Tomando como excusa la nota de Conrado Yasenza, una profunda investigación que lleva por título: El hombre que fue enero, el autor -apelando a sus conocimientos sobre ética periodística- plantea cómo algunos periodistas parecen estar poniendo la bandera roja de remate de la profesión.
Por Héctor O. Becerra*
(para La Tecl@ Eñe)
Introducción
En la novela de George Orwell titulada 1984, el personaje principal -Winston Smith- va caminando por la calle y escucha por unos altoparlantes que la producción ha aumentado un tanto por ciento y que la inflación ha bajado otro tanto por ciento, etc., etc. El personaje de la novela habita un mundo donde han desaparecido los periodistas; sin embargo, la información aparece difundida por una voz anónima que bien podría ser la voz del Estado. En 1950 Orwell anticipaba desde la ficción la posibilidad de un mundo sin periodistas; pero, con información. Se podría argumentar que esa información que Winston Smith escucha está completamente desconectada de la realidad que le toca vivir. Esa información no sale de la boca de ningún periodista; sino, de una voz anónima que no goza de la credibilidad del que enuncia y para quién escucha se torna propaganda política.
Entendemos que la nota El hombre que fue enero publicada en La Tecl@ Eñe, firmada por Conrado Yasenza, alude a las resonancias políticas que generan la rememorización de los diez años del asesinato del Alberto Nisman y es un intento de contrastar el mundo de la verdad con el de la mentira, como Yasenza mismo sostiene casi al final de la nota: “Apenas un intento de hacer periodismo con base en hechos reales, no en operaciones político-mediático-judiciales”. La idea del autor de hacer periodismo en serio sin dejar de lado la posición subjetiva -que nos evidencie que el periodista sigue vivo; tratando de reestablecer algún grado de objetividad que reviva el impulso a la verdad. Byung-Chul Han sostiene en Infocracia que la importancia de la verdad radica en que es una reguladora del funcionamiento de la sociedad.
Un golpe institucional desapercibido
Nos hemos sentido alcanzados por los efectos de la escritura de Yasenza por lo que intentamos ubicarnos en el lugar de interlocutores de su investigación y responder algunas de sus propuestas y hacer algunos aportes sobre todo aquellos referidos a la comunicación y al periodismo. Cuando Yasenza sostiene en el 2° párrafo de su investigación que la muerte de Nisman pudo haber sido utilizada como un intento de golpe institucional originado no sólo en las intenciones del adversario político; sino, inclusive en los errores de apreciación política del kirchnerismo nos damos cuenta de la amplitud de criterio de un autor que no sólo se dispone a la crítica; sino y fundamentalmente a la autocrítica.
Nos interesa esa línea de análisis que el director de La Tecl@ Eñe propone. Nisman fue encontrado muerto el 18 de enero en su departamento de Puerto Madero. Cuatro días antes el fiscal había realizado una declaración en la que acusaba a la presidenta CFK y al canciller Héctor Timerman de encubrir a los ciudadanos iraníes acusados de haber sido los autores ideológicos del atentado contra la sede de la AMIA.
CFK demuestra su cintura política ya que al otro día toma la decisión la decisión de desclasificar la identidad de los agentes mencionados en la denuncia del fiscal demostrándole a la Justicia su decisión política de ponerse a disposición. ¿Y la opinión pública? Antes de la muerte de Nisman, precisamente -según la investigación de Yasenza- el 16 de enero el canciller Timerman toma conocimiento de una carta firmada por el ex secretario general de Interpol donde el funcionario desmiente las afirmaciones del fiscal.
