Enrique Walker es uno de los más de doscientos periodistas desaparecidos durante la dictadura cívico-militar, pero también fue el hombre que trabajando para el semanario Gente viajó rumbo a Vietnam tras los pasos de un colega del diario La Nación, Ignacio Ezcurra, y de regreso fue otro, un hombre nuevo.
Por Conrado Yasenza*
(para La Tecl@ Eñe)
«¿Cómo escribirán ustedes, mis queridos amigos, mis compañeros en la ardua tarea de cazar palabras,
ahora que la antigua piel de dios está cubierta de sangre?»
Vicente Zito Lema.
El Hombre y su tiempo
El hombre, el nombre, un oficio. El proceso de producción. Enrique Walker, conjugándose con los acontecimientos de su época. Walker, permeable a los fulgores, a los hechos políticos y sociales de su tiempo. El periodista en transformación, desplazándose: viaja a Costa Rica y a Vietnam.
En la selva de Costa Rica cubre, durante dos meses, la búsqueda del avión TC-48 de la Fuerza Aérea Argentina.
Vietnam, en este movimiento, el del proceso de producción, será significativo. Walker parte rumbo a Vietnam tras los pasos de un colega del diario La Nación. La búsqueda es la línea de fuerza que atraviesa el cuerpo y el alma de Enrique «Jarito» Walker. El periodista desaparecido en Vietnam se apellida Ezcurra, y mientras Walker rastrea datos va registrando emociones y pensamientos.
“…Escenografía: edificación sin personalidad. La casa media es monótona, sin estilo, mediocre. Típica construcción francesa, pero sin encanto. Si uno baja la vista, se olvida de la arquitectura: barricadas, bolsas de arena, alambres de púa, soldados, ametralladoras, morteros y granadas… La guerra.”. Así comienza la crónica que Walker escribe ya en Vietnam, Saigón, la contradictoria.
Vietnam, Saigón, la ciudad que desborda habitantes; refugiados, Pagodas, escuelas, iglesias católicas, todo sirve para albergar a estos desterrados… el tránsito sofocado del mediodía en Saigón, atiborrado de bicicletas, motos, rick-shaws, taxis y bocinas… La lluvia y la inundación, porque Saigón siempre se inunda porque según reza el chiste norteamericano “los cuerpos de los vietcongs han taponado las cañerías”.
Después de Vietnam soy otra persona – decía Walker -, antes vivía y pensaba como un pequeño burgués, la visión de la guerra ha cambiado mi vida.
Para aproximarnos a cómo el clima sofocado de Saigón va transformando a Walker, vaya este fragmento de Eduardo Blaustein tomado del libro Decíamos ayer:
«Según testimonios de quienes lo conocieron, algunos de los viajes que realizó por Latinoamérica lo conmovieron hondamente y de acuerdo con el relato de su madre la experiencia que de verdad lo transformó la sufrió en Vietnam, a donde partió tras los pasos de su colega de La Nación, Ignacio Ezcurra, quien había desaparecido en el escenario de la guerra sin dejar rastro…».
Analogías: Rodolfo Walsh y Operación Masacre / Jorge Ricardo Masetti y su viaje a Cuba, tras un reportaje a Fidel Castro para dar testimonio de los que luchan y los que lloran / Enrique Walker y sus crónicas sobre la guerra de Vietnam. El productor relacionándose, externa e internamente, con la producción. Adentro y afuera. El sujeto que moviliza la investigación y la producción que conmueve y transforma al sujeto.
Historizar. Encuadre cultural/político/social:
«Para quienes no conocieron la época, en los años ’60 y ’70 los fervores culturales y políticos tuvieron su correlato no sólo en el florecimiento de una riquísima industria editorial sino en el amplio desarrollo de una prensa social y militante «de amplio espectro». Una, sólo una, de las publicaciones paradigmáticas fue la que representa a la distancia el fulgor montonero: El Descamisado, reaparecida tras una clausura como La Causa Peronista. La antigua permeabilidad social argentina y lo profundo de los sacudones políticos, culturales y estéticos de entonces acaso pueda simbolizarse – con lo que tiene de deshumanizante congelar a alguien en el tiempo – en la figura de uno de los redactores de aquella revista: Enrique Walker…».
Tres movimientos
Tomemos prestado un pensamiento de David Viñas – no textualmente -: El panfleto de denuncia vulgar no hiere ni molesta al poder como lo hace una producción literaria/informativa/política/cultural que descifre los códigos discursivos hegemónicos del poder. Es decir, no siempre el texto explícito de denuncia es referencia segura de efectividad. El ejercicio y la crítica lastima, y mucho, desde una perspectiva ligada al vínculo agudo de estos tres movimientos: productor/ proceso de producción/ producto. Puede uno arriesgar que Enrique Walker tuvo presente lo necesario de esta suerte de teorema. Valga, entonces, este intento de historicidad.
El periodismo
El inicio de la carrera periodística de Enrique Walker se da con la aparición del semanario Gente de Editorial Atlántida, revista en la que llegó a ser secretario de redacción hasta que en 1969 renunció debido a una diferencia que tuvo con el director Carlos Fontanarrosa motivada en la edición de la crónica escrita por Walker sobre el Cordobazo. En la investigación de Daniel Cecchini y Eduardo Anguita para Infobae, los periodistas lograron aclarar el motivo real de la diferencia con la dirección del semanario:
“Junto a la crónica del Cordobazo, Walker contaba con una foto en la que podía identificarse a una persona de las fuerzas de seguridad que tenía su arma reglamentaria y otra –no oficial- que le servía para actuar de francotirador. Dado que la información periodística hacía hincapié en insurgentes que disparaban con rifles desde las terrazas, para Walker era importante que esa fotografía y el relato de esa imagen estuvieran en la nota… El director de la revista tenía otra mirada argentina. Walker, que por entonces ya era secretario de redacción, se plantó:
-La crónica sale como la escribí, con la foto, o no hay nota sobre el Cordobazo.”.
Hay que tener presente el siguiente dato: Gente fue un semanario que llegó a imprimir tiradas superiores a los 100.000 ejemplares, con ventas que podían superar los 70.000. Es decir, Walker pegó el portazo de una publicación en la cual su buena estrella estaba asegurada por la masividad del medio y por la calidad profesional de Jarito.
Enrique Walker trabajó también en la Editorial Abril para la revista Semana Crítica y luego en Extra. Integró el plantel periodístico de Canal 11 de Buenos Aires y trabajó en los programas de radio Belgrano “La Gallina Verde” y “Generación Espontánea”.
Luego, el recorrido periodístico de Walker transita por Semana Gráfica, también de Editorial Abril, para en 1971 plasmar en papel su pensamiento y su compromiso cada vez más acentuado con las organizaciones político-militares de su tiempo, especialmente con Montoneros: Nuevo Hombre se llamaría el semanario clandestino que dirigió a sus casi 30 años.
La redacción de Nuevo Hombre reunió a los mejores talentos del campo periodístico y cultural de la época; como muestra, el listado del Consejo de Redacción integrado por Fernando Hugo Azcurra, Néstor Barreiro, Dardo Cabo, Eduardo L. Duhalde, Juan Pablo Franco, Alberto González, Hernán Kesselman, Augusto Klappenbach, Osvaldo Meira, Rodolfo Ortega Peña, María Cristina Verrier, Enrique Walker, Antonio Caparrós, Alicia Eguren, Ariel Pelayo, Pablo Damiani, Lorenzo Cruz, Omar Lauria, Juana Bignozzi, Nicolás Casullo, Mario Pellegrini, Oscar Peyrou, Mónica Tiffenberg, Vicente Zito Lema.
En Nuevo Hombre confluyeron poetas como Rodolfo Mattarollo -que fue director de la revista- dramaturgos, periodistas y destacados abogados como Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Duhalde. Nuevo Hombre estuvo vinculada desde su origen a las organizaciones político-militares de origen marxista y peronista.
Hacia 1973 Walker forma parte del consejo directivo de El Descamisado, cuyo primer número saldrá a la calle el 8 de mayo de 1973, dos semanas antes de que asumiera el gobierno constitucional de Héctor. J Cámpora. El Descamisado, o el Desca, como se lo llamó en la jerga militante de la época, actuaría como órgano de prensa de Montoneros y la Juventud Peronista, pero, a diferencia de otras publicaciones partidarias, se convirtió en un fenómeno de ventas gracias a su calidad gráfica y periodística. El Descamisado tuvo una tirada promedio de 100.000 ejemplares. Volvamos un poco atrás, a 1969 y la revista Gente, para, por comparación, realzar la idea de cómo una revista con intenciones serias de incidir en la realidad política y social del país pudo combinar militancia partidaria con calidad profesional. Y allí estaba, otra vez, Enrique “Jarito” Walker.
Coda
Enrique Walker fue secuestrado el 17 de Julio de 1976, a las 19,30 horas, mientras se encontraba en el cine Moreno de la localidad de Caballito, al que había llegado caminando para ver la película Ultraje a la inocencia (1974) con la actriz Linda Blair en el papel protagónico, sí, la niña de El exorcista, filme estrenado en 1973.
Los periodistas Daniel Cecchini y Eduardo Anguita narran con maestría el momento de su secuestro en una crónica publicada en Infobae:
“Walker miró los alrededores del cine, hizo la cola en la boletería, sacó la entrada, se ubicó en una butaca, se apagaron las luces y empezó la función. Sin embargo, en unos instantes, cortaron la proyección, la sala se iluminó y entraron varios hombres a los gritos con armas en las manos.
El fornido y atlético Jarito dio unas zancadas hasta la pantalla donde enfocaba el proyector, pegó un salto y gritó “¡soy Enrique Walker! ¡Llamen a los diarios… me secuestran!”. La banda sonora se había enmudecido. La banda armada salió disparada hasta el escenario. Jarito volvió a gritar “¡Soy Enrique Walker! ¡Llamen a los diarios… me secuestran!”.
El operativo montado para su secuestro fue registrado por los diarios La Nación y La Opinión.
Diario La Nación, 18 de julio de 1976.
«Un hecho registrado ayer, por la tarde, en un cine del barrio de Caballito, causó alarma a los numerosos espectadores que se encontraban en su interior, y sorprendió a los transeúntes de la zona. A las 19,30 horas se detuvieron ante el cine Moreno, ubicado en Rivadavia al 5050, dos vehículos, una furgoneta Ford de color blanco, chapa D-171622, y un automóvil Ford Falcon metalizado, de los que descendieron varios hombres que se dirigieron al boletero de la sala, y luego de identificarse como policías, le indicaron que hiciese encender las luces del local, donde en ese momento se proyectaba una película.
Una vez conseguido ese objetivo, los hombres se dedicaron a buscar una persona entre los espectadores, la que muy pronto fue identificada. El hombre buscado intento fugarse, pero fue reducido por sus perseguidores, quienes con arma de fuego lo obligaron a ascender a la furgoneta. Posteriormente, quienes habían intervenido en el procedimiento, subieron a los vehículos y abandonaron el lugar. El suceso fue denunciado en la Comisaría 12.».
Diario La Opinión, 20 de julio de 1976.
“El diario Buenos Aires Herald identificó ayer como Enrique Walker a una persona secuestrada espectacularmente en la noche del sábado último, en una sala cinematográfica de Caballito por un grupo armado que obligó a los empleados del establecimiento a interrumpir la función y a encender las luces para llevar a cabo el operativo.»
Al término del capítulo de Enrique Walker, en el libro Periodistas desaparecidos, se deja constancia que quienes recabaron los datos sobre Walker no llegaron a conocerlo personalmente; no contaron con la oportunidad de conocer al «hombre Walker», a cada uno de los puntos de la historia, de su propia historia de vida». Pero sí pudieron, gracias a la colaboración de su madre, Edith de Walker, intentar reconstruir un gesto, una semblanza que nos acerque, aunque más no sea en una dimensión estrecha, a esa historia, a unos pocos gestos y palabras de ese hombre.
Finalmente se agregan, en el mismo capítulo del libro, dos últimos datos: uno, que desde que Walker fue secuestrado y desaparecido, su hijo vivió en otro país junto a su madre; y dos, que como cuenta su esposa «nada queda de sus últimas producciones».
Queda, por último, la posibilidad abierta para quien quiera aceptar el desafío, de ampliar la investigación que tienda a unir los fragmentos de historia que conforman la vida de Enrique Walker.
BIBLIOGRAFÍA:
-Blaustein, Eduardo y Zubieta Martín, Decíamos ayer, la prensa argentina bajo el Proceso, Buenos Aires, Colihue, 1998.
-Camaño Juan Carlos y Bayer Osvaldo, Periodistas desaparecidos, Buenos Aires, Norma, 1998.
-Viñas David, Primer Seminario de Análisis Crítico de la realidad argentina, 1984-1999, clase cuatro, Librería de las Madres Café Literario Osvaldo Bayer, Buenos Aires, 1999.
Avellaneda, 28 de febrero de 2025.
*Periodista. Docente en UNDAV.