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Carta a Milagro – Por Conrado Yasenza

Avellaneda, 7 de julio de 2021.

 

Querida Milagro, compañera:

Te escribo esta carta con esperanzada melancolía de que las miles que te están llegando produzcan la reflexión y decisión necesaria, imperiosa, para que el presidente de la República ponga fin a tu calvario físico y espiritual,  que es tuyo, personal, pero que también es el dolor que sufre el mundo plebeyo, negro, indio y popular. Es la historia del sojuzgamiento, la esclavitud y el exterminio, que se hace presente. Ahí reside la criminalidad. Tu prisión, que es política y también histórica, tiene su origen en el Estado de excepción que el patrón Morales y la Alianza de la derecha, la feroz alianza antipopular, instaló en Jujuy con sus falsos juicios y condenas canallas, pero que sigue vigente en esta democracia por la que tantas y tantos dieron y dan pelea. Tu prisión es una afrenta a los deseos colectivos de un proyecto político que debe tener por fin promover un humanismo solidario con los más débiles; un humanismo que sea capaz de tender puentes amorosos para la vida en común sin olvidar que los poderes reales son mezquinos y crueles, y que, a veces, perforan las buenas intenciones de quienes se sienten amalgamados en la defensa de los derechos humanos de las mujeres y hombres de nuestro país. Y si esto ocurre, la gravedad aumenta y el crimen sigue vigente.

La vida militante, la verdadera, no es fácil y vos lo sabés muy bien Milagro. Sobre todo cuando esa vida es manifestación de la coherencia entre el decir y el hacer, lo que equivale a saber que si se abraza la vida como militancia, la palabra debe ser potencia en acto, y tus actos siempre fueron gestos de profundo amor hacia los más desvalidos en materia y espíritu, querida Milagro. Por eso tu trabajo esencial de recuperación de la identidad de clase desde la organización popular – la Tupac Amaru, casa de la memoria y la resistencia despedazada por el macrismo -. Eso es una comunidad, Milagro, es decir, un común vivir. Pero, y como dijo nuestro amigo, el querido Horacio González,  las comunidades son peligrosas para El Estado y los poderes, y por eso estás presa, Milagro, y por ello también es urgente tu liberación, para  poder reconstruir comunidades que salven al sujeto popular de la destrucción que el neoliberalismo produce.

Pero todo esto que te escribo tal vez no calme el dolor, la tortura psíquica que la persecución y la cárcel te producen. 2000 días, casi seis años de prisión, mellan física y emocionalmente a cualquier ser humano. Entonces, Milagro, presa política entre otros presos políticos de la democracia argentina – todos militantes del campo nacional y popular – esta carta que te escribo intenta abrazarte desde el alma para acompañarte cuando sientas que tus fuerzas decaen, para decirte que somos miles las/los que exigimos tu liberación; que somos como una afluencia que te piensa, te quiere y te acompaña al tiempo que da la pelea por vos y los compañeros/as que aún siguen presos en democracia, hecho que agrega al padecimiento personal, la profunda preocupación por un sistema judicial para el que la justicia es palabra muerta, o mejor dicho, palabra que encarcela y mata.

Entonces, Milagro, querida compañera, presa política, militante por la vida, la dignidad y el trabajo con conciencia de clase, es que me siento y escribo esta carta que ojalá leas, para decirte que tu pelea, tu lucha, es un ejemplo para quienes habitamos el campo nacional y popular; ejemplo que debemos tomar con responsabilidad política, con ética política, para seguir interpelando al poder, al local y al nacional, para exigirles tu liberación; poderes que desafiaste al demostrarles que se puede revertir el proceso de administración de la pobreza con autogestión y compromiso social con los más vulnerables, y por ello seguís presa en democracia, querida Milagro.

Como escribió el poeta Mario Trejo, “La noche puede durar y durará/el alba es oficio de sobrevivientes”. Y vos sos una sobreviviente, compañera.

Así es que en la noche del acampe, escribo, una vez más, Libertad a Milagro Sala, presa política.

 

Conrado Yasenza.

7 de julio de 2021.

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