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Diego – Por Osvaldo Fernández Santos

Por Osvaldo Fernández Santos*

(para La Tecl@ Eñe)

 

La tristeza infinita logró la sinapsis entre la memoria y el corazón. De repente las lágrimas aclararon todo.

Diego se ata los cordones y camina con la Tota de la mano pintando de arcoíris a Fiorito.

En el túnel desembarca en Malvinas con los pibes en el alma, suelta a los colimbas estaqueados y les da un chocolate. Los gurkhas huyen espantados al verlo con la frente alta.

Al pisar el césped del Azteca levanta con la mano izquierda la cabeza del Che en la Higuera y con los ojos cerrados le besa la frente.

Elude a Hoddle y Reid, también al cartonero macri y a bush. Se la pasa a Valdano que la recibe con Néstor, Chávez y Lula. Valdano no logra controlar el pase, cuando Hodge intenta dársela a Shilton, Diego le guiña un ojo a Evo y Correa, mientras corre hacia el área, salta y con la mano de dios anticipa al arquero, los 30.000 acompañan la pelota hasta que se enlaza con la red. Golazo infernal y celestial.

Sale corriendo para el banderín del córner derecho, en el festejo Evita le besa la frente y a Diego se le ilumina la infancia. Los jugadores ingleses, principalmente Shilton y Fenwick se quejan con el árbitro, beresford los respalda, astiz se rinde sin disparar un solo tiro y niega el gol. Belgrano y Liniers los obligan a dar la vuelta. Cristina y el Pepe, cruzan miradas compinches.

Uno a cero. Diego sonríe ante la constipación de thatcher, mientras Ratín escupe la alfombra roja. Maradona lo palmea, le dice que ese es el camino, que no transe.

Cuatro minutos después la era está pariendo un gol de corazón. Víctor Hugo lo talla en la piedra y en el éter. San Martín la va a tocar para Diego, ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona junto a los desamparados de la tierra, Sartre lo reverencia, arranca por la derecha mientras le explica a Fidel que solo es una táctica, el genio del fútbol mundial se toma su tiempo para abrazar a las Abuelas y a las Madres de Plaza de Mayo, deja un tendal y a la Fifa por el suelo, y la va a tocar para Burruchaga pero Perón con un meneo de cabeza le dice que no, Diego lo tranquiliza susurrándole que es un engaña pichanga. ¡Siempre Maradona, hasta la Victoria, también Siempre! ¡Genio trabajador! ¡Genio rebelde! ¡Genio antiimperialista! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta… Gooooool… Gooooool… Shilton, la derecha argenta y mundial la tienen adentro.

Dos a cero. Un rato después parece que hay un gol de cambiemos, nadie se acuerda. Vamos a sanar las heridas del despojo, Diego lo sabe, está feliz. El amor del Pueblo tiene razones que el poder no entiende.

El Barrilete Cósmico levantó vuelo. Gracias, Diego.

 

Buenos Aires, 28 de noviembre de 2020.                                                                            

*Psicólogo Psicoanalista.

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