TE AMO, TE ODIO… DAME MÁS (4), capítulo doce del folletín “LA CARRIÓ – Retrato de una Oportunista” – Por Carlos Caramello

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TE AMO, TE ODIO… DAME MÁS (4), capítulo doce del folletín “LA CARRIÓ – Retrato de una Oportunista” – Por Carlos Caramello

En el capítulo 12 de “LA CARRIÓ – Retrato de una Oportunista”, y parte cuatro de “Te Amo, Te Odio…Dame Más”, Elisa volvió una noche, sólo que nadie podrá decir que no la esperaba; volvió en los lugares de siempre, en los canales que la apañan y con los periodistas que la “escuchan”. Volvió para atacar a Patricia Bullrich (teléfono uno); para hacerle un guiño a Rodríguez Larreta y para afirmar que va a contener “el avance de la ultraderecha dentro de la coalición”… Milei… Teléfono, dos.

Por Carlos Caramello*

(para La Tecl@ Eñe)

“Mucho de lo que pasa por idealismo

es odio o amor al poder enmascarado

Bertrand Russell

Volvió una noche… sólo que nadie podrá decir que no la esperaba. Carrió promete más despedidas que Los Chalchaleros. Con otras formas, menos artísticas, naturalmente… más ligadas a su identidad. Volvió para contar que también fue espiada durante el macrismo

Volvió en los lugares de siempre. En los canales que la apañan. Con los periodistas que la “escuchan”. Y en “mesazas” capaces de contenerla. Desde el llano que ella siempre transita.

Volvió para contar que también fue espiada durante el macrismo (justo en el momento en que el fuego amigo de Juntos por el Cambió empieza a revolear pruebas del espionaje). Para atacar (otra vez y van…) a Patricia Bullrich. Para hacerle un guiño (otra vez y van…) a Rodríguez Larreta y para afirmar que va a contener “el avance de la ultraderecha dentro de la coalición”… Milei… Teléfono.

Es que “como los asesinos y los cobradores”, Lilita cumple con su rol de boomerang: siempre vuelve. Como lo hizo aquel 19 de diciembre de 2019, poquitos días después de “irse», munida de su minúsculo puñal florentino bajo la falda.

En una larga charla de entrecasa -porque era por TN, que es su segundo hogar-, desde el Congreso de la Nación (a donde había renunciado un par de semanas antes, pero con fecha 1 de marzo de 2020), admitió que el gobierno de Macri había tenido “errores”. “Y yo los señalé -enfatizó-. Los señalé cuando Macri estaba alto. Cuando Macri perdió credibilidad, la que estuvo hasta el último día fui yo”.

Yo. Siempre Yo. Siempre en primera persona. Siempre autorreferencial. Nunca generosa. Las facturas (no las de panadería, claro) las reparte a diestra y siniestra. Porque sabía y sabe que Mauricio es de los que puede pagar. Aunque, unos meses después, más unidos por el espanto que por el amor (sólo para hacer mención a ese poema de Borges que tantos citan y tan pocos han leído), volvieron a juntarse y emitieron un comuni-tuit conjunto.

Estuve hablando largo y tendido con Lilita, con el afecto y el cariño de siempre. Hablamos del momento que vive nuestro país y compartimos nuestra preocupación por los atropellos institucionales que estamos viendo (…) También coincidimos en la importancia de consolidar Juntos por el Cambio y ampliarlo a todos aquellos que comparten nuestros valores de libertad y trabajo para todos los argentinos”, rezaba el del ya ex presidente.

«Tuve una larga y linda charla con @mauriciomacri, fue con mucho respeto, sinceridad y el afecto de siempre. Compartimos nuestra visión sobre el difícil momento que atraviesa nuestro país y nuestra preocupación por los graves atropellos institucionales (…) Le expresé que ninguna pandemia era excusa para suspender la República. Ambos coincidimos en sostener y poner en valor la unidad de Juntos por el Cambio, y que teníamos el gran desafío de construir con la mayor cantidad de argentinos que defienden nuestros valores y principios«, acompañaba el de Carrió.

La verdad de esa milanesa era que la denuncia sobre el espionaje ilegal practicado por Macri alcanzaba a algunos dirigentes de su propio espacio y la chaqueña ya sabía que no estaba exenta. Es de suponer entonces que, como la iban a citar a declarar, él estaría intentando dar explicaciones a la vez que hacía alguna concesión o promesa para bajarle el tono a aquello que prometía volverse un escándalo mayor si ella apelaba a su verba inflamada. Porque si algo ha signado esa relación es que, cada perdón de Lilita, le ha costado algo a Mauricio.

Nadie les creyó demasiado y la relación siguió en ese témpano desprendido del continente antártico en el que navegaba después de la derrota. Hasta que en octubre de 2020, Carrió se descolgó con un contundente “Macri ya fue”.

