Florencia Saintout sostiene que la concentración mediática pone en peligro la democracia y conduce a que unos pocos que poseen el control de los medios le den forma a lo que entendemos por opinión pública.
Por Florencia Saintout*
(para La Tecl@ Eñe)
En estos días a través de Telecom, el grupo Clarín compró la filial argentina de Telefónica por un monto de 1.250 millones de dólares, pasando a poseer las marcas de Movistar, Movistar TV, Tuenti y Telefónica, que se suman a las que tenía anteriormente como Personal y Flow. El Grupo Clarín pasaría a controlar aproximadamente el 75% del sector de telecomunicaciones en Argentina. Es decir, monopoliza la mayor parte de la conectividad del país, incluyendo antenas, redes y acceso a servicios digitales. Un solo grupo económico, se quedaría con alrededor del 70% de los usuarios de telefonía celular del país.
La creación, difusión y control de las ideas y representaciones culturales, está cada vez más concentrada en Clarín. Por lo tanto, no se trata de que solo domine el mercado en términos económicos, sino que también controla las narrativas.
El monopolio de las telecomunicaciones pone en peligro la pluralidad de la información y amenaza la propia esencia de la democracia, dado que la concentración económica no se limita a la acumulación de riqueza y recursos en manos de unos pocos, sino que tiene efectos directos sobre la producción simbólica. Las decisiones políticas, sociales, culturales quedan determinadas por un sector con intereses propios.
En un artículo clásico Bourdieu dice que la opinión pública no existe, para explicar que no es en sí misma, sino que se construye, condicionada por las estructuras de poder. Los medios de comunicación juegan un papel fundamental en esta construcción, al seleccionar qué temas son relevantes, cómo se presentan y las voces de quiénes deben predominar.
La concentración mediática, entonces, pone en peligro a la democracia. Lleva a que unos pocos, que poseen el control de los medios, le den forma a lo que entendemos por opinión pública. Lejos de ser plural y diversa, pasa a ser el reflejo de los intereses de unos pocos. La información deja de ser un espacio de intercambio y debate para convertirse en una herramienta de poder que refuerza la desigualdad y limita la participación ciudadana.
La idea de democracia está ligada a la existencia del ciudadano y el ciudadano es aquel que con la información a la que accede puedan formarse opiniones autónomas y, en función de ello, tomar decisiones políticas . La concentración mediática pone en jaque este modelo. Cuando la producción simbólica queda en manos de unos pocos actores, la información disponible para los ciudadanos se homogeneiza. Así, la capacidad de las personas para generar pensamiento crítico se ve erosionada.
En definitiva, la nueva compra del grupo Clarín constituye una amenaza para la estructura misma de la democracia. Para que siga siendo viable, es necesario reponer el pluralismo informativo y garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a diversas voces y perspectivas. Solo así podremos fortalecer a la ciudadanía y garantizar que el poder siga siendo una responsabilidad compartida.
La Plata, 2 de marzo de 2025.
*Investigadora, profesora universitaria y política argentina. Presidenta del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires.