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La Espera – Por Adolfo Adorno

Las PASO dieron lugar a una primera revelación: una mayoría aplastante prefiere terminar con la experiencia del macrismo. Vivimos, sin embargo, un tiempo de espera con características inusitadas que excluyen la pasividad.

Por Adolfo Adorno*

(para La Tecl@ Eñe)

 

El devenir histórico de los pueblos puede relatarse mencionando escasos instantes decisivos.

No hace falta adoptar una posición rígida respecto de la predeterminación, o acerca de eso que llamamos destino, o sobre el mayor o menor alcance de la libertad del sujeto para modificar la realidad. Esos instantes ocurren, y son reconocibles por la magnitud y la intensidad de los cambios que involucran.

Durante esos momentos se plasman giros más o menos violentos en la vida de los individuos y las comunidades. Por más que hayan sido la culminación de largos procesos y movimientos ocultos a la mirada social cotidiana, lo nuevo toma cuerpo en un día y se revela con la contundencia de un hecho fundacional.

Recordamos la Toma de la Bastilla como un acontecimiento asociado a una fecha, pero podemos rastrear sus fuentes durante los tres siglos anteriores a 1789.

Entre el suceso culminante y el proceso que lo genera – habitado a su vez por múltiples acontecimientos menores – hay una correspondencia misteriosa.

Podemos asignarle además un propósito universal al acontecimiento, constituirlo en símbolo según nuestra perspectiva ideológica. En eso consisten las interpretaciones.

La configuración de nuestra identidad como Nación reconoce tres momentos de semejante magnitud: el fin de las guerras de la independencia, que terminaron con tres siglos de dominación del poder español (Ayacucho, diciembre de 1824); el final de la Guerra de la Triple Alianza que consolida la “organización nacional” en base al predominio del litoral ganadero y la ciudad puerto, bajo la dependencia económica del imperio inglés (Cerro Corá, Marzo de 1870) y por último la incorporación de los trabajadores como sujeto político colectivo, autónomo y organizado a la vida nacional, es decir, de la institucionalización de su participación en la sociedad, el 17 de octubre de 1945.

Los argentinos seguimos discutiendo, en pleno siglo XXI, acerca del alcance, el significado y las consecuencias de esas tres instancias, cada una de ellas imprescindible para saber quiénes hemos sido y quiénes decidiremos ser.

Al señalar hitos, elegimos una interpretación entre varias. Y el resto de los acontecimientos y decisiones humanas – anteriores y posteriores – cobran un sentido específico.

Bien desliza el Presidente Macri, a modo de slogan que pretende disimular su precariedad conceptual, que el origen de todos los males ocurrió “hace setenta años”, es decir, con el advenimiento del peronismo.

Hasta el soldado menos adiestrado puede reconocer una consigna corta y repetirla.

La propuesta discursiva no es casual.

El gobierno de Cambiemos fue (fue) el primer intento de exterminio del peronismo por vía democrática. Los intentos anteriores no fueron democráticos, y el período menemista no fue un intento de exterminio sino de sobreadaptación al status quo neoliberal inaugurado con el Consenso de Washington, aunque la diferencia sea discutible.

Estamos siendo testigos en estos días del fracaso de la última estrategia de “desperonización” de la sociedad argentina.

Este  conflicto es el capítulo local de uno inherente a la condición humana universal: lo que está en profunda discusión es el modo de relacionarnos con el Otro, y el fin de la historia está tan cerca como el horizonte. El peronismo es la respuesta argentina a ese desafío universal, de ahí la obsesión de los poderes concentrados por destruirlo.

Haciendo una aproximación de zoom sobre el mapa de la historia, concurren a este presente que vivimos una multitud de momentos en distintas escalas de relevancia: cuatro años de administración Cambiemos desde un día de noviembre de 2015, en el que una mayoría escasa pero suficiente eligió a Mauricio Macri Presidente de los argentinos. Antes aún, doce años de gobierno del peronismo kirchnerista.

Las PASO del 11 de agosto pasado fueron un ejercicio colectivo de revisión preliminar de nuestra historia reciente.

Después de hoy, vendrán el 27 de octubre y el 10 de diciembre: la sociedad se expedirá primero y luego asumirá un gobierno nuevo.

Habitualmente, nos convocan los acontecimientos y las decisiones humanas, y le prestamos menos atención al intervalo que existe entre un suceso y el siguiente, espacio en el que parecería que sólo podemos aguardar.

Vivimos sin embargo un tiempo de espera con características inusitadas.

Las PASO dieron lugar a una primera revelación: una mayoría aplastante prefiere terminar con la experiencia del macrismo.

Es probable que la sorpresa haya estimulado finalmente la conciencia de la destrucción del tejido económico y social que produjo el gobierno de Macri, y de la tierra arrasada que nos dejará.

La de la desolación es una visión demasiado desagradable para cualquier ser humano y debe ser asumida en dosis en lo posible mínimas. Hasta que todo intento de simulación cede ante la contundencia de la realidad.

Esa mayor “evidencia de la ignominia” lleva necesariamente a preguntarse cómo fue que llegamos hasta aquí.

Y superados los sentimientos de culpabilidad estériles, a pensar cómo hacemos para construir el futuro.

Esta espera es cualquier cosa menos pasiva. Las conversaciones son febriles, abundan los planes, los programas, se ensayan alternativas en todos los ámbitos de acción del futuro gobierno. Y en el llano, la conciencia avanza.

Habremos sufrido mucho cuando lleguemos al 10 de diciembre, y nos dolerán todos los huesos del alma como decía Marechal.

Deberemos apelar a lo mejor de nosotros, a esa fibra que no lograron destruir, a pesar de  todo, “desde hace 70 años”

Cuando estemos ahí, experimentaremos una alegría serena.

Y entonces comenzarán los verdaderos desafíos.

 

Buenos Aires, 7 de octubre de 2019

*Abogado. Miembro del equipo de asesores en el viceministerio de economía durante 2014 y 2015. Ex docente de la Universidad de la Matanza. Coeditor del blog gatosporliebres.blogspot.com

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