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La realidad invisible – Por Ricardo Rouvier

El gobierno quiere volver invisible los problemas estructurales de nuestra economía, evitar la severidad de los indicadores negativos, y reemplazarla por la negación. Para el ciudadano de a pie la realidad no sólo es visible, sino amenazante.

El gobierno quiere volver invisible los problemas estructurales de nuestra economía, evitar la severidad de los indicadores negativos, y reemplazarla por la negación. Para el ciudadano de a pie la realidad no sólo es visible, sino amenazante.

Por  Ricardo Rouvier*

(para La Tecl@ Eñe)

Mauricio Macri cumplió la mitad de su mandato afirmando su pragmatismo y tratando de instalarse en la avenida del medio, en la que transitan los heterodoxos y los gradualistas. Aún le falta la segunda parte de gobierno y en el camino se encuentra la renovación del 2019. Desde lo ideológico mantiene el vacío dogmático, pero siempre dentro del rango que proviene del vergel hegemónico que nutre a occidente.

La pospolítica surge del fin de la historia, o nace en un escenario muy parecido a lo que podríamos suponer que ese fin ha llegado, y el PRO forma parte de esta corriente neoconservadora con los aditamentos de la posmodernidad. Eso les permite caminar dentro de una extensión donde puede disponer de ciertas banderas del progresismo, como es el caso de la despenalización del aborto, la igualdad salarial por género o las licencias por paternidad. En la derecha tradicional esto no hubiera ocurrido por la atadura a las verdades irreductibles frente al enemigo. Pero la guerra fría ha terminado y el modo de producción capitalista no lo cuestiona ni la República Popular China.

El gobierno, desde su inicio, tiene en uno de sus laterales la presión del círculo rojo con los economistas y periodistas ortodoxos y sus pronósticos apocalípticos, citados gozosamente por la oposición más dura, y por el otro lado, una matriz política y social, de la cual el peronismo posee derechos de autor. Gobierne o no, están sus prácticas y sus instituciones, desplegando su capacidad de fuego.

Además de lo fundacional y del proceso de consolidación entre el 46 al 55, el peronismo gobernó  25 años de los últimos 34 de democracia. Sería, tal vez, más riguroso decir que se gobernó en nombre del peronismo, con la máscara de Perón y Evita, pero ese es otro debate. Entonces, quién puede negar que la potencia del peronismo está omnipresente en la política, en la cultura y en las prácticas sociales, mucho más de lo que los propios peronistas suponen. Cuando no es gobierno, el peronismo desborda en las paralelas del poder, de un poder que está ahí en la calle, en el Parlamento o en el sindicato, pero que siempre está ahí.

Los límites que establecen las fronteras de Cambiemos, constituyen el desfiladero por donde Macri camina, sin peligro de derrumbe inmediato aunque sí transita condicionado. Se presiona por derecha y por izquierda para achicarle el camino mientras el Gobierno fuerza por su ampliación. En octubre pasado recibió un espaldarazo electoral que le amplió consensos pero duró unas semanas, muy pocas semanas. El blindaje funcionó frente a los casos  Maldonado y Nahuel, aún no esclarecidos, y ante la desaparición del submarino ARA San Juan, pero tropezó fuertemente con la ley previsional, los tarifazos, revaluaciones inmobiliarias, la inflación y el caso Triaca; todas estas cuestiones lo llevaron a la peor coyuntura desde diciembre del 2015 hasta ahora. En dos de los casos mencionados, la opinión pública se manifestó en contra de las decisiones del Legislativo y del Ejecutivo: la ley previsional y el caso Triaca.

Este momento desfavorable lo lleva a Macri a crear “el crecimiento invisible”, que es una manera de salirse de una realidad que no es lo que el voluntarismo prometía. Se trata de crear otra realidad blanca, en la cual los usuarios y consumidores pagan sus cuentas con alegría patriótica y están dispuestos a renovar su crédito hacia la eternidad. Como en la magia, el adulto sabe que el conejo está apretujado adentro de la galera, pero hay que crear la sugestión de que aparece de la nada. Acá el conejo no aparece y el mago nos entretiene en la demora. Expone una agenda de sentido común según aconseja el marketing al que es afecto el PRO. ¿Quién puede estar en desacuerdo con la igualación salarial por género, o en contra de la prevención a la obesidad infantil, o la inseguridad vial; etc., etc.? Se trata de difundir una agenda de concordancia, que reemplace lo que no se puede explicar satisfactoriamente. El conejo no aparece y el mago nos sonríe con cierto espanto.

