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Dosis – Por Carlos Caramello

En este artículo Carlos Caramello sostiene que el próximo gobierno, de volver a manos de fuerzas más o menos nacionales y populares, deberá optar por un sistema de toma de decisiones fuertes pero en dosis homeopáticas, que le permita avanzar gradualmente.

Por Carlos Caramello*

(para La Tecl@ Eñe)

“La Política es algo de mueca sonriente

en la cuerda floja”

Pancho Muñoz

 

Vamos a ir en la misma dirección lo más rápido posible”, respondió Macri. La sonrisa complacida de Mario Vargas Llosa, premio nobel de Literatura y Neoliberalismo, dejó en claro que, finalmente, el gerente que la Derecha internacional había puesto para destruir la Argentina, iba a hacer lo que le habían encomendado. Porque “rápido” significa brutal, feroz, inhumano, sanguinario, cruento, impiadoso, bestial. “Cirugía mayor si anestesia”, sentenció Carlos Menem en los albores de su gobierno, allá por 1989. Y nadie entendió lo ajustado de su descripción hasta bien entrados los ´90s.

Así vamos. Entre los que no entendemos lo que deberíamos entender y lo que no les importa a los que debería importarle. También las palabras de los políticos tienen vida propia. También los significantes pueden más que los significados. Y los tiempos más que los plazos. Por eso, si la propuesta del anarco capitalismo es la urgencia, la alocada carrera hacia una meta de destrucción total, puede que el próximo gobierno (que parecería que vuelve a manos de fuerzas más o menos nacionales y populares) deba también invertir el método y optar por un sistema paso a paso, en dosis homeopáticas, que avance gradualmente.

Y no es porque se hayan caído los grandes relatos. Es porque las épicas colosales, las leyes ómnibus y los automóviles tamaño Ford Fairline o Rambler Ambassador están definitivamente falseados por esta modernidad líquida que requiere de un fluir imposible para lo inmenso.

Pongamos un ejemplo: no es lo mismo la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (maravillosa, precisa, democrática como ninguna, largamente debatida) que una veintena de leyes breves, concisas, puntuales que aborden formalmente todos y cada uno de los puntos que establece la Ley de Medios, pero de a uno… o de a medio, si esto fuera posible.

Está equivocado, en realidad es lo mismo”, me retrucará, mentalmente, el lector compenetrado. SI, pero NO. A una sociedad ajena al pensamiento crítico; que vive en video-clip y requiere de imágenes de señoras y hombrecitos en las puertas de los baños porque si tiene que leer “damas” o “caballeros” se mea encima, es más fácil entrarle a cuentagotas que en modo catarata.

Sé que, seguramente, habrá dos o tres medidas muy fuertes de arranque. Esto tiene que ver con la lucha permanente entre el efecto y el concepto. Acciones enérgicas y puntuales para conmover al electorado (efecto) y obtener una extensión en el plazo de confianza: la famosa luna de miel de los presidentes con su pueblo que, a Fernández, se le desgastó anticipadamente debido al resultado de las PASO.

Y después: lo estratégico, lo conceptual… de a poco. Y el heroísmo de los ministros convocados al primer gabinete que oficiarán de fusibles en un período de innumerables cortocircuitos; el arrojo de hombres y mujeres que saben, de antemano que, ingresando en esa primera etapa del gobierno, entrarán a una picadora de carne que no discriminará talentos ni capacidades. Una verdadera entrega patriótica en pos de comenzar la reconstrucción de un país devastado adrede. Duro. Pero habrá que hacerlo. Para que no vuelvan nunca más habrá que hacerlo. Para que el Pueblo deje de escuchar cantos de sirena y empiece a oír el rugido de la realidad, habrá que hacerlo.

Porque, a diferencia de otros venenos, el neoliberalismo mata… No importa en qué dosis se administre.

 

Buenos Aires, 7 de octubre de 2019

*Licenciado en Letras, escritor y autor junto a Aníbal Fernández de los libros “Zonceras argentinas al sol” y “Zonceras argentinas y otras yerbas”, y “Los profetas del odio”. 

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