El tabú de la correlación de fuerzas – Por Horacio González

Alberto y nuestra izquierda – Por Jorge Alemán
17 julio, 2020
Entre el malestar de la pandemia y la manipulación – Por Osvaldo Drozd
18 julio, 2020

El tabú de la correlación de fuerzas – Por Horacio González

Horacio González responde en este artículo a Jorge Alemán, y abre el debate en torno a la cuestión de las izquierdas en el mundo, las críticas al gobierno nacional y la correlación de fuerzas. 

Por Horacio González*

(para La Tecl@ Eñe)

 

Quisiera cruzar algunas líneas con Jorge Alemán respecto a la cuestión de las izquierdas, no solo en la Argentina sino en el mundo. Como serán breves, es evidente que habrá un contraste entre la enorme dimensión del problema y la rápida atención que le dedicaré. Tan solo para establecer una respuesta que ojalá anime un debate fructífero. No pienso que debamos ser exclusivamente los hijos de un pensamiento que se basa en la correlación de fuerzas, tal como la pueda establecer algún extraño aparato de medición de energías sociales consolidadas. No puede nadie ignorar la situación que atravesamos, primero, una enfermedad globalizada que inmoviliza a las sociedades y difunde un sentimiento de autoprotección desconfiado y huraño -desde luego en medio de muestras generosísimas de solidaridad -, sumada a una inédita paralización de las formas clásicas de la economía que por tener dimensiones catastróficas, hace temblar al gran concepto humanista de “primero la vida”. Además, el sigiloso pensamiento político de grandes multitudes inconfesables, adquiere peligrosas notas de resentimiento en procura de amos payasescos, como Bolsonaro o Trump, en tanto que lo que antes hubiéramos llamados “socialdemocracias”, ensayan jugadas de memoria que tenían escondidas en su pecho egoísta y conservador, intentando protegerse con medidas de derecha.

Llamamos así el previo acatamiento de los gobiernos -antes de cualquier reunión, discusión o disputa- a lo que proponen las grandes empresas que ya tienen computado su cálculo de sacrificados que marchan a la pira del contagio, para que se lancen a jugar más brutalmente los letales algoritmos financieros. Abrir las compuertas de la producción se convirtió en una consigna contra los gobiernos que habían postulado la “primacía vital” -unos pocos, entre ellos el de la Argentina-, para hacerlos ceder en vista de que tampoco era posible reconstruir una economía de otro tipo, al margen de la estructura financiera que no cesa de retozar con la quiebra de las naciones, de las que ni quisiera podrían hacerse cargo, pero no lo quieren, pues es engorroso pagar el sueldo de médicos, maestros y empleados del estado. Solo quieren saborear el jugo que sigue goteando del pago de las viejas y nuevas deudas, asfixiando a los pueblos con sus reclamos de usura, que son la ruta paralela al virus. Las industrias de la conversación presencial, con sus finas tecnologías y las clases a distancias, marcarían nuestro horizonte. Escribió Ezra Pound: “Sientan cadáveres a su banquete por mandato de usura”.

Jorge Alemán, a cuya obra no le escatimamos la lectura ni la merecida valoración de sumo aprecio, deduce que alguien que sea de izquierda debe poner al resguardo toda una memoria social militante, en los galpones de lo poco que reste de buenas intenciones en el mundo. La crítica a la que estábamos acostumbrados no sería conveniente. Nos convertiríamos en cuidadores de póstumos mendrugos de lo que ya fue. Con un pensamiento así dispuesto, correríamos siempre el riesgo de contraer el virus de una “enfermedad infantil” de párvulos izquierdistas, profesionales imprácticos que marcamos cuestiones y señalamos falencias. Solo por tener el goce de hacernos los niños rebeldes en medio de la tempestad que carcome al barco. Ante esta eclosión de neonazis, amenazas guerreristas, metrópolis descorazonadas, profusión de cálculos pesimistas sobre el uso ultraderechista de la pandemia, quienes saben lo que es una vida de izquierda, deben replegarla ante el sórdido espectáculo de los poderes desnudos que acechan por doquier.

