En 2020 la ciudad de Rosario se ha convertido en noticia por una ola de asesinatos que alcanza el número de 44. En los últimos días, en este contexto de violencia y crímenes, fue hallado flotando en el río Paraná un joven de 23 años que había ido a bailar al boliche Ming River House.
Por Manuel Quaranta*
(para La Tecl@ Eñe)
Necrosario
1
nos despertamos una mañana
y la abundancia del río
se había convertido
en abundancia de muerte:
muerte
que abunda,
muerte
que redunda,
muerte
que inunda.
agua y muerte.
jóvenes,
especialmente jóvenes,
jóvenes sujeto,
jóvenes objeto.
“nadie quiere pasar de sujeto a objeto”.
pero pasan.
muertes multiplicadas
como peces espada.
muertes inevitables,
en el desierto que crece.
Carlos Orellano, 23 años.
cala,
su muerte cala,
cala profundo,
cala vecina entre tantas muertes
demasiadas.
2
un fantasma recorre Rosario
es el fantasma de la justicia.
la justicia de hoy reclama venganza.
la venganza llega.
la venganza ceba.
¿quién mata y quién muere?
¿el que mata tiene que morir?
¿el que muere tiene que matar?
Carlos Orellano aparentemente quiso ingresar a un lugar prohibido, un lugar especial, destinado a gente importante, muy importante. Y él no lo era. Por ese motivo su cuerpo amaneció flotando en el río.
en el río marrón.
flota en el río marrón un cuerpo sin vida
y con nombre.
Se llamaba Carlos (podría haberse llamado Daniel o Fernando) y lo asesinaron (entre otras cosas) por equivocarse de lugar. Por ser un desubicado. Carlos quería y creyó que podía. Pero en realidad no, no podía.
siempre afuera, Carlos,
afuera,
del otro lado,
con la esperanza intacta.
3
los guardianes del orden administran,
saturados de goce,
la muerte ajena:
cualquier transgresión debe ser condenada.
son la ley y son la trampa.
un castigado ejemplar,
necesitan un ejemplo:
Carlos.
una condena irreversible:
que aprendan.
que por allí no.
que ese no era el camino.
que está vedado.
que ellos lo cuidan.
que es para otros.
4
la morgue de Rosario rebalsa:
no caben más cuerpos
desbordan de cuerpos,
cabe sólo la muerte.
“—todo esto no viene así nomás
—por qué no?
—no me digas que los vas a contar
—no te parece?”.
corren tiempos aciagos,
tiempos de padres enterrando hijos.
y Sófocles lo sabía,
tenía que saberlo.
los hijos se van
pero no desaparecen.
los cuerpos yacen,
inertes
mojados
golpeados
acribillados.
marcados.
la marca de la muerte.
la merca de la muerte.
5
la estética de lo explicito ha triunfado:
no restos,
cuerpos.
ahora sí hay cadáveres.
Rosario, 28 de febrero de 2020
*Mg. Manuel Quaranta – Profesor Adjunto de Problemática Filosófica – Universidad Nacional de Rosario
1 Comment
Cuánta tristeza en el poema. Cuánta tristeza en la situación. Duele Rosario. No es más la ciudad que dejé hace 20 años. Vuelvo seguido. Estoy cerca pero no es más mí Rosario.