inadmisible como la foto de Olivos y el vacunatorio vip, pero siempre con la premisa de cuidar la salud de la población. Superados los primeros meses de colaboración entre Fernández, Larreta y Kicillof, criticados por los gurkas de ambos lados (1), la oposición empezó a realizar manifestaciones anticuarentena donde aparecían Patricia Bullrich, Hernán Lombardi, Luis Brandoni, un por entonces menos conocido Javier Milei, alternando con antivacunas, terraplanistas, grupos que hablaban de la inexistencia de la pandemia y que era un pretexto para un nuevo poder mundial donde nunca faltaba la mención a Soros. Mauricio Macri adhería a la posición que había que esperar la inmunización del efecto manada y que mientras tanto debían morir todos aquellos que indefectiblemente morirían, posición similar a la del presidente del Brasil Jair Bolsonaro, el Primer Ministro del Reino Unido Boris Johnson y el Presidente de EEUU Donald Trump. Un poco conocido Franco Rinaldi calificó al gobierno de los Fernández de infectadura. Desde la televisión Viviana Canosa, la propagandista hasta hace pocas semanas de Javier Milei y militante de Macri y Bullrich, bebía dióxido de cloro para prevenir el coronavirus, mientras en la Cámara de Diputados, Mónica Frade diputada de Cambiemos, perteneciente a la Coalición Cívica, proponía habilitar el uso de dióxido de cloro y cuestionaba la idea de que «la única solución es la vacuna».  Decía, además: “Yo los exhorto a que se contacten con el alcalde de San José de Chiquitos, en Santa Cruz de la Sierra, que ha utilizado métodos alternativos y que hoy no tiene en su ciudad ni un caso de COVID.» A su vez Elisa Carrió presentó una denuncia penal por envenenamiento contra el presidente Alberto Fernández, el Ministro de Salud, Ginés González García y Carla Vizzotti, Secretaria de Acceso a la Salud, por la compra de la vacuna Sputnik V. Más adelante cuando se llevaban vacunados millones de ciudadanos, la denunciante crónica sin ponerse colorada afirmó: “Yo lo que dije es que estaban envenenando al opositor, que Putin había envenenado al principal opositor”

CONSECUENCIAS DE LA PANDEMIA QUE SÍ EXISTIÓ

La pandemia que sí existió dejó heridas profundas en las sociedades. En Argentina las franjas más débiles de la población rompieron la cuarentena muy difícil de sobrellevar en la precariedad de sus viviendas, porque la posibilidad de no comer y morir por esa causa era más fuerte que el miedo de padecer el COVID.  En los sectores medios, los jóvenes no visualizaron que la cuarentena era para protegerlos y lo vieron como una restricción a su libertad, a las reuniones con amigos, a transitar una etapa única de la vida como la adolescencia. Vieron en EL ESTADO, no un protector sino un represor. Uno de los aciertos propagandísticos de Milei lo tradujo en el slogan “Es la libertad, carajo” que sintoniza con esa carencia que sintieron los jóvenes. Los que encontraron trabajo en servicios como las plataformas, sienten que el Estado los abandonó y ahora rechazan cualquier legislación estatal que los proteja.  Contrariamente a lo que podía suponerse en las primeras semanas de la cuarentena que el Estado y lo colectivo se afianzaría, la salida de la pandemia solidificó lo individual sobre lo colectivo. Los oficialismos quedaron identificados con los estados y sus déficits y limitaciones, subestimándose la tarea fundamental que cumplieron. Eso se tradujo en la derrota electoral en la mayoría de los casos.       

DESPUÉS DE LA PANDEMIA

En nuestro país, la pandemia fue el dramático prólogo a las consecuencias de la guerra de la OTAN con Rusia; y como si esto fuera poco, luego sobrevendría la peor sequía de los últimos cien años, a lo que se deberá sumar que la alianza gubernamental nunca funcionó como tal: el Presidente sólo intentó administrar o diferirlos con muchas limitaciones los múltiples problemas  que se le fueron presentando con singular persistencia, mostrándose temeroso ante el círculo rojo, mientras los conflictos internos fueron una traba inmensa. Los superávits comerciales se evaporaron pagando deuda externa pública heredada y también deuda privada voluminosa y en muchos casos sospechosa, con un incremento considerable de la pobreza y una distribución regresiva del ingreso, a lo que se agregó una inflación indomable; pero llamativamente todo esto conviviendo con el incremento sostenido de la actividad industrial, el crecimiento sostenido anual del PBI, la baja desocupación y el incremento del empleo. El sólido bloque económico opositor, históricamente antiperonista, que pregona un capitalismo que pone al mismo en manos políticas que lo dinamitan, está conformado por el establishment, el poder judicial, los medios más poderosos y una representación política desequilibrada y desquiciada. Una entente qué sin su desarticulación, cualquier proyecto nacional y popular que haga cambios profundos, tropezará con dificultades insalvables. 