Resulta imprescindible interrogar lo sucedido: se está acusando a una presidenta de la Nación de haber asesinado a un fiscal y ésta toma la decisión de responder por Facebook. ¿Cómo puede ser que la respuesta a una acusación tan grave y sin pruebas, ni fundamentos no se realice como corresponde? ¿Cómo la presidenta en ejercicio de sus funciones no convoca la Cadena Nacional para informar a la población que intentan dar un golpe institucional a través de inculparla en un hecho delictivo que según el funcionario de Interpol no tiene fundamento? ¿No existe un asesor comunicacional que ponga el grito en el cielo y alerte sobre la insuficiencia de las redes sociales para informar sobre algo tan grave?
Luego de haberse impuesto en las PASO de 2011 y con el tremendo rédito político obtenido después de haber soportado de manera estoica el bombardeo informativo de Clarín con sus 347 tapas adversas, CFK decidió darle la espalda al periodismo al no brindar más conferencias de prensa ya que en ellas sus interlocutores son los periodistas de los diferentes medios y ellos sólo podían intermediar y distorsionar lo que pretendía informarle al pueblo. Esta opción comunicacional denominada Presidencia inmediata resulto insuficiente y terminó condicionada por una bronca de la presidenta que suponemos se retrotrae al momento en que Néstor enunciara aquel famoso: “¿Qué te pasa Clarín, estás nervioso?”.
La decisión de la Presidencia inmediata se torna dogmática en la medida que pudiendo haber sido valedera en su momento termina condicionando su criterio político y comunicacional al terminar usando las redes sociales que acotan y circunscriben un mensaje que tendría que haberse expandido a toda la ciudadanía de otra forma. Recordemos que una de las primeras críticas serias y con holgada argumentación que se le empieza a hacer a la comunicación fomentada por la tecnología que circula por las redes sociales es la degradación que se produce respecto de la verdad del mensaje en aras de que por ellas sólo se comunica a los amigos (así lo sostiene Facebook). En un momento de tanta gravedad institucional CFK necesitaba comunicar a amigos y a no tan amigos.
Servicios y periodismo
El periodista de La Tecl@ Eñe relata un confuso episodio que evidencia la relación de los servicios de inteligencia con algunos periodistas, una relación que está expresamente cuestionada en los códigos de ética donde se sostiene que el periodista no aplica métodos propios de los servicios para obtener información. ¿Qué significa “no aplicar métodos de los servicios”? Que el periodista debe dar a conocer su identidad, que no puede realizar escuchas ilegales, ni obtener fotos o videos sin consentimiento afectando la intimidad de las personas, también debe respetar el off the record.
Relata Yasenza que el periodista Damián Patcher del desaparecido Buenos Aires Herald en su versión digital recibe de una fuente confiable la noticia de la muerte de Nisman y la da a conocer la misma noche de su muerte, primero a través de las redes sociales y luego a través de las versiones digital e impresa. Nuevamente debemos sustraernos al vértigo de la información que dice mucho y sin embargo no permite hacernos algunas preguntas esenciales. ¿Qué es una fuente confiable? Raramente un periodista puede ser testigo de aquello que va a informar, de allí que usualmente deba recurrir a sus fuentes informativas que son aquellas personas que sí han sido testigos de algún acontecimiento o han visto y/u oído algo que tuvo relación con lo sucedido. Tan importante resulta para la información el rol de la fuente que surge el secreto profesional que es el deber y el derecho del periodista de resguardar la identidad de las personas que aportan data.
Una golondrina no hace verano; pero dos…
Vemos que al aludir a su “fuente confiable” Patcher está encubriendo la identidad de quien le ha confesado que han matado a Nisman. Pero, ¿quién puede estar tan rápidamente enterado de lo sucedido? ¿No podría ser el mismo asesino quien se desempeñó como fuente de información? Patcher tiene la respuesta; pero, amparado en el secreto profesional puede negarse a dar la identidad de su fuente con la excusa de estar protegiéndola. No obstante, la salida que encuentra el periodista del Buenos Aires Herald es irse del país con destino a Israel formulando como excusa que temía por su vida.
