Patriarcales y Humanos – Por Osvaldo Fernández Santos

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Patriarcales y Humanos – Por Osvaldo Fernández Santos

Foto: Raúl Ferrari

Foto: Raúl Ferrari

El psicoanalista Osvaldo Fernández Santos escribe esta nota referida a la violación de la joven de 20 años por parte de seis jóvenes ocurrida en Palermo la semana pasada, que originó una serie de reacciones e intentos de explicación.

Por Osvaldo Fernández Santos*   

(para La Tecl@ Eñe)                        

La violación de la joven de 20 años por parte de seis jóvenes de entre 20 y 24 años durante el mediodía en pleno Palermo, trajo una serie de reacciones e intentos de explicación.

El repudio ante el horror de lo siniestro es siempre saludable y formó parte del sentimiento mayoritario en la sociedad.

Junto al rechazo preponderante, también operó la toma de distancia por medio de la negación que el horror desencadena. Se calificó al hecho de aberrante, pero a los ejecutores de la violación se les asignó la entidad de bestias, monstruos, manada. No. Fueron y se trata de personas comunes, que desde Primo Levi sabemos que son más preocupantes y masivos que los monstruos. Fue un grupo de seres humanos o tomando la precisa definición de Marta Dylon, una patota de hombres.

Ante la mención del patriarcado o de la cultura patriarcal vinculándola con el acontecimiento infausto, llaman la atención las reacciones furibundas de desacuerdo en las redes sociales, generalmente desplegadas por hombres con mayor o menor grado de argumentación lógica. En el paroxismo de la negación, una mujer que fue militante y ahora trabaja en política, llegó a pedir acciones judiciales contra la Ministra de la Mujer por la osadía de señalar lo obvio.

Asimismo, se procuraron ciertas explicaciones desde la psicopatología, la clínica o los fenómenos de masa en contraposición a la mención del patriarcado. Algunas con mayor rigor para declararlas insuficientes, otras con un sesgo psicoanalítico hermenéutico. Interpretaciones que en última instancia invitan a una bipartición tranquilizadora, se trata de estructuras perversas, psicóticas o asequibles al influjo de masas.

Sin dudas es pertinente la elucidación singular del caso, conocer cuáles fueron los determinantes específicos que llevaron a estos jóvenes a la violación grupal. No obstante, esta violación en patota, se inscribe en una serie histórica de múltiples violaciones grupales y violencias extremas contra mujeres, niñas, niños y personas por fuera de lo hetero-normativo. La pregunta que se impone es: ¿qué sociedad o cultura genera las condiciones de partida para este modo del ejercicio de la crueldad? La respuesta, para muchos irritante, es la patriarcal, definida por la premisa principal que la mujer es un objeto de satisfacción del hombre.

Todas las personas de todos los géneros sin distinción, nos constituimos como sujetos, nos constituimos como seres humanos en y por la cultura, y nuestra cultura tiene una hegemonía patriarcal en su seno. Lo singular no se explica por la ley sino por las determinaciones específicas, pero sin la esencia patriarcal, estos jóvenes no hubiesen violado en patota. Silvia Bleichmar ejemplificó con claridad en uno de sus seminarios la articulación entre lo singular y lo general, la caída de las torres gemelas no se produjo por la ley de gravedad, pero las torres no se caían sin la existencia de la gravedad. La diferencia no es menor, el patriarcado como condición de partida de estas crueldades, es un producto humano y como tal es transformable. En tal sentido, el movimiento feminista con su carácter revolucionario y democratizador constituye una esperanza en el devenir de la humanidad.

                                                 

Buenos Aires, 9 de marzo de 2022.

*Psicoanalista – Psicólogo

2 Comments

  1. Horacio Mansilla dice:

    Excelente reflexion

  2. Ana Bragaccini dice:

    Lúcida y detallada reflexión sobre la violación en patota y la cultura que la engendra.

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