La decepción creciente hacia la política y los políticos se viene expresando en una falta de concurrencia importante a las citas electorales más los votos en blanco: la prédica permanente de los medios dominantes sobre el desorden, los cortes de calle y de rutas, el deterioro económico, la inseguridad que es problema grave fundamentalmente en los sectores populares; el avance del narcotráfico, la decepción sobre el gobierno de Alberto Fernández, entre otros muchos factores, ha inclinado a una parte importante de la sociedad hacia expresiones políticas conservadoras y ultraconservadoras, sobre las que han montado sus campañas Larreta, Bullrich y Milei,  que expresan sin tapujos sus intenciones que haciendo pie en el orden, que las sociedades que no lo tienen en forma prolongada suelen encontrarlo de la peor manera,  proclaman una amputación de derechos conseguidos en muchas décadas de luchas mientras proyectan una economía basada en el coloniaje. Muchas propuestas tienen la música de tiempos funestos, como si fueran teloneros de la dictadura establishment-militar.   Incluso el corrimiento ideológico se da dentro del propio campo nacional y popular y sólo su base de sustentación es lo que establece algún marco de garantías diferencial, pero que en relación al arrasamiento que prometen concretar desde el modelo semicolonial, hacen que lo que parece menor es de una amplitud implícita grande. Es la diferencia de tener una patria con enormes precariedades a dejar de tenerla, como un negocio más. La actual oposición, en la línea de Rivadavia, que en 1824 contrajo la deuda con la Baring Brothers, lo hizo con el FMI y encadenó al país y a varias generaciones de argentinos. Argentina tardó 85 años en cancelar la deuda contraída por Rivadavia, e incluso algún presidente decidió su pago, si era necesario “con el hambre y la sed de los argentinos”.   

“Juntos por el cambio” quiere hacer lo que ya hicieron y concretar ahora lo que siempre quisieron hacer, pero no pudieron, lo más rápido posible porque consideran que así será factible. Cuanto más se profundice la crisis ahora, más estará abonado el terreno para concretar el país del primer centenario con menor resistencia. Ven la posibilidad cierta de terminar con el kirchnerismo, pero lo concreto y real es su propósito de extirpar el peronismo en su versión transformadora: de su esperado derrumbe y ocaso sólo rescatan al “peronismo republicano”, un peronismo vegano, equivalente a lo que fue Alvear al radicalismo. Palpitan una nueva victoria como la de Pavón en el siglo XIX. Y hay una victoria cultural que aumenta sus probabilidades.

Ante esta situación, no puede evitarse recordar una frase del ensayista y político italiano marxista Antonio Gramsci; “La historia enseña, pero no tiene alumnos”.

No es una casualidad que los que querían desproteger a la población durante la pandemia son los mismos que quieren suprimir derechos en la post pandemia y alertan que habrá que padecer muchos sufrimientos. Recordemos los nombres, apoyados explícita o implícitamente por sus partidos: Macri, Bullrich, Milei, Lombardi, Yamil Santoro, Franco Rinaldi defendido por Jorge Macri a primer diputado por la Capital hasta que su discurso reaccionario superó la vara alta discriminatoria del propio PRO.

Estamos en presencia de elecciones fundamentales, donde la oposición de “Juntos por el Cambio”, más que promesas agradables de un horizonte con más derechos, dibujan un cielo de amenazas, una operación a lo Carlos Menem sin anestesia. Como escribió el periodista Mario Wainfeld: “Los cambiemitas están dispuestos a demoler o dinamitar las instituciones laborales que sobreviven. Los halcones son prodinamita, las palomas pro demolición” Si agregamos a Milei, enarbolando la motosierra, el escenario “tranquilizador” se completa.

Foto: Télam.

Las posibilidades electorales de Unión por la Patria son pocas, aunque en un contexto muy particular e inédito no están absolutamente descartadas. De producirse un triunfo, sería un caso que provocará múltiples ensayos sociológicos. El insólito caso que un candidato de una trayectoria contradictoria, en una calificación benévola, o  sinuosa si se es más estricto; y que simultáneamente es Ministro de Economía en medio de  una inflación récord, caída del poder adquisitivo del salario, pobreza superior al 40% y en crecimiento, con una imagen muy deteriorada del presidente del cual es su principal funcionario, con un programa económico controlado por el FMI, con las consecuencias inevitables de ajuste, restricción de importaciones fundamentales y caída de las exportaciones, sujeto a permanentes corridas cambiarias, con las reservas negativas y recurriendo a pases de magia para pagarle a un Fondo que aprieta como si estuviera en manos de la oposición al gobierno, pueda ganar las elecciones. El terreno a recorrer entre las PASO y las elecciones nacionales es más que escarpado y si el mayor mérito de Sergio Massa como Ministro con rango semipresidencial es haber evitado caer al abismo, ahora se intensificará el viento en contra para debilitar no sólo a un gobierno sino al candidato. Unión por la Patria oscila, aunque parezca delirante, entre el milagro del triunfo y la peor actuación electoral del peronismo. Sólo la reacción de los que se alejaron del Frente de Todos decepcionados, ante las amenazas de una oposición, que de poder cumplirlas sería una versión extremadamente dolorosa de una pandemia política, podría producir el milagro de cambiar el actual probable resultado electoral. Personalmente, Sergio Massa como candidato a jefe de Estado, le saca varios cuerpos de ventaja, a los muy precarios Larreta y Bullrich.  

Resulta pasmoso el cambio que se observa entre el 2023 y el 2015. Parece que hubieran pasado varias pandemias. Javier Milei es la cara política más nefasta que emergió de la pandemia y si bien sus dislates parecen brotar del realismo mágico, su inserción fundamentalmente en los jóvenes merece ser analizada políticamente, como individuo sus actitudes ingresan en el territorio de análisis de la medicina. De este personaje se enamoraron, se identificaron con algunas de sus propuestas Mauricio Macri y Patricia Bullrich.   

A su vez reconstruir un movimiento nacional y popular muy deshilachado que sólo intenta una táctica defensiva, en un país con una estructuración social distinta, con demandas acuciantes y diferentes, se necesitan cambios profundos, opuestos y diferentes a los que promete la oposición, pero que no están en su agenda. Y si no se adecúa a los nuevos tiempos, a interpretar y representar una Argentina diferente, desarticulando un establishment colonial, y sacando a millones de argentinos de la pobreza y la indigencia, recuperando la soberanía sobre nuestras inmensas riquezas, la necesidad encontrará quién la interprete. El peronismo en su mejor versión es capitalismo con justicia social, con ampliación de derechos, desarrollo industrial, y política exterior soberana dentro los límites posibles. Es “La Revolución Francesa” pero aquí la burguesía en cuyo nombre se despliegan las políticas peronistas que la representan, se opone, enajenada ideológicamente, aunque con los gobiernos peronistas tienen protección, demanda, estímulo, crédito, con Cuadro de Resultados en sus Balances que arrojan utilidades abultadas, lejos de las políticas que votan y cíclicamente lo llevan a la convocatoria y quiebras.  

En un libro de reciente aparición “Cómo hacen los pobres para sobrevivir” de Javier Auyero y Sofía Servían, se cuenta: “El día que hablamos con Chela, que hace cinco años coordina un comedor comunitario en el asentamiento La Matera en la periferia sur del Conurbano bonaerense, el plato fuerte del almuerzo era un guiso de mondongo con arvejas. Entre los ruidos de las ollas y las cucharas, y el murmullo de los chicos y chicas que entraban al comedor, Chela nos confesó entusiasmada que su ilusión era “hacer milanesas con un buen puré…ese es mi sueño”. En la Argentina de la movilidad social ascendente que el peronismo proyectó, Chela no hubiera estado a cargo de un comedor y ella y los chicos no hubieran soñado con comer milanesas. En general se sueña con alcanzar aquello que aún no se logró.

Levantar lo que se hizo bien en el pasado es importante como respaldo de lo que se promete. Pero la política sólo enamora cuando un futuro diferente parece factible y realizable. Sin épica, sueños y realizaciones concretas para el pueblo, la política es un instrumento mellado.

Un hecho reconfortante de estos días es el desbaratamiento de una operación amplificada por los medios por lo que fue acusada la Ministra de Salud Carla Vizzotti, de haber autorizado visitas vip a familiares de pacientes terminales de COVID. La Fake News fue desmentida por los 24 Ministros de Salud de todo el país. Una felicitación para los funcionarios de la oposición de aquellas provincias que gobiernan, que privilegiaron la verdad a la instrumentación política. Algo que debería ser común, pasa a ser excepcional .

Buenos Aires, 8 de agosto de 2023.

*Periodista. Co-conductor del programa radial EL TREN, con más de 19 años en el aire. Contador Público recibido en UBA. Fue profesor de Economía Política en la Facultad de Ciencias Económicas de la misma Universidad.

5 Comments

  1. Alberto Ward dice:

    *IMPRESIONANTE* nota de Hugo Presman. Del mejor Hugo Presman.
    Nada más que como una forma, quizás injusta ante semejante laburo, de dejar sentada alguna opinión divergente, sería necesario advertir como, cuando Alberto Fernández no actuó como representante del Círculo Rojo sino con el carácter de la Vida, su acción fue más que encomiable. Todo lo contrario a lo que hizo desde el gobierno como representante del Stablishment: produjo un daño inmenso e irreparable al proyecto nacional y popular y al país.
    A modo de reiteración: no recuerdo una nota periodística más extraordinaria, súper abarcativa y esclarecedora.

  2. César Páez dice:

    Formidable crónica de un período que aún duele por sus consecuencias y que los únicos que ganaron y aún ganan, son los que menos necesitaron ayuda. La memoria es un juego que debe jugarse todos los días. Gracias Hugo por ayudarnos a pensar.

  3. Miguel dice:

    Un artículo que debería ser publicado en los medios estatales para que se entere el soberano. Excelente!!!.