Banqueros desaforados, amenazas de invasiones a Venezuela, trolls desbocados que siguen tecleando excrecencias, utilización de consignas de “libertad y derechos humanos” para enmascarar un nuevo golpismo que establezca el gobierno del Capitalismo y de la Muerte a Crédito. Todo esto lo sabemos. Pero Jorge se suma a los que muestran enojos diversos, ante situaciones que merecen una crítica sensata y que muchos elegimos hacer con voz propia, no sin respeto ni prudencia. Llama, equivocándose, “vanidosos” a estos críticos que no sabrían soportar el peso de las obligaciones que implica apoyar sin más al Gobierno. Pero debemos saber que un gobierno efectivo es también la suma de las críticas que salen de su propio cuerpo de electores.

Ya sé que Jorge no concedió al desdichado concepto de “fuego amigo”, pero concede situar su palabra siempre incisiva, en lugares donde se manejan esas hipótesis desagradables. “Fuego amigo”, el oxímoron dedicado al infeliz. Ojalá que el debate y la opinión sobre cómo mantener la democracia en la Argentina, sostener alianzas viables y denunciar la conspiración en marcha de los necios, sea un compromiso tan importante como el que permita dirigirse con medidas más enérgicas hacia las grandes concentraciones de poder, que en nuestro país todos sabemos cuáles son.  Si eso lo reclama un conjunto movilizado de personas que compensen en el sentimiento público las tantas manifestaciones adversas del prediseño golpista, nada sería más inconveniente que pararlas diciéndoles que antes deben sacar el “medidor de las relaciones de fuerza”. Sería festejar la inmovilidad y llamarla movilización. No lo pienso así Jorge. Quedamos amigos.  

 

Buenos Aires, 17 de julio de 2020.

*Sociólogo, escritor y ensayista. Ex Director de la Biblioteca Nacional. 

11 Comments

  1. nora merlin dice:

    Cuando «Dos potencias se saludan», no sólo en el sentido peronista sino también en el spinoziano, surgen combinaciones activas, fecundas. Agradezco el intercambio sostenido entre Alemán y González que permitió seguir pensando

  2. Santiago dice:

    Más corto y más claro lo dijo Eve de Bonafini cuando le preguntaron porque criticaba a su gobierno: «Crítico a Alberto porque es un compañero, al enemigo no lo critico , lo combato». Me parece más corto y más claro que hablar de oxímoron es!

    • Horacio González dice:

