Los “Ponny de Troya” prometen usar lo que queda del Gobierno para “estructurar un armado propio” consumando, una vez más, la traición personalista y módica que no mata pero lastima al Movimiento Nacional.
Por Carlos Caramello*
(para La Tecl@ Eñe)
«Cuanto más robusta la fantasía,
más débil el razonamiento».
Giambattista Vico
Siempre la misma estrategia… como una ametralladora; como un mantra; como un sino: romper, armar una agrupación raquítica, vestirla con slogans que los disfrace de nacionales y populares, competir sin esperanzas, calotear 3 o 4 puntitos y finalmente celebrar que se ha logrado el objetivo: lastimar al peronismo, ergo, al pueblo.
En eso andan los “Ponny de Troya” que prometen usar lo que queda del Gobierno para “estructurar un armado propio”. ¿Qué son los armados propios? ¿El inicio de un espacio político que busca crecer hasta tornarse competitivo o la consumación -una vez más- de la traición personalista y módica que no mata, pero lastima?
Me acuerdo de un reputado ministro de la última etapa menemista sentado en su despacho de Casa de Gobierno apestillándome: “Mirá, Caramello, probablemente el Turco no tenga ya la aptitud para construir un nuevo gobierno pero tiene capacidad de daño intacta”. ¿Ustedes no creen? Pregúntenle a “Negro”, el de Lomas de Zamora.
Sabio, aquel ministro. Parte de los que se quedaron cuando Duhalde invitaba a cruzar el Riachuelo y aparecieron algunos que hasta empezaron a practicar salto con garrocha por si quemaban los puentes.
“Llegué con lo que pude; goberné con los mejores, me voy con los leales“, sentenciaba aquel Menem siempre afecto a la paráfrasis antojadizas de protagonistas de obras cumbres de la literatura. Vamos; por lo menos tenía la voluntad. Ahora, sus discípulos, sus devotos, sus epígonos de baja estofa juegan el juego de la garlopa: van arrebatando finas láminas del Movimiento Nacional para adelgazarlo y dejarlo liso, pero débil.
No pareciera ser lo que se lleva hoy: ni los mejores, ni los leales. ¿Y por qué habrían de serlo? Los últimos anuncios, de cara a 2023, hablan de esa maniobra remanida de piratear algunos votos en las PASO, enfurecer a los acólitos contra los vencedores y mandarlos a no votar, o a hacerlo en blanco… o, lo que sería peor, votar a la oposición. Total, lo que se pactó en la misa de Luján, quedó en la misa de Luján.
No es nuevo: pasó en 2009, con Martín Sabbatella esmerilando a Néstor Kirchner por afuera y entregándole el triunfo al paracaidista De Narváez. En 2013, cuando el tándem Massa – Fernández, lleno de furia, ganó la Provincia de Buenos Aires con el Frente Renovador; en 2015, cuando el mismo tándem ampliado con Felipe Solá y Arroyo recorría la provincia asegurando que Aníbal Fernández era “más droga en Buenos Aires” (esa derrota fue el principio del fin) y en 2017, cuando Randazzo -con Alberto Fernández operando jefatura de campaña- obtuvo 5.18% de los votos (242.997), lo que no le alcanzó ni para ganarle a la Izquierda Perfumada pero sí para que Cristina Fernández de Kirchner y Jorge Taiana (Unidad Ciudadana) perdieran por 10.000 votos contra Cambiemos Buenos Aires (Esteban Bullrich – Gladys González).
Alguna vez alguien tendrá que explicar la resurrección de los perjuros y los réprobos en estos neo-gobiernos de la democratia veggie (sólo pour la gallerie, porque si sus patrones los mandan, te comen crudo). La sabiduría popular ha convertido en refrán la idea de que “Quien traiciona una vez, traiciona siempre”. Y el Pueblo no se equivoca en estas definiciones (además de no encontrar explicación para que esas cosas ocurran e ir cayendo cada vez más en el disincanto… esa sensación que mezcla el sabor de la tristeza con un resabio de traición).
Puede que suene a reclamo, pero no. Es estratégico. Es el salvoconducto hacia 2023. Es la supervivencia de lo que quieren “asesinar” desde 1946 a la fecha. Es la salvaguarda de la emoción popular. Es la nueva semilla plantada en la fe de los jóvenes. Es respuesta y es respeto por lo que se puede leer si uno se anima mirar a nuestras mujeres y nuestros hombres a los ojos. Es hacer política. Es reinaugurar el peronismo.
El resto sólo es traición ataviada de marketing, corrección política y social democracia a la violeta.
Nota:
[1] La expresión italiana corsi e ricorsi está tomada de la teoría del acontecer histórico del filósofo Giambattista Vico para el que la historia no avanza de forma lineal empujada por el progreso, sino en forma de ciclos que se repiten, es decir, que implican siempre avances y retrocesos.
Buenos Aires, 27 de octubre de 2022.
*Licenciado en Letras, escritor, periodista y analista político.
6 Comments
Lucidez implacable
Muy bueno caramelo
Como siempre un análisis impecable
Tremenda editorial de Caramello. Valiente, claro y agudo.
Estimado Sr. Caramello:
Impecable su nota.
Y como dice el comentario anterior, de una lucidez implacable.
Y sí: “Quien traiciona una vez, traiciona siempre”.
Y así estamos.
Este Caramello te hace doler un poco los dientes,pero es muy rico!
Saludos santos! don Caramello—–
Jorge
Bahia Blanca