La medida de retenciones 0% no recauda ni frena al dólar. Lo que entra por exportación se pesifica y vuelve a salir hacia el blue, empujando la divisa al alza. Es un pésimo negocio para el país. ¿Quién gana? Los pools que especularon guardando soja: ahora venden a mejor precio.
Por Matías Jáuregui*
(para La Tecl@ Eñe)
El lunes, después de que un vocero presidencial anunciara por Twitter la quita de retenciones, en el sector agropecuario arrancamos una semana movida. Por la mañana se hicieron algunos negocios de granos, pero a la tarde los exportadores se retiraron. El miércoles volvió la cotización, aunque con operaciones mínimas: muchos canjes para cancelar insumos, es decir, dólares que entran por una ventanilla y se van por la otra. La lectura es clara: los exportadores esperan una devaluación después de las elecciones. Varios técnicos estimamos un dólar por encima de los $1.700 después de noviembre (1.360 de divisa + 26%).
Lo que hacen los productores
Los pocos productores que aún guardan granos —la mayoría vendió en cosecha— fueron a consultar a su contador cómo liquidar soja, cobrar cheques y volcarlos a una financiera para convertirlos en dólares blue. Todos se refugian en el dólar: algunos hasta compran facturas para achicar Ganancias. El problema es que el pago de la soja se hace a 15 días, pesificado, y nadie sabe cómo va a estar el blue en ese lapso.
Efecto fiscal y financiero
La medida de retenciones 0% no recauda ni frena al dólar. Lo que entra por exportación se pesifica y vuelve a salir hacia el blue, empujando la divisa al alza. Es un pésimo negocio para el país. ¿Quién gana? Los pools que especularon guardando soja: ahora venden a mejor precio (360 USD/tn, en vez de los 266 USD/tn previos).
El arrendatario, desorientado
El productor que alquila campo paga el alquiler en kilos de soja por hectárea. Hoy, con la quita, su alquiler subió un 26%. Pero cuando venda su producción en la cosecha, lo hará un 26% más barato si vuelven las retenciones a la alícuota anterior. Y con la incertidumbre adicional: ¿las retenciones vuelven el 31 de octubre, o antes si se alcanza el cupo de USD 7.000 millones?
La industria, en jaque
Un aceitero me lo resumió bien: “¿qué vamos a prensar en diciembre, enero y febrero?”. Antes había un diferencial de retenciones: los derivados de soja con 24,5% y el grano con 26%. Ese 1,5% sostenía al sector industrial. Con retenciones 0% se van los granos sin procesar al exterior, y la industria local queda desabastecida o debe pagar más caro, encareciendo aceite y derivados.
El ganadero y el mito “populista”
Retenciones 0 % a la ganadería es puro humo electoral. Un animal no se guarda en silo bolsa: se vende cuando está terminado. No se produce carne en veinte días. Y la demanda externa de carne vacuna no es inelástica: aunque quisiéramos exportar más ahora, no hay compradores. En la práctica, el 80% de la carne vacuna y de pollo se consume en el mercado interno. La medida apenas busca calmar reclamos del sector, golpeado por el costo creciente de su alimento en base a maíz, soja y girasol.
Recordemos: una dieta animal es 70-80% maíz y 20-30% concentrado de soja o girasol. Con retenciones 0%, ese grano se va directo al barco. Resultado: suben los costos de feedlot, tambos, granjas avícolas y porcinas. Para colmo, entra carne de Brasil un 30% más barata, empujando al productor local al abismo.
¿Quién paga la cuenta?
Los consumidores y la producción de alimentos básicos. La leche, la carne, los huevos… todos dependen del maíz y la soja como insumo principal. Si el grano se exporta sin retenciones, queda menos para el mercado interno y el precio del alimento animal se dispara. Golpe directo al tambero, al criador de pollos y de cerdos, y al bolsillo de las familias.
Miércoles, 24 de septiembre de 2025.
*Ingeniero Agrónomo y Productor Agropecuario (Tandil)
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