Reseña del libro de Aurora Venturini, Eva, Alfa y Omega y Pogrom del cabecita negra.
Por Yael Noris Ferri*
(para La Tecl@ Eñe)
“La ciencia histórica deberán ejercerla los historiadores y yo soy una escritora que aunque requiera del apoyo de algo acaecido en la realidad, crea fantasiosamente.”
Aurora Venturini
«En el país no debería haber ni demasiado rico ni demasiado pobre”
Aurora Venturini retratando a Eva niña.
“El instante es la eternidad”, escribe Goethe. ¿Será que los recuerdos fugaces pero profundos hacen eternidad?
Miro la portada del libro. La fotografía captura a un grupo de futbolistas y Eva con zapatos de tacos altos y un vestido a lunares, parece abrir el partido, apenas tocando con su pie la pelota. Mi padre tenía un recuerdo recurrente, lo narraba casi en todas las navidades, tenía el nombre de Eva. Era su instante eterno, su mayor sorpresa. La historia transcurre cuando él tenía diez años, en un barrio. El era el único que tenía una pelota de fútbol en toda la manzana. El potrero quedaba cerca. Jugaba con los vecinos a escondidas de mi abuela. Un día los siete pibitos deciden escribirle una carta a Eva. Le piden la vestimenta de un equipo de fútbol, de cualquier color y una pelota de fútbol. Cada uno firma la carta. Juntan monedas y la mandan.
La pelota se estaba gastando y ya todos se habían olvidado de la carta. Su madre, mi abuela, le había jurado que no le compraría ni una más. Una tardecita, mientras se escapaba al potrero los primeros días de diciembre, un camión estacionó en la puerta de la casa esquina donde vivía y preguntaron su nombre, Mi viejo cuenta que tenía la pelota en la mano y le temblaban las piernas. Bajaron cinco cajas, todas decían “Con amor de Eva Perón”. Los amigos llegaron y empezaron a abrirlas, era el sueño de la infancia, el instante. Las cajas tenían remeras y pantalones haciendo juego, y cuatro pelotas de fútbol. No podían creer que la damita les había cumplido el sueño. Mi padre se emocionaba cada vez que lo narraba.
La Narrativa de Aurora vuelve a reeditarse en este ejemplar con sus dos novelas cortas «Eva, Alfa y Omega» y «Pogrom del cabecita negra». En la primera novela del libro encontramos una voz que transmite lo cercano y profundo de una amistad. Aurora no escribe a una Eva de película. Aurora realiza la operación escritural de afectos, el dolor, la soledad, la enfermedad y el amor en Eva como quien lo ha vivido allí a su lado, como su verdadera amiga. ”La dama de la esperanza”, “la presidenta sin sillón”, “Hermanita de los pobres, de los cabecitas negras”, “La abanderada de los pobres”, son algunos de los nombres con los que se dirige a Eva. En fragmentos breves nos trae para estos tiempos la presencia viva de una mujer que en la política se aventuró contra los ricos para abrir un camino de igualdad. Asistimos a la Eva niña, la muchachita que había perdido a su padre, la que declamaba en soledad, la que había vivido en Los Toldos con los mapuches. Aurora escribe: “La niñez de Evita difería de las nuestras. En vez de asistir a clase regularmente se iba a las tolderías con un micrófono que le improvisó Juancito; llevaba dinero, no mucho, pero sueldos que mamá nos asignaba; compraba caramelos, facturas, chocolate para la leche de los pequeños mapuches cuyos padres tenían vacas…”
Personajes fundamentales en la biografía de Eva, dialogan con Aurora. Su hermana Blanca, con quien llora y se confiesan en amistad la ausencia de Eva o transitan una tarde en la Confitería Ideal pensando que a “Perón no le da el cuero”. O su hermano Juan Duarte, quien la trae a Buenos Aires., quién la apoya en la carrera artística en sus primeros pasos como actriz. Su madre Juana, personaje que hace su aparición en el primer capítulo, se encuentra jugando una timba, temiendo que Eva la descubra: Aurora escribe la escena: “La señora es la mamá de Evita Duarte de Perón”, ”Si Evita se entera que venimos de timba, nos mata”. La complicidad con la familia de Eva, la reconstrucción de una memoria viviente, los chistes entre ellas, lo que manifiesta lo femenino que hace lazo en el resplandor de la amistad.
No cabe una sola duda que el relato es de una amiga que la conoce y en ese conocer la retrata. Me detengo en una página que me emociona, porque es un monólogo interior, de coraje y dolor, el monólogo interior de Eva. Transcribo unas líneas: “Señor dale un recreo a mi dolor no lloraré acaso esté pagando alguna deuda para entrar limpita al cielo /cómo será ese sitio? ¿Cómo será mi última hora? permíteme un año más en este mundo porque tengo que hacer una fundación para los ninos, para los ancianos. Mi pueblo está en cadena de oraciones desea tu Buena voluntad”. La autora recuerda en esos momentos de dolor por perder a Eva al poeta José Martí. Quien nombra a Eva como “la niña que murió de amor”. Todo el monólogo es un arte escritural, no posee casi signos de puntuación en la primera página. Aurora juega con las mayúsculas para abrir cada oración.
Al final del libro aparece su segunda novela, Progrom del cabecita negra quien fuese premiado en 1973 por la Municipalidad de La Plata. Progrom narra la historia marginal de Moncho, que a sus veintinueve años, salido de la cárcel y de los institutos inicia una búsqueda a la familia desmembrada que perdió en la infancia. El retrato de un cabecita negra, que aún recuerda la carita de sus hermanos cuando los separaron y llevaron a distintos institutos de menores. La belleza narrativa que nos obsequia Aurora aparece en el fulgurante deseo de transmitir la pobreza desde cerca, el desgarro de los institutos en los que como sabemos cuentan sus biografías ella misma trabajó.
Cierro un minuto el libro, se acerca la moza, una muchacha y me dice: ¡Qué lindo libros tiene! Asombrada la miro, ella toma el de Eva y me cuenta: “A esta señora yo la estudié en Historia, sí, es la que nos ayudó a que las mujeres podamos votar”. Un pensamiento me da esperanza en este enero de tantas incertidumbres.
“¿Te leo flaca?” Sonríe y me susurra: un ratito.
Córdoba, 7 de enero de 2024.
*Psicoanalista en la ciudad de Córdoba. Adherente al C.I.E.C, asociado al Campo Freudiano. Escribe y publica en revistas literarias y de cultura.
2 Comments
Preciosa reseña, nos introduce en la Eva generosa pero tbm en su intimidad familiar. Gracias.
Bello y conmovedor relato. También verídico.,, hay partes que me constan..
Gracias