      Le respondo a Santiago algo que me parece interesante. Soy un amigo de Hebe, utilizando este términos en una amplitud máxima. No tengo absoluta intimidad pero hablo en forma directa y «confianzuda» con ella. Me gusta su lenguaje atrevida y sin tinturas previas. Ese no es mi lenguaje, y al no ser el mismo lenguaje, se hace difícil saber si decimos lo mismo aunque de otra forma. Yo creo que sí, pero quiero aclararle a Santiago que uso la expresión «oxíumoron» no de un modo erudito sino de un modo más bien burlón. Hace tiempo que en lenguaje «universitario» de Buenos Aires y de todo el mundo más o manos ilustrado, se impuso esta expresión para aludir a algo absurdo, dos términos contradictorios entre sí. Por ejemplo, la figura retóri ékfrasis, es difícil, significaría decir las imágenes con palabras. No se impuso, salvo entre los eruditos. Pero oxímoron, quizás por su sonoridad atractiva, es muy usada en la conversación habitual para reírse de las contradicciones. Yo la usé así, un poco para reírme de los que ríen, la usé para cacharme a mí mismo. ¿Cómo en Buenos Aires se usa frecuentemente este raro vocablo? Es extraño, y me río de esa incorporación de un objeto que parecería comprado en una tienda chic de Palermo Hollywood. Una rara vulgaridad (otro oxímoron). ¿Qué es lo que atrajo de esta palabra? Oxímoron significa en griego la conjunción de dos palabras, agudo y blando, como una piedra, o sea, su misma definición es un oxímoron. Por eso es el más cómico de los recursos de la vieja retórica, que siempre están entre nosotros, Así que le pido a Santiago indulgencia si algunos que somos los que siempre estuvimos con Hebe, llueva o salga el sol, diga esto o diga lo otro, tenemos la libertad de decirla cosas de otro modo. Creo que a Hebe le gusta eso, que nadie se disfrace de Hebe, ella maneja una contundencia finísima, si me permitís el oxímoron. Sus amigos escribimos artículos de varios cuerpos y llegamos a la meta final exhaustos sin e mismo efecto que tuvieron sus dos o tres punch bien colocados. Pero Hebe, yo, y supongo que vos también Santiago, defendemos el modo de expresión de cada uno, conscientes en que sería falso expresarnos de un modo que fuerce o hago hueco lo que decimos. Puedo decir que la posibilidad de ser Hebe la tiene solo Hebe. Los demás, empleamos nuestros propios recursos, buenos o malos, burlones o serios, para acompañarla modestamente en estas difíciles circunstancias que vivimos. Esto es, criticamos a alguien que respetamos porque sabemos desde ya que nuestro enfrentamiento crucial no es con él sino con los que también lo atacan. Pero quizás no te guste tampoco esta fórmula, es demasiado larga. En fon, no tengamos prejuicios con las elecciones linguísticas que cada uno supo hacer. Esa es nuestra vida, y al rechazarlas. es necesario tener el cuidado de saber que estamos rechazando una vida. Te diría, Santiago, que eso es quizás más importante que lo político, con toda la importancia que le doy. Horacio González

  3. Gabriela dice:

    Excelente e impecable como siempre Horacio. Y confrontar ideas yendo en.la misma direccion es de grosos.

  4. Silvana Piazza dice:

    Acuerdo más con Aleman, ser tan exquisitos nos puede dejar sin el pan y sin la torta.

  5. Martina dice:

    Clarísimo. Se agradece en un momento donde todo puede enredarse a beneficio de quienes ya llevan las de «ir ganando».

    Criticar – obviamente concientes de la prudencia requerida- no sólo es un derecho sino una responsabilidad de la praxis política y militante. De lo contrario nada que supere a la zombificación capitalista neoliberal será posible.

    Abrazos

  6. Mauro Greco dice:

    Horacio González se toma el trabajo no sólo de escribir esta besha -y seguramente «ad honorem»- pieza, sino también de responder, ¡en los comentarios!, ¡¡a las 10h30 de la noche!!, a los compañer s que bregan por un lenguaje cibernético y neoliberal de la claridad y la «transparencia». No te vashas nunca, Horace (?).

  7. Carlos dice:

    hay una frase interesante , del saber popular español , que resume este articulo de Gonzalez, es » luchamos como nunca,….. pero perdimos como siempre…»»» me sumo a los que en esta situacion intentan transformar la realidad desde el estado.

  8. Gerardo Gabriel Baiczman dice:

    Totalmente de acuerdo Horacio. Uno de los temas a desarrollar, sería como en el contexto de la pandemia, podemos reunirnos, discutir y disputar el proyecto de las grandes empresas, mientras el gobierno se reune y escucha a todxs los sectores, como entiendo que debe hacerlo.

  9. Antonio fernandez dice:

    Excelente, Horacio González. Es una caricia para nuestro sentimiento y razonamiento, acceder a tus escritos y los de Jorge Alemán , que siempre nos permiten ampliar nuestros horizontes.

  10. […] humilde homenaje a la vida de Horacio González, publicamos «El tabú de la correlación de fuerzas«, nota que escribió como respuesta a Jorge Alemán en un debate, publicada originalmente en La […]

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *