El 18 de enero se cumplen diez años de la muerte de Alberto Nisman, cifra redonda y perfecta para reflotar la falsa idea instalada desde medios comerciales y justicia federal sobre el asesinato del fiscal.
Por Conrado Yasenza*
(para La Tecl@ Eñe)
Enero ha sido, casi siempre hasta la irrupción de Milei, un mes durante el cual los medios de comunicación no tienen material sensible, en términos políticos y económicos, sobre el cual escribir. Diciembre de 2014 transcurrió sin que se cumpliesen los pronósticos de caos social y económico. La tan mentada cláusula RUFO (Rights Upon Future Offers) quedó sin efecto y la Argentina no entró en default, aunque la cuestión de los bonistas acreedores que entraron en la reestructuración de la deuda y la pelea con los fondos buitre quedó pendiente como amenaza cortesana de los dionisios de Siracusa. En aquel 2014 tampoco hubo rebelión policial, ni se evidenció un colapso energético del tenor de los cortes de luz ocurridos el año anterior. Las ventas en los comercios y shoppings aumentaron considerablemente, los centros turísticos registraron llenos en su capacidad de alojamiento y el Banco Central aumentó sus reservas – seguimos en 2014 – en el orden de los 30.700 millones de dólares.
Pero algo ocurrió en enero de 2015, un hecho que tuvo derivaciones que adelantaron el año calendario en política y que conmocionó al conjunto de la sociedad argentina. Un hecho grave porque implicó la muerte de un fiscal de la Nación cuyos vínculos con los servicios de inteligencia y la embajada de los Estados Unidos de Norteamérica quedaron probados en los mails que Santiago O´Donnell reveló en su libro Argenleaks, y grave también por el impacto institucional que la denuncia del fiscal causó. ¿Puede hablarse de un intento de golpe institucional? Es probable, y no puede descartarse debido a la saga de intentos de quiebre que los gobiernos kirchneristas – a veces, creando las condiciones de posibilidad por errores de apreciación política propios – tuvieron que enfrentar. Este episodio fue aún más grave por las características propias del caso y por la utilización en clave de irresponsable espectáculo – tirar sangre, dijo uno de los operadores mediáticos de entonces, Fernando Carnota, en TN – que combinó muerte, intriga, sangre y conspiraciones. Aún más desestabilizante que la alzada agromediática de 2008.
Cronología incompleta de una denuncia
12 de enero: El fiscal federal Alberto Nisman regresó anticipadamente de sus vacaciones de Holanda.
14 de enero: Nisman formalizó, mediante una declaración, la denuncia en la que acusó a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y al canciller Héctor Timerman de encubrir a los iraníes acusados de haber sido los autores ideológicos del atentado contra la sede de la AMIA. La acusación de encubrimiento se basó en, según Nisman, la redacción del Memorando de Entendimiento con Irán por medio del cual «el Gobierno argentino hacía cesar los´alertas rojos´ e iniciaba transacciones económicas con Irán, comprándole petróleo y vendiéndole granos y soja.» Nada de esto ocurrió: No sólo no se incrementó el comercio con Irán sino que resultó casi inexistente; los alertas rojos no cayeron y el ex secretario general de Interpol, Ronald Noble, ratificó las afirmaciones de Cancillería en cuanto a que no existió ningún pedido argentino para bajar los alertas rojos contra funcionarios iraníes imputados en la causa AMIA – se aclara que esa potestad le corresponde al juez que las solicitó -, y sostuvo que las afirmaciones del fiscal Alberto Nisman eran falsas. El canciller Héctor Timerman leyó el viernes 16 de enero de 2015, una carta firmada por el ex secretario general de Interpol en la que el funcionario desmintió las afirmaciones del fiscal Alberto Nisman.
El mismo 14 de enero, el fiscal fue convocado por la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados para el día 19, para que brindara información sobre su denuncia.
18 de enero: Nisman fue encontrado muerto en su departamento del edificio Le Parc, ubicado en Puerto Madero. El cuerpo del fiscal fue hallado en el baño con una perforación de bala de calibre pequeño (22) en la cabeza.
19 de enero: El juez federal Ariel Lijo regresó anticipadamente de sus vacaciones para habilitar la feria judicial y así disponer de medidas urgentes para asegurar la prueba de las escuchas telefónicas en las que se fundó la denuncia realizada por Nisman.
La investigación de la causa quedó en manos de la fiscal Viviana Fein, titular de la fiscalía nacional en lo Criminal de Instrucción N°45.
La presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, a través de la Secretaria de Inteligencia de la Nación, decidió desclasificar la identidad de los agentes mencionados en la denuncia que el fiscal presentó. El trámite se realizó a través de dos notas que fueron enviadas por el titular de la Secretaría de Inteligencia, Dr. Oscar Parrilli, a la jueza federal María Servini.
Ese mismo día, la presidenta de la Nación publicó una carta abierta en su perfil de Facebook que tituló: “AMIA. Otra vez: tragedia, confusión, mentira e interrogantes”. Hacia el final del escrito, la Presidenta se preguntó: «¿Quién fue el que ordenó volver al país al Fiscal Nisman el día 12 de enero, dejando inclusive a su pequeña hija sola en el aeropuerto de Barajas, interrumpiendo vacaciones familiares y licencia en el trabajo que habían comenzado el 1ro de enero y debían finalizar más allá del 20?».
20 de enero: La jueza Fabiana Emma Palmaghini, del juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción N° 25, fue designada en la causa por la muerte del Fiscal Alberto Nisman.
También el día 20, el Centro de Información Judicial (CIJ) publicó la versión completa de la denuncia presentada por el fiscal Alberto Nisman ante el juez Ariel Lijo.
El titular de la Bersa calibre 22 que apareció junto al cuerpo del fiscal, entró en escena: Diego Lagomarsino, técnico informático de 35 años. El hombre explicó que Nisman “le pidió el arma para su seguridad porque tenía miedo.”
22 de enero: La presidenta publicó en las redes sociales un texto fijando su posición sobre la denuncia del fiscal. En él escribió una frase polémica que aumentó la discusión mediática sobre la comunicación oficial. “Lo usaron vivo y después lo necesitaban muerto. Así de triste y terrible”, afirmó la expresidenta.
El entonces secretario de Seguridad Sergio Berni, ordenó que se iniciara un sumario administrativo a los custodios del fiscal (Policía Federal Argentina). La presidenta había pedido que se investigara cómo habían actuado el día de la muerte del fiscal.
Aprovechamientos
Hasta aquí una cronología no completa sobre los hechos ocurridos. Hubo un tratamiento, de mínima temerario, sobre el caso por parte de los medios del grupo Clarín y por sectores de la oposición política al gobierno nacional, entre ellos, Patricia Bullrich y Silvana Giudici. Bullrich, quien en 2015 encabezó la lista de diputados en la Capital por el PRO, sería la última en hablar con Nisman.
Algunas acciones, rayanas con la farsa: El diputado nacional y precandidato presidencial para los comicios de 2015 del “Frente Renovador por la Esperanza”, Sergio Massa, anunció que su espacio político se presentaría como «querellante» en las causas vinculadas con el atentado a la AMIA y con el «encubrimiento» por parte de la presidenta Cristina Fernández y el canciller Héctor Timerman, denunciado por el fiscal Alberto Nisman, con el fin de «garantizar el funcionamiento y el ordenamiento» y –según el ex intendente de Tigre– para que «la sociedad se sienta representada». El candidato Massa tendría que haberse informado más, ya que sólo los particulares damnificados pueden ser parte querellante o bien asociaciones que intervienen en delitos de lesa humanidad, como el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS)
El fallecido periodista Jorge Lanata hizo una particular interpretación de la participación popular. Dijo: “Lo que acá se está diciendo es ‘mataron a Nisman’, y prefiero adherir a la intuición popular”.
La diputada nacional Elisa Carrió (Coalición Cívica-ARI) lanzó una más de sus tantas infundadas hipótesis: “Fueron a buscar el maletín que este señor tenía en sus manos, se lo llevaron y dejaron la sangre y un hombre muerto”.
Pero todos los límites de las peores prácticas políticas fueron traspasados por Miguel Ángel Toma, ex titular de la SIDE, hombre del menemismo y del Massimo. Toma, en conversación telefónica con el periodista Marcelo Zlotogwiazda en su programa en Radio del Plata, afirmó que la muerte del fiscal Alberto Nisman “es un asesinato”, y que en el mejor de los casos se trataría de un «suicidio asistido o inducido», y que este hecho “nos remite a los peores años en que la política nacional se dirimía con plomo”. Además, agregó que se trataba de un engranaje más del aparato autoritario del Estado, del Gobierno Nacional, puesto al servicio del «apriete» y de la amenaza hacia opositores y funcionarios independientes del Gobierno. “Estamos ante un hecho de sangre», afirmó Toma. Ante la requisitoria del periodista para saber en qué datos basaba sus afirmaciones, Toma manifestó que, para confirmar la idea del asesinato se basaba en su “conocimiento personal” del fiscal ya que Nisman – según Toma -no tenía perfil depresivo ni otra característica propia del suicida. Tratando de precisar en qué datos se sostenían sus afirmaciones, Zlotogwiazda repreguntó y Toma aceptó que, lamentablemente, «no tengo pruebas» sino que se apoyaba en su convicción personal.
Derivas y espías
La conmoción causada por la muerte del fiscal Nisman desplazó del centro de atención social, político y judicial – una vez más – la investigación sobre la causa AMIA, el atentado terrorista internacional más cruel que sufrió la Argentina, en el cual murieron 85 personas y 300 quedaron heridas. Como consecuencia no deseada por las laberínticas estructuras del espionaje nacional, el caso Nisman puso de relieve la función y las zonas grises de los Servicios de Inteligencia. La discusión sobre la necesidad de regular los servicios de inteligencia, junto a las agencias privadas nacionales e internacionales, es aún una deuda de la democracia que ningún gobierno ha abordado con profundidad. Los servicios constituyen una suerte de” paquete cerrado” que incide en operaciones de orden conspirativo y que suelen quebrar las leyes políticas dictadas por el Congreso Nacional que reglamentan su funcionamiento. Hablamos de «zonas grises» o placas tectónicas de los servicios de inteligencia que se extienden por cada una de las ramas de las fuerzas, además de la Policía Federal y Provincial: La Armada cuenta con su Servicio de Inteligencia Naval (SIN), la Fuerza Aérea con el SIFA y el Ejército con su viejo servicio secreto militar, que se llamó Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) desde el 45 hasta el 69, y que fue reorientado por Onganía para la Doctrina de Seguridad Nacional bautizándolo Batallón 601. Así funcionó hasta el 31 de diciembre del 1986. Desde inicios del´87 se llamó Centro de Reunión de Inteligencia Militar, operado bajo la órbita de la Jefatura II del Ejército, hasta el año 2014 conducida por el General César Milani, quien también tuvo bajo su órbita a la División de Inteligencia del Estado Mayor de la Defensa J-2, la Compañía de Comandos 601 y el desmantelado Batallón 601. Todos estos datos los aportó el periodista Claudio Mardones en su nota La inteligencia argentina, niño prodigio, Revista Crisis http://www.revistacrisis.com.ar/la-inteligencia-argentina-nino.html o https://rebelion.org/la-inteligencia-argentina-nino-prodigio/
El caso Nisman reveló que el fiscal trabajaba con un grupo operativo especialmente dedicado a él para realizar escuchas “pertinentes a la causa”, estructura organizada por el agente Antonio Horacio Stiles/Stiuso, alias “Jaime”, “El Ingeniero” o “El petiso”, quien formaba parte de los servicios de inteligencia desde la dictadura cívico militar y que pasó por todos los gobiernos constitucionales hasta el suicidio de Nisman. La denuncia presentada por el fiscal se basó casi exclusivamente en estas escuchas y en recortes de notas periodísticas.
Servicios y periodismo
Es allí donde entra el confuso episodio que evidencia la relación de los servicios con algunos periodistas. Fue Damián Patcher, periodista de la versión digital del ya extinto – cerró en 2017 -diario Buenos Aires Herald, quien recibió de una fuente de su confianza la noticia de que algo ocurría en el departamento del fiscal, y que luego se transformó en la confirmación de la muerte de Nisman. Patcher tuiteó la madrugada del 19 de enero que Nisman se hallaba muerto en su departamento, sin consultarlo con las autoridades, tanto de la edición impresa como de la versión digital del Herald, para luego escribir una nota ya supervisada por ambos editores promediando las 2 y 30 de la madrugada. Patcher se fue del país con destino hacia Israel, comunicándole al diario InfoBae que temía por su vida y que – según relató en 2015 el editor jefe del Herald, Sebastián Lacunza en el programa radial de Zlotogwiazda – esto se lo habría comunicado un agente de inteligencia.
Permítame el lector un grado de sospecha, por única vez y basado en el relato que realizó Pachter el 26 de enero de 2015 en el diario La Nación, bajo el título Por qué escapé de la Argentina https://www.lanacion.com.ar/politica/por-que-escape-de-la-argentina-nid1763179/ (esta es la versión que se halla hoy en Internet), relato grotesco que no produce otro efecto que alimentar falsas hipótesis y especulaciones. Patcher habla de Twitter, de sus 420 seguidores iniciales que al 2015 habían aumentado a 10.000, pero, además, relata una serie de intrigas que mentan amigos, fuentes, espías, al Gobierno Nacional operándolo con amenazas, publicaciones sobre su destino y sobre su regreso al país, y enigmas sin fundamentación sobre qué hubiese ocurrido si no escribía ese tuit. Entonces las preguntas: ¿Por qué le dieron información vital, sensible, a un ignoto periodista de una punto.com que «tenía 420 seguidores en Twitter» como todo dato? El propio Lacunza dijo que Damián vivió su semana profesional más importante. ¿La «garganta profunda» de Patcher no podría tener fuertes vínculos con La Nación o Clarín? ¿Por qué se eligió a un diario de minorías para dar una información crucial? Como corolario, Patcher afirmaba: » No tengo idea de cuándo volveré a Argentina. Ni siquiera sé si quiero volver. Lo que sí sé es que el país donde nací no es el país feliz del que solían hablarme mis abuelos judíos. Tras abandonar Argentina, descubrí que el Gobierno seguía publicando información errónea sobre mí. La cuenta de Twitter de la Casa Rosada publicó detalles del pasaje de avión que había comprado, y afirmó que me proponía regresar al país el 2 de febrero. Decían que en realidad no había escapado. La fecha de regreso de mi pasaje es para diciembre. Argentina se ha convertido en un lugar oscuro gobernado por un sistema político corrupto. Todavía no he logrado entender todo lo que me pasó en las últimas 48 horas. Nunca imaginé que mi regreso a Israel sería así»
En diciembre de 2024, Pachter mantuvo una conversación telefónica con la periodista Cristina Pérez en la cual afirmó: «Creo que Cristina ordenó la muerte del fiscal Nisman». Sí, otra vez, Cristina…
Cuántas dudas dejó el periodista que voló a Tel Aviv: Periodista desconocido que poseía una gran fuente en la que confiaba, que tuiteó, se aterró, inició un periplo de viajes tratando de escapar de los servicios, lo ayudó su amigo X, le sacaron una foto al agente, la conservó, se escapó a Israel y afirmó que no creía que pudiera regresar al país.
La Nación publicó la nota de Patcher, que da tanto para una película de «intriga internacional» como para un libro de no ficción o como prueba de una clara operación político-periodística. Un excelente periodista al que consulte sobre este hecho – no revelo su nombre porque fue una consulta personal y no deseo comprometerlo – me dijo: “Hay demasiada gente que siente que tiene sus cinco minutos de gloria y también un pequeño número de gente que tiene vínculos secretos. Algunas veces, ambas cosas coinciden”
Se sabe, las teorías conspirativas existen y casi siempre están al “servicio” de los deseos de quienes las pergeñan. Y esas teorías y deseos se reconfiguran en un mundo en el cual las industrias tecnológicas del capitalismo han puesto en crisis paradigmas propios del siglo XX. Entre ellos, la experiencia metafísica del ser y sus modos de estar en un mundo de representaciones simbólicas que están siendo reemplazadas por representaciones virtuales y virales. Qué es la verdad en un mundo de incesantes noticias falsas. Allí el problema de este siglo velocísimo: La imposibilidad, casi total, para diferenciar lo verdadero de lo falso, es decir, la guerra semiótica.
Final
El abogado de DD. HH Rodolfo Yanzón tituló, hace unos años, una nota sobre el caso Nisman: “Un mensaje hacia el futuro”. No se equivocó. Un mensaje que se reactualiza al acercarse la cifra redonda (10 años) que rememora el suicidio del fiscal.
Otra vez, los mismos medios comerciales del poder junto a una justicia politizada, en especial la justicia federal de Comodoro Py, insisten en afirmar que al fiscal Nisman lo asesinaron, y lo hacen con consciencia de una doble intencionalidad cifrada en un mismo fin: Reflotar el caso Nisman para apuntalar la unificación política Macri-Milei en un año electoral – una relación compleja, más cercana a un tenso juego de aliados condicionado por la interna PRO – y dotar así de potencia política al objetivo declarado de arrasar con el kirchnerismo/peronismo, la piedra basal de la batalla cultural libertariana.
Prueba de ello es la presentación de un nuevo informe que realizó el fiscal federal Eduardo Taiano el pasado 10 de enero – Taiano es quien ordenó realizar una nueva investigación con fuerte presencia de peritos de la Gendarmería, desestimando así las conclusiones de los peritos forenses y criminalísticos -, en el cual, y a lo largo de 56 carillas, repite, como lo escribió Raúl Kollmann en su última nota en Página 12, una larga serie de especulaciones, muchas de las cuales ya fueron desechadas en los diez años transcurridos, y desestimando “todos los estudios serios y las evidencias que indican que Nisman se disparó a sí mismo, parado frente al espejo… y alterando las conclusiones centrales de los estudios más serios que se hicieron en la causa Nisman”. https://www.pagina12.com.ar/796109-a-10-anos-del-suicidio-de-nisman-a-falta-de-pruebas-un-infor
En una nota de enero de 2024, Kollmann escribió en Página 12, con relación a cómo desde la justicia federal se desestiman las pruebas que confirman el suicidio de Nisman: “El informe médico, la autopsia y la junta médica convocada en su momento por la fiscal Viviana Fein tuvieron resultados unánimes y categóricos:´ No hay rastros de intervención de otras personas desde el punto de vista médico-legal´. Después se convocó a una junta de criminalistas que también concluyó en forma demoledora: ´No había ninguna otra persona en el baño en el momento del disparo´.”. Y agrega, Kollmann: “La Justicia, manipulada por el macrismo, se negó a tomarle declaración bajo juramento a los gendarmes que hicieron aquella pericia trucha y mucho menos a que esos peritos confronten con quienes hicieron la autopsia, los miembros del Cuerpo Médico Forense (CMF), que depende de la Corte Suprema. El CMF hace 3.000 autopsias por año, la Gendarmería, ninguna.” https://www.pagina12.com.ar/704980-a-9-anos-de-la-muerte-de-alberto-nisman-las-operaciones-de-b
Coda
Esta nota no pretende ser abarcativa en cuanto a la cobertura de la larga serie de artículos o entrevistas radiales que los medios comerciales han publicado para mantener viva la llama “republicana” del “asesinato» de Nisman, como tampoco las que se han escrito para rebatir esa ominosa construcción de sentido que sigue haciendo mella en el corazón – y en la mente – de nuestra sociedad.
Apenas es un intento por hacer periodismo con base en hechos reales, no en operaciones político-mediático-judiciales; hacer periodismo sin dejar de lado una posición subjetiva que propone, a la vez, restablecer algún grado de objetividad para pensar éticamente sobre la pasividad que alimenta la irresponsabilidad informativa que deriva, o cuyo efecto es, en ignorancia política.
Porque es tiempo de elecciones y calendarios; es enero y se siente en el aire esa atmósfera densa que genera la tardía llegada de la primera ola de calor. Entonces, vuelve Nisman, y el fantasma del Kirchnerismo merodea como si recorriera el universo.
Y alcanza, y sobra, para el negocio que se alimenta de lucrar con la muerte.
Avellaneda, 15 de enero de 2025.
*Periodista. Docente en UNDAV.