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La política en los tiempos del virus – Por Ricardo Rouvier

En la realidad mundial irrumpió un agente de naturaleza biológica que pone a prueba la infraestructura sanitaria de cada país y genera una recesión económica a nivel planetario, con efecto inmediato en el despojo social. Argentina tiene enfrente al coronavirus, al FMI y a los bonistas, todo junto y al mismo tiempo. Hoy la política nos exige seguir cumpliendo las normas de prevención,  priorizando la vida como bien supremo.

Por Ricardo Rouvier*

(para La Tecl@ Eñe)

 

En la realidad mundial irrumpió intempestivamente un agente, solo visible a través de un microscopio electrónico, de naturaleza biológica y con alta incidencia de morbilidad. No proviene del propio funcionamiento sistémico de la humanidad e interviene, pone a prueba, la infraestructura sanitaria de cada país. La catástrofe provocada por el coronavirus que genera una recesión económica a nivel planetario, con efecto inmediato en el despojo social (La OCDE estima una caída de 2 puntos del PIB por cada mes de confinamiento).

Cada nación, sobre todo aquellas cuya centralidad está puesta en juego, tratan de evitar los mayores daños, por la cantidad de infectados y fallecidos, y no perder la situación privilegiada en el contexto mundial.

A la dureza de las conductas objetivas, hay que agregar la situación subjetiva de las sociedades frente al temor a la muerte individual y la obscena exhibición de los cuerpos que se extiende ante la escasez del sistema público de salud. Es indudable que el humor colectivo se modifica porque la actitud habitual de “a mí no me va a pasar” se convierte en “a mí me puede pasar”. Esta conducta del ser humano ante lo existencial, ante lo inevitable, deriva en comportamientos que van de la solidaridad hasta el más acendrado egoísmo. La amenaza en su envergadura estimula lo peor y lo mejor de cada uno de nosotros.

Se dice que el virus no hace distingos clasistas, sólo establece promedios muy diferentes según rango etario. Sin embargo, la discriminación se produce en sus consecuencias; hay vulnerabilidad en la menor capacidad de ahorro; menor posibilidad de acceder al teletrabajo. Las primeras víctimas de las consecuencias son los trabajadores informales sin auxilio sanitario; cuentapropistas, pymes con menor reserva de capital de trabajo, etc. El desequilibrio de la ecuación económica, si bien afecta al conjunto de las actividades productivas, será mayor o menor según la capacidad de resistencia frente a una crisis. Es decir que el virus es “democrático” en su ingreso pero reproduce la desigualdad en su estadía. Y la explicación es sencilla,  la sociedad ya era desigual antes de que el virus existiese.

El impacto sobre la economía global ha desatado las predicciones que anuncian que el capitalismo está agonizando y/o que los EEUU dejan de ser el país hegemónico, para iniciar una decadencia definitiva. Se han sumado a estas previsiones algunos reconocidos filósofos extranjeros y ensayistas nacionales. Hay algo común, a pesar de las diferencias entre ellos, y es el reconocimiento de la incidencia de la externalidad del fenómeno que cae sobre la sociedad. O sea, que las ciencias sociales tienen como objeto de estudio al sistema de relaciones sociales, pero su capacidad de análisis queda bloqueada cuando interviene un agente extraño a lo humano.

Este agente embozado se convierte en objetivable una vez que es capturado por las disciplinas biológicas y se busca en laboratorio su ADN. Las profesiones y las disciplinas además de ordenar el conocimiento, clasificarlo, tienden a controlarlo, apuntan a encuadrarlo dentro del orden impuesto por el racionalismo. Frente a esta aparición inesperada surge el pensamiento mágico en una parte de la población que cree que esto es un “castigo” divino.  

El papel de la política está focalizado en las actividades preventivas y planificar las acciones para cada día, tratando de abarcar los diversos frentes. La medida anticipatoria es tratar de bajar el ritmo exponencial de la pandemia y mantenerlo en una suspensión de las relaciones sociales cotidianas, quedando concentradas en internet.

En la primera cuarentena esto fue tomado con disciplina por gran parte de la población, pero con el correr de los días se pone a prueba la paciencia. La sociedad  con mala fama respecto a su adscripción a la ley, ha tenido hasta ahora una conducta  muy afín a lo pautado.

En relación a los efectos posteriores, sería favorable pasar simultáneamente de una deuda impagable a una deuda que en el tiempo pueda honrarse, recuperar la actividad económica, e ir saliendo gradualmente de la cuarentena. Salud y economía en un equilibrio inestable, y apuntando a una máxima exigencia para la gestión. Preocupan los conglomerados del conurbano y de gran Rosario y los gobiernos locales. El cinturón que rodea a CABA, aprieta los dientes y los dirigentes locales se movilizan para neutralizar acciones que recuerden el 2001/02.

