En Argentina, como en otras latitudes, el surgimiento de fuerzas políticas de ultraderecha tiene trazos asimilables. El resultado es devastador y en casi todos los casos los dirigentes “populares” responsables de esa deserción y abandono de sus bases, dicen no tener ninguna responsabilidad sobre lo sucedido.
Por Marcelo Brignoni*
(para La Tecl@ Eñe)
Cuando los entonces legisladores del Peronismo festejaron aplaudiendo la ley de destrucción del Estado que privatizaría YPF y el Sistema de Jubilados, entre otros desastres infligidos a nuestro pueblo a principios de los años 90, hubo muchos que se preguntaron si ese peronismo tenía algún sentido histórico o si el triunfo de sus enemigos, consiguiendo un peronismo al servicio de la oligarquía y los intereses extranjeros, había sido una derrota histórica y tal vez definitiva del campo del pueblo.
En aquel entonces solo 8 de los diputados del peronismo: Germán Abdala, Darío Alessandro, Carlos «Chacho» Álvarez, Luis Brunati, Juan Pablo Cafiero, Franco Caviglia, Moisés Fontela y José «Conde» Ramos, alertarían sobre la decisión del gobierno menemista de enterrar las banderas y políticas del peronismo histórico y cubrirlas con el barro del sometimiento extremo a la política de colonización estadounidense. Los indultos presidenciales a jefes militares condenados por sus acciones criminales durante la última dictadura militar, el giro al neoliberalismo económico, el abandono de la política exterior de tercera posición, las privatizaciones de empresas públicas del Estado, sumadas a la destrucción de miles de puestos de trabajo dejaban en claro que acompañar eso, como haría la enorme mayoría del peronismo de entonces, implicaba que en la práctica el peronismo solo tenía como objetivo administrar el poder estatal en beneficio de sus dirigentes admitiendo cualquier política en cualquier dirección, con el solo pedido de que los dejasen participar del “negocio estatal”.
La incorporación de Álvaro Alsogaray y el homenaje al Almirante Rojas pusieron a la provocación antiperonista dentro del propio gobierno de Menem, que se decía “heredero de Perón”.
El esfuerzo insuficiente de la disidencia peronista de intentar recuperar aquellas banderas históricas daría origen al FREPASO, que ocuparía el segundo lugar en las presidenciales de 1995, pero cuya disputa interna sumada al error gigantesco de Chacho Álvarez al impulsar la ALIANZA, le darían a aquella fuerza política un tono póstumo. La genuflexión y la falta de liderazgo político del presidente De la Rúa, los desaguisados internos y el desastre de su intempestiva salida, serían con el tiempo la precuela del gobierno del Frente de Todos asumido en 2019, con una incapacidad comparable y un final con similar repudio popular.
Mas acá en el tiempo
Unos años después aparecería con total sorpresa para el sistema político argentino, y sobre todo para la oligarquía vernácula, un gobernador de la Patagonia que llegaría a la presidencia con solo el 22% de los votos.
Para sorpresa de muchos, el peronismo había podido desarrollar los anticuerpos necesarios para sacarse de encima la vergüenza menemista y mandarla de vuelta para Anillaco.
Los intentos de la oligarquía de domesticar a Néstor Kirchner fracasaron y su gobierno implicaría que la idea de haber cooptado el peronismo en la defensa de los intereses de la oligarquía argentina no parecía perpetua y no había triunfado para siempre.
El nuevo proceso encabezado por Kirchner y su compromiso con las banderas históricas del peronismo, obturaría esta estrategia que había resultado tan beneficiosa para los mega ricos durante el menemismo: la de usar un supuesto peronismo “moderno” para destruir las cosas que el propio peronismo había construido e instituido.
Néstor Kirchner honró las banderas históricas del peronismo y dio muchas batallas en defensa del pueblo argentino y de nuestra patria, con un paradigma orientador que este escribiente le escuchó alguna vez.
“Es necesario llevar adelante estrategias políticas que no estén destinadas a mostrar que tenemos razón sino a mantener una mayoría popular que permita que este proyecto siga en el poder los años necesarios para modificar nuestro país.”