Por TV, en este caso en La Nación+ (canal que, los que saben de estas cosas, dicen que es propiedad del ex presidente), la líder de la Coalición Cívica admitió: Ahora estoy enojada, pero vaya que lo he bancado. Ahora estoy enojada porque me faltó el respeto, pero soy amiga de Juliana (Awada)”, y agregó sin filtro: “Él ya fue; fue, quieras o no, Marcelo T. de Alvear ya fue… ¿qué más querés?”.

Naturalmente desde el corazón de Juntos por el Cambio salieron a bajarle el tono a este desencuentro. “Ellos tienen una relación sincericida –trataban de parar la pelota ambos entornos-. Se dicen de todo”. Carrió no había blanqueado el por qué de su enojo con el ex presidente. Lo que sí había dicho era “A mí nunca me permitieron con una formación enorme ser presidente de los argentinos; ni el periodismo ni la gente. A él se lo permitieron y nosotros acompañamos y cumplimos mandato porque paramos dos golpes” sin dar ningún otro dato.

La relación había entrado en el plano de las revistas del corazón y los programas de chismes. Tanto que el encargado de develar el motivo del entuerto fue un animal suelto: Ignacio Ortelli. A él, Elisa le concedió el reportaje en el que contó que ella, telefónicamente, le había reclamado más apoyo de parte de los miembros del PRO y que Mauri le contestó que esa era tarea de ella: “Tu única función es denunciar -cuenta durante la entrevista que él le dijo-, es para lo único que servís”. Y agrega para confirmarse: “y entonces le corté el teléfono y después le dije que no le iba a hablar nunca más. Y así va a ser… Para siempre”. Esto lo dice con una cara de dolor, con un rictus de amargura que bien podría merecer un Oscar a la Actriz Secundaria… cosa que la Embajada haría bien en propiciar, si le apeteciese. La escena continúa con una línea típicamente suya: “No quiere decir que no lo quiera… no, no, hay lugares de donde no se vuelve. Porque lo que lo defendí, y lo que me costó hacer la alianza, lo que lo defendí… entonces, hay que tener respeto”. Para el final, la parte de redención del texto. “Lo que no quiere decir que no esté y que no vaya a hacer campaña, porque Juntos por el Cambio es una construcción y una invención bastante personal, y colectiva. Pero bastante personal. Es de la carterita”.

Aplausos. Gentes de pie ovacionando. Espectadores militantes (perdón, ellos los llaman voluntarios);  voluntarios con lágrimas en los ojos. Y Carrió, de espaldas a la cámara, caminando por el parque de su chacra de Exaltación de la Cruz… ¿En qué otro lugar podría vivir Elisa?

El editor, antes de la palabra fin, podría haber citado la línea final del Segundo Sombra: “Y se fue como quien se desangra”. Pero no. Porque en diciembre, menos de un mes más tarde, ya hablaban de nuevo. Mauricio hizo un comentario feliz sobre ella en Twitter y ella, presta y educada lo llamó para agradecerle, dar por cerrado el “malentendido” (si, leyó bien, la ofensa definitiva pasó a ser un malentendido) y, de paso, operarlo para que no se oponga tan terminantemente a la designación de Daniel Rafecas al frente de la Procuración de la Nación. Siempre un canje, un obsequio de reconciliación, una joya más para la corona de la chaqueña porteñizada.

Y muchos llegan a preguntarse por qué Macri gasta tanto en esta socia díscola, más teniendo en cuenta que, pocos días después del reencuentro, Lilita celebró su cumpleaños y entre los 70 invitados (apiñados alrededor de la mesa y sin barbijo) no había ni un “halcón”: sólo “palomas”, algunas bastante conocidas como Horacio Rodríguez Larreta, Alfonso Prat Gay y Mario Barletta. Y casi al unísono, la declaración condicionante de la dirigente retirada que anunciaba un nuevo regreso para ser diputada por la Provincia de Buenos Aires. ¡Carambola, palito y tronera!

Lo que ya se perfilaba ese diciembre, se recicló cuando, a principios de 2021 el debate “PASO sí / PASO no” cobraba forma en el oficialismo y también en la oposición (nótese que la política vernácula en general y estos personajes en particular, siempre hablan de los mismo).

Y otra vez ella pateaba el tablero. Y otra vez lo hacía en una entrevista con Luis Majul en el canal La Nación+… O sea: le pegaba con el periodista más “amigo” del ex presidente en el medio televisivo que se había comprado (aseguran) el ex presidente. La construcción discursiva, entonces, no puede ser tan perversa.