Es verdad que hay algunos indicadores favorables comparados con un año recesivo como fue el 2016. Pero la relación entre Economía y Sociedad ha empeorado en el último trimestre. El legado negativo como causa ha terminado, porque el Gobierno se hereda a sí mismo, y la desilusión empieza a avanzar sobre los propios votantes.  Es más, respecto a la herencia, en el discurso en el Congreso, el Presidente de manera implícita dio por terminado al kirchnerismo.

Es un error creer que algunos resultados favorables se trasladan automáticamente a la población; y eso no ocurre porque el humor social se nutre de otros algoritmos. Prueba de lo que decimos es que el clima era más aceptable para el oficialismo cuando en el 2016 la estadística marcaba una caída del PBI y peor en el 2017, año en el que hubo una suba, pero un desgaste en la paciencia. Hay que entender que cuando un Ministro dice que la industria creció en tal trimestre unos puntos, al ciudadano de a pie le llega mucho más potente el crecimiento de los precios en el súper, y que la plata no le alcanza.  La comunicación oficial se vuelve inocua, ya hay muchos argentinos que prestan más atención a su escasez.

Mientras tanto, el panperonismo y el progresismo intentan dar señales de vida y avanzar en su unificación. Muchas reuniones, pequeñas y cerradas  o abiertas y públicas se despliegan con ánimo de reconstrucción. Se está preparando un encuentro en San Luis, en donde el kirchnerismo tratará de atraer a otros sectores peronistas. Es obvio que el lugar de la reunión revela que Alberto y Adolfo Rodríguez Saá son actores del emprendimiento. Por otra parte hay sectores del peronismo anti k. con base provincial, y por ende en el Senado, que intentarán otro camino. Simultáneamente, los Moyano empiezan a mudarse y se va consolidando la fisura sindical. El estado actual del sindicalismo no ayuda a la unificación del panperonismo. 

La oposición comete un error al confundir el vacío en la calle y los cánticos contrarios a Macri con algún desenlace próximo.  Aunque los actos públicos de Cambiemos siempre son un baldío, esto no significa que haya que hacer veredictos electorales, hay millones de ciudadanos que suelen guardar silencio y se expresan sólo con el voto para sorpresa, luego, de los perdedores. Justamente, el problema de la oposición son los votantes y no la temperatura de sus manifestaciones.

Una sugerencia sería que la oposición debería agregar algún elemento de mayor jerarquía  para el estudio y conocimiento de la realidad; y evitar que las redes sociales se conviertan en la única bibliografía.  Y además debe considerar la urgencia del tiempo entre el hoy y el ´19, atendiendo la cantidad y calidad de los problemas por enfrentar.

Se observan diversos grupos políticos moviéndose en pos de la conformación de una fuerza política con eje en el peronismo. Están los gobernadores, y algunos intendentes que articularían con el Senado y Diputados, en que el Peronismo Federal constituiría un polo y con una clara orientación anti kirchnerista; otra la del kirchnerismo tratando de agregar a gobernadores no k. y contando con la presencia de una izquierda democrática. Va a ser muy difícil unir todos los fragmentos, y hay una relación directa entre la división del peronismo y la posibilidad de reelección.   

En la actualidad los estudios indican que Macri a la fecha retendría un tercio de los votantes del padrón nacional. Y que la oposición tendría un 40%. O sea, que hay una mayoría que prefiere para la elección presidencial a un opositor. Esto, en una primera lectura, significaría una mala noticia para el gobierno. Pero, una lectura más fina indica que va a ser muy difícil que haya un solo adversario electoral del oficialismo que concentre todo el voto negativo al oficialismo, como un balotaje anticipado. Y que el Presidente, hoy, obtenga un 30% de votos (con un 23% de indecisos) establece un piso probable para la renovación.

El gobierno quiere volver invisible los problemas estructurales de nuestra economía, evitar la severidad de los indicadores negativos, y reemplazarla por la negación. Para el ciudadano de a pie la realidad no sólo es visible, sino amenazante.

Buenos Aires, 6 de marzo de 2018

*Lic. en Sociología. Dr. en Psicología Social. Profesor Universitario. Titular de R.Rouvier & Asociados.

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