Por lo tanto, el Gobierno se maneja dentro del parámetro de lo que hay que hacer con los recursos que tiene. Exhibe una gran preocupación, la transmite y está blindado frente a las balas, escasas, que le lanzan. Mérito también de Alberto Fernández que otorga entrevistas a todo el arco ideológico periodístico y no le teme a las repreguntas, generando empatía con la oposición profesional y con sus votantes, y establece otro perfil comunicativo del peronismo.  

Muchos creen que la situación se normaliza en tres meses, otros ven ese pronóstico como demasiado optimista y que, por el contrario, la epidemia durará más tiempo. No sabemos aún hasta donde llegará la deflagración de esta bomba biológica y económica, y eso obliga a los dirigentes de los países centrales a replanificar su recuperación en momentos de crisis financiera y del comercio exterior y caída de los precios de los commodities. Nosotros cargamos con la deuda, en momentos en que la defección financiera se convierte también en epidemia. No tenemos fuentes de crédito, pero eso hoy está relativizado por la recesión mundial.

No sabemos hasta dónde hablar de un mundo nuevo luego de que esto pase. Nos preguntamos: ¿cuánto corresponde a sólidas hipótesis y cuánto al deseo ideológico? Hay un mecanismo sistémico que es la repetición y la resistencia al cambio.  Es decir que hay una fuerza destinada a reordenar todo luego del vendaval, mientras otros verán las grietas del sistema como una oportunidad de avanzar. Sería un error, a los que pretenden avanzar, pedirles una arquitectura definida de lo que viene, una maqueta, un texto único. Si viene un tiempo nuevo hay que inaugurar una nueva utopía, y esa es una tarea exclusiva de la política.

Para enfrentar al coronavirus el gobierno adoptó el camino de convivencia con la oposición. También están probando, como en el laboratorio, con el mecanismo de ensayo y error. Las escenas remiten a las de Alfonsín con Cafiero en el balcón en semana santa de 1987.  Es digno de reflexión el derrotero del Presidente de entonces, porque un político con sus virtudes, hoy indiscutido, tuvo que verse sometido a los vendavales de la coyuntura que lo llevaron a su renuncia anticipada.

En la región, el deseo de un cambio progresista se fortaleció hace unos 20 años atrás. Movimientos sociales y gobiernos populares constituyeron un salto contracíclico a los ´90 y al Consenso de Washington; pero desde hace unos años volvió a revertirse.  Veremos hacia dónde se dirige la crisis actual, pero es posible que se fortalezcan los nacionalismos, con una globalización vigente pero más acotada. Habrá una recuperación lenta del comercio internacional y una recuperación también lenta de los EEUU, y será más rápida en la región Asia/Pacífico. La UE buscará su lugar que, con el derrumbe de la Alianza Atlántica, por ahora está indefinido. No escapa al análisis que una China vencedora de la epidemia, querrá dar un paso adelante en el escenario bipolar que lo tiene como segundo.

Del mundo que surgirá no sabemos cuánto tendrá de nuevo y cuánto del  régimen actual, y replanteará escenarios en las disputas por el poder hegemónico mundial. Nuestro país agrega sus problemas estructurales que suma condicionamientos a la gobernabilidad.  Desde el liderazgo de la lucha sanitaria, el Presidente convoca a un consejo asesor de epidemiólogos mostrando una apertura conceptual importante. En la historia son pocas las experiencias de colaboración entre ciencia y política, y en menos oportunidades esto ha sido bueno para la humanidad, como lo es ahora.

Nosotros tenemos enfrente al coronavirus, al FMI y a los bonistas, todos  juntos y al mismo tiempo. Hoy, la política nos exige seguir cumpliendo las normas de prevención,  priorizando la vida como bien supremo. Hay conglomerados geográficos cuya urgencia se mide por minutos, y si bien el gobierno inyecta recursos en los sectores  más necesitados, no es seguro que pueda resolver el nivel de la emergencia  sin algún conflicto. La política se extiende en la cadena de gestión que va del ejecutivo nacional a los municipios en donde las necesidades adquieren su mayor relieve y están en primera fila.

 

Buenos Aires, 12 de abril de 2020

*Lic. en Sociología. Dr. en Psicología Social. Profesor Universitario. Titular de R.Rouvier & Asociados.

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