Su muerte en 2010 significaría el inicio de una debacle que se profundizaría en el tiempo. La desopilante estrategia de la “minoría intensa” y el llamado a la construcción de una “vanguardia política” absolutamente ajena a las tradiciones y enseñanzas del peronismo fundacional, lentamente irían transformando aquel peronismo en una fuerza minoritaria con un formato organizativo delegativo más parecido a los comisariatos políticos de otras latitudes que a la resolución democrática de los liderazgos subnacionales y territoriales que siempre fueron una marca registrada del peronismo. La dedocracia no significó ni el mejoramiento de la fuerza política ni una gestión estatal más eficiente y comprometida. La priorización de agendas minoritarias sectoriales colaboró para que grandes sectores populares pusieran en duda si ese formato político de aquel peronismo de época representaba su cultura, sus expectativas y sus aspiraciones.
Mientras tanto, la oligarquía había abandonado aquella idea de los ´90 de la cooptación del peronismo y avanzaba en la construcción de su propia representación política orgánica, el PRO y más tarde su envase electoral, Cambiemos.
La escasa voluntad de mantener cohesionado el Frente para la Victoria de 2011 aceleraría que esa versión del peronismo perdiera todas las elecciones desde 2013, con la excepción para nada reivindicable por su resultado posterior de gestión, de la presidencial de 2019.
El Gobierno de Alberto y Cristina Fernández fue francamente malo y no significó ninguna mejora de la condición de vida de los sectores populares. Transcurrió inmerso en discusiones internas y falta de liderazgo presidencial, y con absoluto incumplimiento de su contrato electoral.
La sumisión al poder económico financiero al que Alberto Fernández había prometido desafiar fue elocuente. Aquella consigna que resultó totalmente falsa de “entre los bancos y los jubilados elijo los jubilados” fue solo uno de los tantos ejemplos de un gobierno que solo pudo transcurrir su mandato de manera totalmente olvidable. La “autodepuración de la justicia” o el affaire Vicentin son solo otras muestras de lo que esos años significaron.
Mientras tanto, los obscenos casos de corrupción simbolizados en el único descubierto, el de Martín Insaurralde, terminarían de minar cualquier confianza popular de compatriotas al borde de la desesperación.
El odio a los dirigentes que se enriquecían sobre la miseria popular, la desilusión de los gobiernos de Macri y del Frente de Todos y la sensación de absoluto abandono a su propia suerte que sintieron millones de argentinos vulnerables, haría el resto.
Mientras tanto, un experimento socio político se desarrollaba en los estudios de televisión impulsado por los sectores más concentrados del poder económico local y de las transnacionales que operan en Argentina.
Un economista de escasa relevancia académica, histórica y política se presentaba como el catalizador de toda esa frustración y como el vengador de los sectores más autoritarios de nuestra sociedad, arrinconados por el avance democrático durante casi cuatro décadas.
En Argentina, como en otras latitudes, el surgimiento de fuerzas políticas de ultraderecha tiene trazos asimilables. Al abandono de las fuerzas populares y de izquierda de sus agendas en beneficio personal de una dirigencia que no puede explicar ni su patrimonio ni su condición de vida y que se pone al servicio del paradigma neoliberal globalizador, le sigue la desesperación popular y la búsqueda de herramientas, ya no para intentar mejorar su condición, sino para repudiar a todos aquellos que entiende los han traicionado.
El resultado en todas las latitudes es devastador y en casi todos esos lugares los dirigentes “populares” responsables de esa deserción y abandono de sus bases que trae a fuerzas de ultraderecha al primer plano de la política, dicen no tener ninguna responsabilidad sobre lo sucedido.
Argentina no es la excepción, donde los mariscales de la derrota creen ser merecedores naturales de otra oportunidad, la que pareciera que más allá del horror del presente, el pueblo no está dispuesto a darles.
Ojalá lo entiendan para que se dediquen a colaborar con una renovación que necesita prescindir de sus liderazgos para volver a generar una alternativa popular mayoritaria.
Si de verdad creen en aquello de PRIMERO LA PATRIA, DESPUÉS EL MOVIMIENTO Y POR ÚLTIMO LOS HOMBRES, es hora de que asuman en los hechos esa verdad histórica.
Buenos Aires, 13 de abril de 2024.
*Analista político.
3 Comments
Si deseamos corregir el rumbo es indispensable aclarar el devenir histórico. Desde 25 de Mayo de 2003 hasta el 27 de Octubre de 2010 con Néstor Kirchner, Argentina tiene un desarrollo vinculado con la historia del peronismo desde el 27 de Noviembre de 1943 cuando el Coronel Perón asumió la titularidad de la Secretaría de Trabajo y Previsión. De allí renuncia en Octubre de 1945 y solicita su retiro del Ejército a los 50 años. El gobierno militar convoca a elecciones para 24/2/46 que las gana la fórmula Perón- Quijano asumiendo el 4/6/46. En 1949 se reforma la Constitución. Perón-Quijano es reelegida en 1951. Eva Perón fallece en 1952. El 16/9/55 un golpe militar derroca al gobierno constitucional. Previamente el 16/6/55 sectores de la aviación de la Armada y de la Fuerza Aérea y el apoyo de civiles, utilizando las herramientas provistas por el Estado para defender las fronteras del país, bombardearon durante 5 horas Plaza de Mayo, alrededores y zonas próximas como así también en otras lugares de la provincia de Buenos Aires, estimándose 300 personas fallecidas y 1200 heridos. NADIE FUE SANCIONADO. NADIE.
Cuando Perón regresa el 20/6/73 ocurre la masacre de Ezeiza. La ultraderecha peronista copa el escenario. Ese día hubo decenas de muertos y cientos de heridos. NADIE FUE SANCIONADO. NADIE.
El 8 de Febrero de 1974 en conferencia de prensa Perón responde a una pregunta de la periodista Ana Guzzetti respecto a las actividades de grupos parapoliciales contra los militantes de base, pretendiendo amedrentarla con el inicio de una causa judicial. Ana Guzzetti fué detenida 15 días después.
Perón fallece el 1 de Julio de 1974 y asume la presidencia Isabel Martínez de Perón y la Triple A.
Nacido en 1950 recibo de mis viejos y entorno el reconocimiento al gobierno peronista por la mejora en las condiciones de vida de los trabajadores.
Indiscutible. Me toca vivir en el 2003 con Nestor Kirchner y en 2007 con Cristina al peronismo inolvidable, hasta el 27/10/2010 en que el Néstor se vá
Todo lo que favorece al trabajador debe ser reconocido. Ahora sufrimos un retroceso fenomenal con este energúmeno títere del sionismo y el imperialismo.
Estoy seguro que no entiende el concepto PATRIA. Encima coquetea con quienes nos tienen sometidos por sus trampas financieras y pretende esclavizarnos y muy probablemente desguazar el territorio patrio. NO PASARÁN!!!!!!
muy buena nota Es comprehensible que el autor no mencione que Nestor aprobó la privatización de YPF, recibió 600 millones de dolares de la comadreja de los llanos, según la caracterización que Pino Solanas izo de Menem. Mas aun: dijo que Menem era el mejor presidente de la historia Volanteó hábilmente post asesinato Kosteki Santillán. Pero su gobierno, el de Nestor, fue realmente en la linea correcta, incluyendo el NO al ALCA. En el ultimo trama el aval de Cristina a Scioli y Massa la convierte en la mariscala de la derrota. Celebro este articulo que permite pensar.
Entre Perón y Néstor es indispensable revisar la historia de la política y el sindicalismo para determinar la responsabilidad del peronismo en su progresivo corrimiento a la derecha. Hoy lo escucho al Guille Moreno y me encanta como polemiza pero, pero no dice nada nuevo. Sarasea. El sindicalismo se ha convertido en un menjungue de «defensa del trabajador» con «capitalismo Sui géneris» teniendo en cuenta la variedad de negocios en los que participan los dirigentes, lo cual los ubica en una zona fronteriza, tirando a la derecha. En los 90 quien gana las elecciones y luego es reelegido es el peronismo, NO Menem. El peronismo logra instalar a la década como «MENEMISTA». En mí juventud soñaba que el dirigente sindical «naturalmente» evolucionaria hacía la izquierda. Imposible!!! La evolución de su praxis lo lleva a transar con el poder económico. Naturalmente. Reivindico al sindicalismo pero se agotó. Y también es válido para muchos políticos peronistas que ya son «GORILAS» por los gustos que se dan y por cómo transan. Hace varios años me invitaron a un restaurante de puerto madero «jovencito» (carísimo )(la única vez que fui) y estaban 4 secretarios generales cenando, cada uno con su grupo. Qué leva chache’!!! Disculpas y agradecimiento a Néstor y Cristina, pero la Ley de Entidades Financieras fue instalada por los militares en Febrero de 1977 y continúa vigente. Reforma Constitucional? Los voté los 12 años y después. No somos perfectos. En los 90 el Riojano metió Reforma y puso patas para arriba el país haciéndose el simpático. Así nos dejó. El kirchnerismo es «tibio».