Es cierto que una golondrina no hace verano; pero, estamos en condiciones de afirmar que lo sucedido con el periodista del Buenos Aires Herald no es el único caso sobre el que podemos dar testimonio. En 2013 Daniel Cecchini publicaba en Miradas al sur, Cómo armar una operación periodística (y gastar un montón de guita en el intento) cuando Jorge Lanata anunciaba que iba a publicar sobre la ruta del dinero K. y en 2018 como lo desarrollado tiene plena vigencia vuelve a publicar sobre el tema en Socompa, Las (largas) patas de la mentira. Cecchini afirma que existe una operación político-mediática-judicial con el objetivo de desestabilizar al gobierno de CFK.
Tanto en Conrado Yasenza como en Daniel Cecchini toma cuerpo la idea operaciones político-mediática-judiciales en un caso a través del asesinato a Nisman y en el otro a través de la ruta del dinero K. Vamos a describir esas operaciones meticulosamente; pero, antes debemos explicar que están amparadas por el derecho muy novedoso y que parece brindarle al periodista un poder ilimitado.
Doctrina Real Malicia
Antiguamente el Código Penal concedía una protección especial a los funcionarios públicos. Pero, resultaba injustificable en un régimen democrático la vigencia de la figura de desacato, delito que parecía ser un resabio de viejas concepciones autoritarias. Leemos en Los riesgos jurídicos del periodismo que un número considerable de juicios comenzaron a cuestionar la existencia de ese delito inspirados en un caso célebre resuelto por la Corte Suprema de Justicia de EE.UU. denominado New York versus Sullivan (1964) donde se exige a los funcionarios públicos que como consecuencia de las misiones que le confía la sociedad deben soportar con mayor tolerancia que un ciudadano común las críticas de la prensa.
A raíz de este famoso caso se produce un cambio sustancial en la jurisprudencia americana ya que con anterioridad las críticas vertidas por los medios respecto del proceder de los funcionarios públicos debían ser acreditados puntualmente. Ahora, para configurar el delito de injurias y calumnias se comienza a exigirle al funcionario la comprobación de la real malicia; es decir, la comprobación que el periodista está (des)informando tendenciosamente, con malicia. A todas luces un imposible: ¿cómo hace un ciudadano, funcionario, para probar la malicia de una empresa periodística?
Los abogados y docentes de la Universidad de Cuyo con su director Juan Armagnague a la cabeza sostienen en Derecho a la información, hábeas data e Internet que el advenimiento de la prensa comercial y de los modernos medios masivos de comunicación constituyen un fenómeno que no puede ser pasado por alto a la hora de proyectar criterios aplicables en materia de responsabilidad civil.
Lavado de información
Vemos que cuando ciertos periodistas ponen en marcha las mencionadas operaciones de prensa -que están expresamente sancionadas por los códigos de ética- arrancan con una información que producen los servicios de inteligencia por orden de un funcionario o político contra el adversario político devenido enemigo interno.
Las operaciones de inteligencia son informaciones que no provienen de las fuentes informativas sino de escuchas telefónicas, de datos extraídos de Internet, de seguimientos subrepticios, de fotos y videos comprometedores, etc. por lo tanto, esa información que circula hacia los medios debe ser lavada.
El lavado de información es una idea que surge del lavado de dinero. Para los legos recomendamos Orzak, la serie de Netflix en la que los traficantes mexicanos le envían a Marty Byrde (Jason Bateman) montañas de dólares provenientes de la venta de droga para ser lavados. La idea de lavado de dinero se ha impregnado de tal forma en el lenguaje que se desplaza metonímicamente al lavado de información.
Debido al secreto profesional el periodista está en posición de poder sostener que la producción de información no procede de los servicios; sino de las fuentes informativas. El principal beneficiario del secreto profesional debería ser el público; sin embargo, la situación que estamos analizando se termina constituyendo en un privilegio corporativo para el periodista que si es presionado para que revele las fuentes sostendrá pataleando que se ataca su libertad de expresión.
Yasenza se pregunta en su nota por qué la fuente informativa del caso Nisman se dirigió a un periodista ignoto de un medio muy poco leído y no a los periodistas de Clarín o La Nación. Es que un periodista de cierta trayectoria y cierto nombre no habría aceptado una información que provenía de un actor del drama y no de una fuente real. En la situación narrada no había posibilidad de lavar la información y si el periodista se tiró a la pileta sin agua fue para tener su minuto de gloria, que le costó demasiado caro: el exilio.
En la nota de Cecchini sostiene que el programa de Lanata está plagado de certezas que se lanzaron al aire “sin ninguna prueba que las sostuviera”. Entrecomillamos la frase porque es textual y porque supone cierta ingenuidad respecto de algunos periodistas que han resignado su independencia profesional y amparados en la doctrina real malicia se dedican a ser exclusivamente portavoces de lo que sus medios editorializan.
Entonces, a través del secreto profesional se logra lavar la información y luego se la publica en los medios con grandes titulares. Si la información no puede sostenerse con pruebas resulta insustancial para la Justicia porque la doctrina real malicia permite que los funcionarios -en este caso CFK- deba soportar con mayor tolerancia que un ciudadano común las críticas de la prensa.
Resulta importante abrir una reflexión sobre la información construida sin pruebas, muchas veces con argumentaciones paupérrimas -las notas de Yasenza y Cecchini lo ponen en evidencia- ya que esas noticias no sólo son leídas por el público en general, también son evaluadas por los funcionarios judiciales quienes las terminan utilizando para actuar de oficio. Se denomina actuación de oficio a un trámite o diligencia judicial que se inicia sin necesidad de actividad por parte de los litigantes; es decir, no se litiga a instancia de parte; sino que se lo hace de oficio. La posibilidad de actuación de oficio está regulada por la ley, sucede que con noticias falsas se terminan armando causas reales.
Con la participación de la esfera política se completa de alguna manera el cuadro de situación que hemos tratado de explicitar. Con lo publicado en los medios y lo actuado en la Justicia se genera una cantidad de material más que suficiente para atacar al enemigo interno con una extraordinaria eficacia.
Tanto el secreto profesional como la doctrina real malicia se han convertido en dos enormes prerrogativas con las que cuenta hoy el periodista. Han sido conseguidas a lo largo de más de 150 años de ejercicio profesional, de lucha y esfuerzo, muchas veces pagando con la vida. El problema es que algunos periodistas parecen estar haciendo todo lo posible para dilapidar ese enorme capital. Cuando el periodista profesional lava información está utilizando sus prerrogativas no sólo para beneficiarse a sí mismo; sino al medio para el cual se desempeña. Cuando el periodista se identifica absolutamente con lo que el medio le demanda nos encontramos con que la profesión se muere.
Buenos Aires, 28 de enero de 2025.
*Periodista.
1 Comment
La idea de lavado de información me hace pensar en el desdibujamiento que se viene operando entre la frontera de la realidad y la virtualidad. Lavado de dinero, lavado de información, lavado de cerebros por medio de los supuestos medios de comunicación, lavado de realidad ante la virtualidad, lavado de etc.,etc… El dilema que presentas en relación a la desaparición del periodismo en tanto fuentes ya no fiable de información, nos deja en el borde de esa frontera donde se desdibujan y confunden pares antagonicos, presentados ahora como una continuidad que no puede enlazarse, y a pesar de ello se muestra como enlazada. Cada vez que miro un reel en Ig me pregunto: será verdad o está realizado con inteligencia artificial? Cómo harán las futuras generaciones para desarrollar El principio de realidad que Freud definió en el desarrollo psíquico como constitutivo porque permite al infante ir discerniendo la fantasía de la realidad?… un chico se suicida por un desengaño amoroso con un chat robot, etc, etc… preocupante…