Mauricio Macri me dijo ’¿pero vos eras halcón?’. ’No’, le dije, ’vos te equivocás, yo soy halcón para defender las causas contra la corrupción’. No hay halcones oportunistas, en todo caso hay cotorras oportunistas, los que en el momento de la crisis cacarean y la gente dice ’mirá qué bien, hablan todo el tiempo’, (pero) eluden la responsabilidad por lo que viene”, arrancó Lilita la entrevista ante la mirada atónita de Luisito que no podía creer que lo estuviese usando para eso. “Yo pretendo conducir junto a muchos dirigentes de Juntos por el Cambio una Argentina que no vuelva a tener muertos como en el pasado. Juntos por el Cambio va a resolver sus problemas porque hay un grupo de dirigentes que no son halcones que está a cargo de la responsabilidad de la conducción», agregó.  

Acto seguido, como para que no quede ninguna duda de que ella es parte integrante, constitutiva diríamos, de ese grupo de dirigentes prístinos que no son “halcones” y que van a sacar a la Argentina del pozo, redondeó: “Yo fui una de las que contribuí a decir (al Gobierno) que no tengan tantos frentes. Vamos a postergar las elecciones: a septiembre las primarias, y a noviembre las generales, con la cláusula que yo misma escribí de que las PASO son un derecho público de los partidos y de que esta ley no se puede cambiar por este año” y, con una cara de responsabilidad que lograría que una parte de la población le comprase un auto usado, remató: “Como no va a haber vacunas, no se puede votar en medio del duelo nacional. Creo que nadie lo registra. Hay dos o tres millones de personas que han perdido familiares, amigos. Yo misma he perdido cuatro en la última semana. Hay que respetar eso. No se trata de quién gana el poder, se trata de la Argentina”. Chupate esa mandarina, Mauricio. No se trata de vos, Se trata del país (no se le cae la palabra pueblo ni en joda a Lilita).

Con todo esto, el guión del filme parece avisar que están en tiempo de descuento. Que esto no da para más. Final. Telón. Pero ella siempre encuentra un recoveco. Claro que, casi todos los que ha encontrado últimamente pasan por La Nación+… ¿raro, no?

Otro momento. Día de la Patria. Soleado. Mariana Arias –antaño buena modelo devenida periodista-, ha gestionado la entrevista. En medio de un ida y vuelta tranquilo, casi lacio, al periodista se le ocurre hablar de Mauricio y Lilita se pone cómoda y da una muestra acabada de lo que es el “fuego amigo”. “¿Cómo anda la relación con Macri?”- le pregunta el bisoño presentador.

Ella frunce como si estuviese olfateando la Dinamarca de Hamlet y responde: “Bien… bien… porque en el fondo, saben qué pasa? Yo decidí hace mucho vivir… -se mira las uñas- yo lo quiero, yo vivo sin rencores.. Ustedes que me conocen lo saben. Ni con los que acusé tengo bronca, ni con los que acusé. Y los vi a todos ir presos”.

Los entrevistadores, en realidad, no la conocen un carajo y, entonces, van por donde deben ir estas notas arregladas. “¿Y siente que él la quiere?, preguntan con una empalagosa inocencia digna del personaje de El Principito. “Y -se ríe Carrió de manera tan forzada que ni a ella le sale- una parte de él sí. La parte de él que es Juliana, sí. La parte de él que es Angelici, no”.

“¿Y por qué tendría rencor Mauricio Macri con usted?” se preocupa con sinceridad el periodista y ella contesta “no, no, él no tiene rencor. Siempre tenemos puntos de vista distintos, y viste que los ingenieros no son fáciles. Pero yo no voy a hablar más de los ingenieros, porque mi hermano, que es ingeniero, me dijo que todos sus amigos, que me quieren, le dicen pero por qué habla tan mal de los ingenieros. Y yo le dije, no hermano, cómo explico que es rígido Macri (muchas risas)? Qué querés que haga? Como hago para defenderlo si no digo que es ingeniero? Pero ahora me voy a callar en honor a mi hermano”.

Y en ese momento, LA pregunta y, claro, LA respuesta: “¿Volverías a apoyarlo como presidente?”, Carrió se pone seria. Hace un silencio de un segundo. Niega con la cabeza y dice: “No, no no no… No no no”. Siete veces seguidas lo dice. Como para que no haya dudas. Como para no tener ella misma ninguna vacilación. Alea iacta est. La suerte está echada. Pero, ¿está?.

Mientras termina de escribirse este libro, el casting de candidatos sigue abierto. Como si, por el momento, los que de verdad dirigen el film hubiesen apelado a un desenfoque para que la transición de plano no revele aún el elenco completo: tanto las figuras principales como las de reparto continúan haciendo pruebas de cámara. Algunas ausencias, sin embargo, parecen definitivas…

¿Continuará?

Buenos Aires, 29 de octubre de 2022.

*Licenciado en Letras, escritor, periodista y analista político.

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